En esta segunda parte de la conversación, Rosalba Pérez Priego nos habla de su formación como docente y de su de su aproximación al idioma francés y a la filosofía.

Día de viento

Día de viento
y ráfagas de sol,
día que abre y cierra
el cielo… y allí
-encubierto- el sol
radiante que aleja
la oscuridad del bosque
y del alma.
(Rosalba Pérez Priego)

Cuando estaba en la Facultad, la carrera tenía un determinado número de créditos semestrales pero tú podías llevar los que se te antojaran de todas las carreras, ahorita me parece que llevan 32 créditos semestrales, mi carta de pasante debe de tener más de 100 porque nos metíamos todo el santo día, yo entraba a filosofía, a historia, a la que se me antojara.
Cuando terminé la carrera el director era Othón Arróniz, dijo que había que hacer una ceremonia especial y la Universidad decidió darnos un diploma como primer egresado de esas carreras. Yo tengo mi diploma de primera egresada (egresada, no titulada) de la Facultad de Letras, el otro que recuerdo fue [Roberto] Bravo Garzón, él egresó de Filosofía, no me acuerdo quienes eran los otros pero éramos cuatro y hubo una ceremonia en el Teatro del Estado donde nos entregaron las cartas de pasante.
Para tener esa carta, había que presentar un examen general, que ya hubiera sido suficiente para titularte, de conocimientos de toda la carrera con cinco sinodales, además teníamos que presentar un examen de dos idiomas vivos, aparte de que habíamos estudiado una lengua muerta, que fue el latín. Como en ese momento mis compañeros, aunque ya habían cubierto todos su créditos, todavía no cubrían todos estos requisitos, por eso fue a mí a la que le dieron el diploma, pero de todos modos éramos unos cuatro o cinco los egresados, muy poquitos.

¿Y tú me lo preguntas?

El maestro [César Rodríguez] Chicharro, Mary Christen y Othón Arróniz daban clase en la prepa Juárez y me dijeron que si tenía deseos de dar clase, ellos me dejaban sus horas. Acepté y por primera vez di una clase de literatura, yo estaba en primero de Letras, o sea que sabía muy poco, había leído pero no es igual. El caso es que di mi primera clase y me gustó muchísimo porque era un seminario y lo hice sobre poesía, hacía solamente una pregunta: ¿qué es la poesía? Todavía tenía muy pocos recursos para explicar pero traté de dar un buen curso y el gusto que me queda de esa primera clase que di es que, hasta la fecha, después de más de 50 años, hay alumnos que me dicen que gracias a eso son lectores, eso ya vale.

Summertime

Como te digo, todo sucedió en el primero y segundo año de Letras. Comenzó la Escuela de Verano y como no había maestros que dieran clase a los estadounidenses, nos llamaron a Ana Mora, a Nancy Herrera, a Gloria Esperón, a Kity Domínguez, a Mafe Domínguez, a Alejandro Domínguez y a mí para que diéramos clase en los cursos de verano. Vino a darnos clase una doctora en enseñanza de idiomas, norteamericana, muy capaz porque en seis meses nos dio los elementos básicos para que pudiéramos enseñar idioma.
Enseñé español elemental durante 20 o 30 años en esa escuela, no tenía vacaciones porque era todo el verano hasta que dije qué estoy haciendo de mi vida (risas) y me fui a pasear. Después de muchos años, Saúl Pabello fue director de los cursos de verano y nos dio una charola de plata.

En ce temps-là la vie était plus belle

Luego comencé a hacerme profesora de prepa y de facultad al mismo tiempo, todavía sin recibirme de Letras. Después de eso me invitaron a dar clases de francés en una prepa de Coatepec y yo dije ¿de francés?, yo había llevado cuatro semestres en la facultad con mi maestro François Lablancherie que tanto recuerdo. Acepté y lo que hice al llegar fue decir: yo soy estudiante de francés, no diría que sé francés, les propongo que estudiemos juntos. Fue un grupo que también recuerdo mucho porque fue muy dispuesto. No estuve muchos semestres ahí pero en ese tiempo aprendí francés, luego me ofrecieron ser profesora de textos franceses en la Facultad de una Historia y di clases de textos de francés a los alumnos de Historia durante 30 años.

Cuatro movimiento

Y DIJO LA MUJER
(O ni tlato)

Cuatro jaguar
cuatro viento
cuatro agua
y ahora
cuatro movimiento.
¿Cuánto dura la vida?
¿De qué nos alimentamos?
¿Cuál es nuestro destino
si no ser devorados
por jaguares hambrientos,
si no ser arrastrados
por el viento huracanado,
si no ser calcinados
por lluvias de fuego,
si no ser arrastrados
por corrientes de aguas
furiosas…?
Y ya aquí, en torbellino
de nubes, cegada de niebla
¿hacia dónde el camino?
(Rosalba Pérez Priego)

Pasando el tiempo, y eso fue por cuestiones que yo no tenía contempladas, entré a la licenciatura de Filosofía y descubrí que eso me completaba en un sentido, me daba un marco, me estructuraba porque generalmente empiezas a adquirir, muy dispersamente, conocimientos, impresiones, lecturas pero la filosofía te estructura. Ahí conocí a uno de esos maestros que agradeces tanto, la maestra Judith Schoenberg, judía norteamericana, combativa, estuvo en la radio en Estados Unidos en tiempos fuertes, apoyó al comunismo y tuvo que salir del país, en fin, una mujer increíble.
En Filosofía es muy común que, cuando alguien quiere saber quién fue fulanito, va y lee lo que dicen de ese fulanito y ella decía no, ¿usted quiere saber quién es Hegel?, se va y lee a Hegel, no va a leer lo que dicen de Hegel. Esa fue una formación fundamental y no vas a creer, hasta la fecha, una de las cosas que hago, como cuando te comes un caramelo o cuando te comes el postre, es sentarme a leer filosofía directamente del autor, lo siento como golosina, increíble. Ella fue la que me enseñó eso, qué mujer, la recuerdo mucho. Nos dio clases fundamentales como la filosofía de la ciencia, la lógica matemática, yo la matemática la había dejado cuando salí de la secundaria y no volví, pues ahí tuve que volver al cálculo de proposiciones, creo que fue muy formativo para mí haber estudiado filosofía.
Luego di clase de filosofía, eventualmente, en la Facultad de Letras pero mi tarea profesional como profesora fue en la Facultad de Historia, dando clases filosóficas: métodos de investigación, estética, filosofía de la historia y cosas así, curiosamente acabé dando más clases de filosofía que de letras.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: El hilo de los sueños
TERCERA PARTE: Agua de navajas lavadas

 

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