Con inusitado vértigo se acercan los primeros tres meses de la actual administración. Y aunque el mandatario veracruzano anunció que rendiría un informe por sus primeros cien días de gobierno, la verdad es que el respetable empieza a popularizar la frase de que “no han puesto ni un foco”.

¿A qué se refiere la expresión? A que parece que el gobierno ha hecho muy poco respecto de sus responsabilidades, y prácticamente nada de acuerdo a lo que ofreció en campaña. Las secretarías de despacho son testigos mudos del excesivo burocratismo, agravado por funcionarios inexpertos y extraviados.

La nota del día sigue siendo la violencia, las deudas y la incapacidad del gobierno para resolver los problemas más urgentes. Vaya, ni siquiera han podido meter a la cárcel a aquéllos ex funcionarios para los que no habría perdón ni olvido. Y cada vez pesa más la idea de justicia y gracia para quienes devolvieron no sé cuánto, no sé cuándo y no sé a quién.

Y cuando la exigencia social aprieta, entonces el mandatario nos regala como distractor un llamado lastimero a la indignación, una perla más del apocalipsis vivido en los últimos doce años. Pero como hemos dicho –y ayer lo confirma un artículo de Reforma- el gobierno yunista denuncia mucho y castiga muy poco.

También este domingo, el Diario de Xalapa, el medio impreso más importante de la capital y que muy pocas veces da espacio a la nota roja en su primera plana, no pudo pasar por alto lo evidente: 7 ejecutados en un día en la entidad, resultado de hechos violentos lo mismo en Xalapa, José Azueta, Jáltipan, Poza Rica o Cosamaloapan. Ello, sin contar los cinco cadáveres localizados este domingo a pie de carretera en Carlos A. Carrillo.

Veracruz vive un episodio de violencia muy similar a los tiempos de los treinta y cinco cadáveres tirados frente a los voladores de Papantla en Boca del Río. La delincuencia organizada y el pillaje común han rebasado por mucho a la autoridad que no atina a frenar esta ola de asesinatos, muchos de ellos, lastimosos feminicidios.

La sola idea de ofrecer una recompensa a quien aporte información sobre los autores de los robos a comercios en Xalapa no habla más que de la desesperación del gobierno estatal. No saben qué hacer, y es evidente que no se trata de un asunto de falta de recursos -porque entonces no habría tal ofrecimiento- sino de una evidente incapacidad de frenar a la delincuencia en la mismísima capital del estado.

¿En verdad entregarán esa recompensa si alguien da el pitazo? ¿De dónde tomarán los recursos? Entonces dinero sí hay pero, ¿no saben cómo utilizarlo? ¿Y si con ese dinero repararan las decenas de cámaras de video vigilancia que se encuentran inservibles? ¿Y los programas de prevención del delito?

La falta de respuestas es consecuencia de nombramientos como el que se dio en el Consejo Estatal de Seguridad Pública, donde en medio de la crisis, mandan a una funcionaria cínica e inexperta –eso sí, con muchas ganas de aprender- a tratar de solucionar un problema del que no tiene la más peregrina idea. Y eso se está volviendo una metástasis gubernamental.

Del mencionado artículo de Reforma, el prestigiado diario capitalino –la peor migraña del gobierno de Javier Duarte- asegura que en Veracruz suman ya más de 300 denuncias contra ex funcionarios por el fraude en quimioterapias y pruebas falsas de VIH, pero que no hay detenidos ni consignados. Eso sin contar las anomalías encontradas en todo el aparato estatal.

Muchos de los responsables hoy buscan cobijo en partidos de oposición o candidaturas ciudadanas para alcanzar alguna presidencia municipal que les otorgue fuero y protección, como es el caso de Pablo Anaya en Poza Riza o de los ex contralores Iván López en Emiliano Zapata o Ricardo García en Pánuco. Al parecer, por el gobierno estatal no hay problema.

Y así podríamos citar el estado catatónico lo mismo de la Secretaría de Gobierno que de la Secretaría de Agricultura –de pena ajena ver al gobernador entregar una plantita de naranjo a un productor en Álamo-, la del Medio Ambiente, Protección Civil, Turismo o Desarrollo Económico. Cualquiera que el lector quiera usar como ejemplo. Nada se sabe de ellos. Sefiplan se cuece aparte ya que ha mostrado una extraordinaria habilidad de escapismo.

Hoy la nota la empiezan a dar los funcionarios y sus amoríos, así como la frivolidad con que asumen su efímero poder político. Como sucedió con los jóvenes duartistas, los jóvenes yunistas empiezan a perder piso. Así, luego de tres meses en los que no han puesto ni un foco… Veracruz sigue en penumbras.

La del estribo…

 

  1. Si los niños fieles y sus testaferros piensan que el ascenso de Murat a la CNOP nacional les allanará el camino para recuperar posiciones en Veracruz, tendrán que enfrentar a sus demonios. La gente no olvida sus nombres ni lo que hicieron.
  2. Más perlas tricolores: 1. Hay de secuestros a secuestros. El del presidente del PRI veracruzano es uno de ellos. 2. ¿Quién es la popular dirigente estatal que aspira a un cargo edilicio en Xalapa que le asegure la catorcena? Y que sea regiduría, no vaya a ser el diablo.
  3. La candidatura de Alejandro Montano quedó amarrada desde hace un par de semanas, cuando con absoluta discreción, se reunió a desayunar en la casa del alcalde Américo Zúñiga. Lo demás fue fácil: nadie la quería.