El sexto continente

El año pasado, de manera casi azarosa, Francisco Wilka se integró a La Manta. Los fundadores del grupo hablan sobre su adaptación e influencia en la agrupación, y él, sobre su experiencia como sexto continente de un planeta que parecía completo pero que se ha agrandado con su toque negro y sus maderas que cantan con voz de mujer.

Eloy Fernando

De entrada, yo hasta podría decir que estoy sumamente agradecido porque es un gran músico y aportó una cosa que refrescó el sonido de La Manta, pero también nuestra visión sobre ciertas cosas e, incluso, también ha aportado bastante a la concepción filosófica del grupo, es curioso porque pareciera que tenemos más tiempo con él. Lo primero es congeniar porque, a lo mejor está mal que lo diga pero he tenido amigos que me dicen yo debería tocar en La Manta porque toco tal cosa, lo analizo y les digo no, no sobrevivirías ni una gira por cómo eres de carácter o por tu forma de pensar que a mí me puede parecer banal o superflua, yo creo que también es importante eso. Creo que Wilka nos ha aportado mucho a todos.

Ramiro

Definitivamente, Wilka ha sido afín a todos nosotros en muchas cosas, de alguna manera nos hemos podido adaptar porque coincidimos con él en muchas cosas que pensamos y sentimos, yo creo que si no fuera así, no se hubiera podido integrar nadie más, es un grupo súper difícil (carcajada general).

Hiram Marcor (Foto tomada de la página del grupo)

Hiram

Yo creo que todos los grupos pasan sus etapas, todos tienen su parte difícil, he escuchado historias que digo qué feo que hayan pasado por eso o que hayan llegado a ese punto, nosotros somos bien explosivos, tenemos un carácter muy fuerte, sin embargo, no hemos cruzado esa línea de respeto, para nada, porque estamos preocupados por otras cosas.
Para mí, lo más importante de Wilka es él como persona, en cuestión de sonido, como han dicho, ha enriquecido bastante al grupo y a mí, personalmente, me pasó muchísimas ideas para tocar diferente y ya empieza a influir en mi sonido, eso es muy importante. La verdad, este año con Wilka ha sido muy importante, y con todos ellos, todos han sido maestros para mí.

Carlos

Todo empezó con una suplencia que hizo el maestro porque nuestro querido amigo Paisa [Manuel López] se nos fue a Argentina y teníamos una presentación entonces todos estábamos así como ¿a quién le hablamos?, hay que hablarle al chaparrito (a Wilka) porque él está bien cabrón.
Le hablamos, tuvo mucha disposición, se aprendió la música y su trabajo fue muy profesional, pero lo más chingón fue lo que pasó en el escenario porque a veces no importa qué tan buen músico seas, aunque seas el más perro de los percusionistas, aunque seas un Giovanni Hidalgo, si no hay química entre los músicos, eso no funciona. Se sintió una química muy chida y yo creo que eso fue algo muy importante para decir va, que entre con nosotros, que se integre.

Eloy Fernando

Yo a veces sentía que me faltaba apoyo en la armonía porque nada más era mi jarana con el bajo soportando todos los acordes, ahora, cuando Wilka está en la percusión, con Manuel hago poliacordes con las jaranas y cuando Manuel está en la percusión, mi juego es con la marimba, entonces se complementa todo perfectamente, aparte él toca tambor de mano y Manuel es un excelente quijadista y toca muy bien el cajón, entonces no se estorban para nada porque hacen cosas distintas y cada uno aporta lo suyo.

Wilka

Yo estoy bien contento, es como cuando eres chiquito y te dicen ya vas a ir a la escuela y vas a tener muchos amiguitos, o vas a ir a una fiesta y ya quieres que llegue ese momento y ya sabes que ahí está pero no ha llegado la hora. Ya conocía a todos en mayor o menor medida pero en el grupo realmente se ha generado una convivencia, para mí, muy, muy valiosa. Primero, porque he conocido grandes amigos con los cuales he podido compartir y aprender muchísimo, eso, yo creo, es el punto más valioso y, obviamente, pensamos que lo que derive de ahí siempre tiene que ser positivo.
También he encontrado maestros, todos son grandes maestros para mí y me ayudan a estarme retando siempre, a mí me gusta retarme pero una parte débil que conozco de mí es que a veces me falta ese ingenio de decir sí, me gusta retarme pero ¿qué hago? o ¿por dónde me voy?, entonces, tener compañeros muy destacados y calificados, cada uno en lo que hace, me alimenta muchísimo.

