Aunque trata de gobernar a golpe de conferencias de prensa y escándalos mediáticos, muchos de los cuales no encuentran sustento para convertirse en exitosos procesos judiciales, queda claro que lo que le falta al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares es poner pie a tierra para hacer trabajos que deben realizarse con la camisa arremangada: negociar incluso con los adversarios políticos para lograr los propósitos de su gobierno.

Por desgracia, lo que hemos visto en tres meses es que Yunes no quiere ensuciarse las manos en diálogos con los otros, y no tiene negociadores eficaces ni en su gobierno ni en el Congreso, donde los diputados panistas son una nulidad vergonzosa. Si los tuviera (y los utilizara) podría tener acercamientos y negociar acuerdos para encarrilar la maquinaria de su gobierno. ¿Qué prefiere hacer en cambio? Acusar a la oposición de los males que se avecinan, sin mover un dedo para que las cosas funcionen.

Tal es el caso de la aún no aprobada reestructuración de la deuda pública, cuyos efectos desastrosos, explicados ayer por el mismo mandatario en su mejor escenario, la conferencia de prensa, ocurrirán no solo por la inútil presencia de los diputados de Morena en el Congreso (imposibilitados por su pastor para actuar en lo local), o por el chantaje de los priistas que, a cambio, piden un endeudamiento imposible para redimir los recursos no entregados a los municipios; también por el mismo Miguel Ángel Yunes Linares, a quien le pesa más ganar la elección municipal y preparar su sucesión el próximo año, que reconocer que puede haber interlocutores válidos, aunque su mejor discurso ha sido actuar en contra de ellos.

Muchas cifras, análisis, acusaciones pero, en ciernes, la posibilidad de no poder reestructurar a modo la deuda pública legada por los ladrones Javier Duarte y Fidel Herrera. ¿Qué pretende el gobernador? Que los veracruzanos odiemos más a los priistas, que empecemos a reprocharle a los Morena, y que le demos los triunfos electorales que tanto anhela para enterrar a la Fidelidad e inaugurar el Yunismo. ¿Cree usted que, con acusarlos, los morenistas echarán atrás una orden directa de su gurú Andrés Manuel López Obrador, también empeñado en ganar en Veracruz? ¿Apostaría a que con nuestro mohín de disgusto tras las acusaciones del gobernador, los priistas llegarán a la próxima sesión a decir que han decidido respaldar la iniciativa? Absolutamente, no. Todo, por desgracia, pasa por lo electoral.

No toda negociación debe ser vergonzosa

Yunes Linares ha aprovechado la conferencia de prensa para señalar la manera en que Duarte lograba acuerdos en el Congreso, comprando a diputados, dando dádivas o presionando, y ha dicho que eso no ocurrirá en su gobierno. Todos lo apoyamos en ese tema; los diputados locales en Veracruz fueron convertidos en dóciles (aunque onerosas) prostitutas que decían sí a todo lo que les ordenaba su proxeneta, a cambio de dinero, negocios fáciles, bienes raíces, permisos o concesiones. Pero no toda negociación ha de orientarse por los mismos senderos.

Un punto que puede ser favorable en los próximos días ha sido su posición respecto a la imposibilidad para reintegrar a ayuntamientos el recurso no otorgado por Duarte pero, al mismo tiempo, su disponibilidad para brindar recursos estatales para terminar obras inconclusas. Ese ha sido un guiño, en medio de una larga lista de improperios contra quienes se han negado a autorizarle su iniciativa.

En efecto, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares aclaró en la conferencia de prensa que la ley de Disciplina Financiera limita que pueda contratar un crédito para pagar los 4 mil millones que debe a los Ayuntamientos de fondos retenidos en 2016, pero añadió que están analizando la posibilidad de apoyar a los municipios para el pago en la conclusión de obras.

Es posible que el acercamiento de Yunes Linares con el visible líder de los alcaldes priistas que han reclamado los recursos retenidos, el alcalde xalapeño Américo Zúñiga Martínez, permita establecer un puente de entendimiento para alcanzar en el Congreso un acuerdo tan necesario como vital para el futuro del estado.

Con quienes nada podrá hacer es con los diputados de Morena. Este miércoles de ceniza, Amado Cruz Malpica, coordinador de la bancada, pidió algo que puede ser solo un distractor para evitar que su partido cargue con las consecuencias de no autorizar la reestructuración de la deuda. Y es que dice que su bancada pide más detalles. “Se tiene que decir a los veracruzanos cuánto se va a reestructurar, con quién se va a reestructurar, cuánto es de la reestructuración; cuando haya esa información, entonces tendremos una discusión seria. Mientras, no hay condiciones”. Lo que no dice el sureño es que muchos de esos detalles solo se pueden obtener si se inicia la reestructuración, y no antes.

Para dimensionar las consecuencias, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares dijo que, de aplicarse las penalizaciones de bancos y del Sistema de Administración Tributario (SAT) por las deudas que tiene el gobierno de Veracruz, se retendrán más de mil 600 millones de pesos mensuales de las participaciones federales que deposita Hacienda Federal, por lo que el Gobierno del Estado sólo contaría con 500 millones de pesos para la operación de las dependencias y los poderes del Estado, lo que generaría una grave crisis social, económica y política en Veracruz. Añadió que el SAT requiere el pago inmediato de 13 mil millones de pesos que se retuvieron a trabajadores pero no se enteraron a la Hacienda federal, mientras que Banobras pide el pago de tres créditos por montos de mil 200 millones, mil 074 y 503 millones de pesos, y está pendiente el pago de 5 mil millones del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) que se deben a Fovissste.

La situación, en efecto, es dramática. Por eso es indispensable que en Veracruz haya gobiernos dialogantes y no meros golpeadores mediáticos.

A vuelapluma: ¿Para qué la Gendarmería?

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