Para Lorena Martínez Rodríguez, delegada del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Veracruz, en las elecciones municipales del presente año podrá hablarse de un éxito para dicho partido si logra conservar el número de alcaldías, así como el porcentaje de los votos obtenidos en el proceso de 2016, 30.29 por ciento.

La ecuación priista parece simple: se trata de evitar a toda costa que el tricolor se “desfonde”, se desplome y termine rezagado en el tercer lugar de la contienda. Sin  embargo, no es tan sencillo, dada la inercia del voto en contra, el avance que registra el Movimiento de Regeneración Nacional, el factor de un gobernador prófugo de la justicia y, por si fuera poco, el efecto del aumento en el precio de los combustibles.

La ex alcaldesa de Aguascalientes, ex candidata de su partido al gobierno de esa entidad, señala que el proceso local de 2017 no tendrá nada que ver con el registrado en año pasado, sobre todo porque, sostiene, en una elección municipal más que los partidos cuentan los candidatos. En ese contexto, confía en que el PRI tenga la capacidad de postular buenas cartas.

La delegada del CEN del PRI se reunió este miércoles con los periodistas que integran el Grupo de los 10; ante ellos apuntó que llegó a Veracruz, el pasado 6 de enero, con tres objetivos fundamentales: trabajar en el tema de las alianzas con otras fuerzas políticas (al final, se concretó la coalición con el Partido Verde); renovar el Comité Directivo Estatal (quedando en el cargo Renato Alarcón Guevara); y fortalecer al partido con miras a llegar en la mejor condición posible a las campañas. Adicional a esos tres puntos, subrayó, es necesario trabajar en la unidad interna, a fin de que todos los grupos queden representados, incluidos en la toma de decisiones.

Lorena Martínez reconoce la existencia de puntos que podrían considerarse focos rojos para el PRI; señala que uno de ellos se ubica en la zona sur de la entidad (Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan y otros), las zonas petroleras, donde el avance de Morena es evidente. De igual manera, enfatiza que de ninguna manera se puede hablar, de forma anticipada, de una derrota en la capital del estado.

Dice que su partido postulará a candidatos competitivos en los 212 municipios veracruzanos, y que la meta es conservar el número de ayuntamientos, 93, obtenidos en las elecciones de 2013.

Pues bien, al margen de la declaración de la delegada priista, es claro que para cumplir ese objetivo, el primer problema a que se enfrentará el PRI es la pérdida de confianza de los ciudadanos y, por supuesto, la falta de un guía que opere la elección desde Palacio de Gobierno. Recordemos que en Veracruz el tricolor no tiene la experiencia de participar en un proceso electoral como oposición porque, finalmente, se trata de un partido creado por y desde el gobierno.

Así las cosas, el camino para el Revolucionario Institucional se observa cuesta arriba en las municipales del presente año.

La delegada, por cierto, comentó que previo a su nombramiento del 6 de enero, se manejó como una posibilidad que asumiera el mismo cargo partidista en la Ciudad de México; al final, destaca, el partido determinó enviarla a Veracruz, porque esta entidad tiene este año un proceso electoral. Como sea, ambos casos, CdMx y Veracruz, lucen como una misión imposible para el partido que encabeza de manera formal Enrique Ochoa Reza. La diferencia, señala Martínez Rodríguez, es que mientras en lo que antes era el Distrito Federal el PRI está casi muerto, en la tierra veracruzana el partido todavía tiene signos vitales y con una cirugía mayor el asunto podría resolverse.

El problema es que Lorena Martínez podría ser una buena cirujana, pero si el enfermo se encuentra en muy mal estado, es viejo y tiene una mala nutrición; el quirófano está infectado con todo tipo de virus y bacterias; y el anestesiólogo está borracho, el resultado fatal es predecible.

A ver si no nos salen, el próximo 4 de junio por la noche, con que el procedimiento quirúrgico fue un éxito, pero el paciente murió.

Términos médicos en el diagnóstico priista

A propósito del PRI, Lorena Martínez no es la primera dirigente, delegada en este caso, que utiliza términos médicos para referirse a la crisis de su partido. Antes lo hizo el ex presidente del Comité Directivo Estatal, Raúl Ramos Vicarte, quien habló al iniciar el año de la “arterioesclerosis priista” y de la parálisis que se observaba en el partido que en esos días encabezaba en Veracruz Felipe Amadeo Flores Espinosa y actualmente Renato Alarcón Guevara.

El caso es que los padecimientos priistas son sumamente graves y mantienen al partido en terapia intensiva; por eso Ramos Vicarte hablaba de arterioesclerosis, una enfermedad incapacitante; y Lorena Martínez, de la necesidad de una cirugía mayor. @luisromero85