Francisco Wilka (Foto tomada de la página del grupo)

Entrar al grupo también despertó cosas en mí en el aspecto musical, por ejemplo, estudié la marimba en la escuela pero desde que salí, hace seis o siete años, no había vuelto a tocarla porque me dediqué a la percusión de mano, a la percusión africana y cubana y otras cosas y había dejado la marimba ahí abandonada, son muchos años y horas de estudio pero realmente no le hallaba un sentido en mi vida, o sea, lo que aprendí en escuela no coincidía con la visión que ahora tengo de la música y en La Manta se dio el espacio.
Fue idea de Hiram, de pronto dijo ya está Paisa de vuelta pero nos gusta trabajar juntos, ¿qué puedes hacer en esta rola?, ¿qué puede pasar ahí?, se me ocurrió tocar la marimba y a todos nos llamó la atención y ha sido un proceso, para mí en lo personal, de retomar y desarrollarme en el instrumento, y para el grupo, modificar y tener un nuevo sonido.
Creo que es muy valioso, son muy contadas las propuestas de la música popular o tradicional mexicana que integran la marimba fuera de un contexto del repertorio tradicional de lo que ya conocemos de la música del sureste, que es muy valiosa y muy bonita. En este caso, es una aportación que refresca el panorama.
Y el punto más importante es el equilibrio, yo no soy zurdo (carcajadas generales), ahora sí ya son tres diestros y tres zurdos [Eloy, Ramiro y Manuel son zurdos].

Manuel

Para completar la historia: yo me fui el año pasado por tres meses a Argentina a hacer unas cosas de diseño gráfico, cuando regresé ya estaba Wilka y dos cosas me sorprendieron: una, que no hubo ningún problema para distribuirnos las cosas entre los tres que estamos en la sección de percusión, más bien había cosas que faltaban e intentábamos hacer malabares y con Wilka se puede hacer todo muy fácil.
La otra cosa que me sorprendió fue que regresando yo, a principios de abril, tuvimos dos presentaciones en el Teatro del Estado, un concierto grande y un concierto didáctico para niños, una de las cosas que hemos hecho en La Manta, aparte de la música, es tener un discurso acerca de lo que hace el grupo, tenemos preparadas algunas clases como presentaciones sobre lo que hacemos y esa vez Wilka no participó en el concierto didáctico como el que recién llega a ver qué hace sino que tuvo una participación muy activa, muy integrada y muy con el discurso que nos había costado años establecer, entonces, me parece que llegó justamente al espacio que lo estaba esperando porque traía todo lo que nosotros ya habíamos estado construyendo.
En realidad fue muy orgánico y yo creo que fue por eso que se pudo mantener y que puede seguir aportando, ha sido muy natural y muy fluida la manera en que hemos hecho las cosas desde hace un año.

Eloy Fernando

En los inicios de la banda yo decía ay, no chingues, traemos una quijada, qué padre, me iba a dormir y no dejaba de pensar en la quijada, ahora, lo confieso, me voy a dormir en las noches y digo ay, traemos una marimba, qué chingón. Es muy especial.

El árbol de la esperanza

En un espacio no mayor de 20 metros cuadrados, La Manta ha instalado su cuartel general, mucho más que un salón de ensayos, es un manantial del que brota música, ahí se genera el nuevo repertorio, ahí se entrenan los aprendices y ahí, cada vez más a menudo, 15 o 20 espectadores pueden ir a encontrarse con el sonido en una intimidad casi religiosa, en absoluta comunión con las sonoridades que brotan, ya de La Manta, ya de cualquiera de los grupos invitados.
San Juditas Playhouse se llama el lugar ubicado en el número 144 de la calle Lucio. De eso y de por qué no se presentan en bares o restaurantes, hablan los integrantes de La Manta en esta parte final de la conversación que se realizó precisamente en ese santuario.

Eloy Fernando

En toda la historia de la banda hemos hecho, a lo mucho, tres bares en Xalapa porque así se fueran dando las cosas, no es tanto que nosotros lo hayamos elegido así sino que nos fuimos dando cuenta de que nuestra música no es para ese contexto.

Ramiro

No nos hemos presentado en bares por varias cosas: porque yo creo que para un grupo, o cualquier cosa, es contraproducente ponerlo en un contexto que no es el adecuado, entonces, poner La Manta en un lugar a donde la gente va a comer pizza y no a escuchar música sería un autogol, sería un harakiri y la culpa no sería del restaurante que nos contrata sino nuestra por ir a un lugar que no es para escuchar.

Manuel

Es como vender pizza en la sinfónica (risas).

Ramiro

Sí, es como ir a la sinfónica y que de pronto pasen por las butacas vendiendo cacahuates, pizzas y yogur (risas generales). Hemos tratado de elegir los foros adecuados para presentar al grupo, simplemente es eso, a veces dicen que somos bien sangrones pero no es así.

Eloy Fernando

No es por sangrones, es que creemos que deben estar las condiciones para que la música suceda en los estados que uno desearía pero a veces es bien complicado. En este espacio, además de ser nuestra sala de ensayos, damos conciertos íntimos para 15 o 20 personas, máximo, y a lo único que viene la gente es a sentarse y tener un concierto en la máxima cercanía e intimidad posible con la música, tienes a los ejecutantes a menos de un metro de distancia, según donde te sientes, y no hay engaño alguno, no hay forma de maquillar nada.
Para nosotros es bien especial esto que hemos estado haciendo acá, como dato curioso, en todos los conciertos que hemos tenido ha llegado algún extranjero, no sé por qué pero ha venido gente de España, de Argentina, de Estados Unidos y de Turquía.
En el grueso lugares te venden la bebida y te regalan la música, como si el músico fuera un accesorio o parte del mobiliario, en este espacio, humildemente porque tampoco es el forototote, lo que hacemos es justo lo contrario, te regalamos un café o te regalamos una cerveza pero lo que vienes a consumir es música.
Sé de mucha gente que, antes, acostumbraba llegar a su casa, poner un disco y dedicarle un tiempo, se servía un copa de vino o se preparaba algo o llamaba a su pareja para dedicar a la música un momento que era importante, que era sagrado, que era como va a ver su partido de fútbol el que consume eso pero en estos tiempos, con tanta información que hay en la red, con todo ese bombardeo por todos lados es muy poca la gente que se da el chance de decir voy a escuchar un disco o voy a ir a un lugar en el que me voy a sentar solamente a apreciar lo que va salir de las manos y de las gargantas de esta gente.

Ramiro

Es como ir a la biblioteca, vas a leer, nada más a eso. Aquí la gente viene a escuchar, y no es que no se pueda hablar pero los que vienen no hablan, escuchan atentos.
Le pusimos San Juditas Playhouse porque el año pasado estábamos pasando por una etapa difícil en la que no había trabajo para el grupo, en todo el año casi no tuvimos chamba. Un día me chuté un librito de esos que venden en la central [de autobuses], de esos que son casi para leer en el baño, era un libro de santería cubana y dije también acá en México tenemos nuestro santitos, algunos son iguales, otros no pero ahí están entonces dije me voy a comprar un San Judas para el lugar y compré ese San Juditas que está ahí [está colocado al fondo del salón, en un entrepaño].
La parte del Playhouse viene de un concepto que solamente existe en inglés, como la Minton’s Playhouse que es donde se originó el be bop en los 40. El saxofonista Minton armó ese lugar y ahí se empezaron a juntar los músicos no solamente a dar show sino también a compartir conocimientos. Me late ese concepto porque este lugar no solamente es una sala de ensayos y de conciertos sino que también se dan clases aquí.

Eloy Fernando

Se han presentado Laura Rebolloso, Víctor Díaz «Manox», un cantautor que admiramos mucho e interpretamos música de él; Ramiro presentó su Jazz Suite del Noreste de México y con La Manta hemos estado haciendo por lo menos un concierto al mes pero lo queremos hacer un poco más seguido.

* * *

Muchas gracias, no les quito más su tiempo, ¿alguien quiere decir algo más?, pregunté para cerrar la conversación. ¡Vamos a tocar!, contestaron al unísono y, envídienme, me quedé al ensayo.

PRIMERA PARTE: La siembra
SEGUNDA PARTE: Donde nace el agua



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