“ Si Donald Trump odia tanto a México, es porque no ha probado los tacos de Marcos” Yo
La historia de César del Ángel Fuentes, líder campesino, charlatán, oportunista, manipulador de la gente del campo, mercenario al servicio de quien le ponga enfrente un manojo de billetes, o como le quieran llamar, ha estado plagada de incidentes violentos, asesinatos, despojos de tierra, invasiones y, lo último, una persecución enfermiza pero bien cobrada en las arcas del estado, por más de doce años, en contra del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, cuya imagen pública ha tratado de dañar por encargo de dos exgobernadores: Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
Teníamos 17 años aquel 20 de agosto de 1967 cuando tuvimos las primeras noticias de este paisano. César del Ángel Fuentes era diputado federal cenecista y como tal fue enviado por la dirigencia nacional de la CNC a defender los derechos de los copreros de Guerrero, que estaban siendo dañados por los empresarios dueños de las fábricas, en contubernio con el gobierno de aquel estado, que se oponían a la elección democrática de un nuevo líder.
Los hechos que trascendieron a la prensa nacional ocurrieron en Acapulco, Guerrero, hechos sumamente graves: fueron asesinadas 38 personas, heridas más de 100 y detenidas 226. De esta manera, el gobernador de ese estado Raymundo Abarca Alarcón, el líder de la Confederación Nacional Campesina, Amador Hernández, y el presidente de la Unión Regional de Productores de Copra del Estado de Guerrero, Jesús Flores Guerrero, enfrentaban la lucha de los campesinos copreros por la democracia interna en la URPCEG y en contra de un impuesto de 13 centavos por kilo de copra, implantado por la administración abarquista.
La matanza estuvo precedida por la detención de líderes cívicos; la eliminación física de José Morales en Zacacoyuca y de Jesús Avilés en Iguala; el asesinato masivo del 18 de mayo en Atoyac de Álvarez, que dio origen a la lucha armada de Lucio Cabañas; el homicidio de 18 campesinos de Tierra Caliente en el mes de julio, y el asesinato el 4 de agosto de Alfredo López Cisneros, alias el Rey Lopitos, famoso dirigente político y de colonos en Acapulco. Dichos acontecimientos aceleraron la radicalización de Genaro Vázquez Rojas, la Asociación Cívica Guerrerense y el Consejo de Autodefensa del Pueblo de Guerrero. El sur se adentraba en la lucha violenta.
En la masacre intervinieron los más famosos pistoleros de la entidad: Constancio Hernández, El Zanatón; Gregorio Chávez, El Animal; Eduardo Radilla, El Niño, y los hermanos Gonzalo, Demetrio, Luis e Isabel Gallardo Solís, así como la Policía Judicial del Estado. Entre los primeros caídos ese fatídico 20 de agosto estaban Alberto Béjar González y Félix Hernández, célebres gatilleros veracruzanos al servicio del diputado federal César del Ángel, asesor y organizador de la disidencia de la URPCEG que encabezaba Julio Berdeja Guzmán.
La masacre estuvo precedida por diversas actividades políticas y sociales. La CNC envió a las costas guerrerenses a Rubén Zuno Arce y Guillermo González Martínez para organizar las elecciones en la URPCEG, que se realizaron el 23 de abril de ese año para suceder al presidente de la Unión Regional, Rosendo Ríos Rodríguez. Se inscribieron tres candidaturas: Jesús Flores Guerrero, Julio Berdeja Guzmán y Lucio Ríos Gutiérrez (afamado acaparador de copra), «ganando» el primer candidato con 1,964 votos de un padrón de alrededor de 15 mil socios. El fraude quedó de manifiesto. La inconformidad se hizo presente de inmediato y una franja considerable de la militancia de la organización decidió separarse de la CNC.
Los disidentes recurrieron a la asesoría de César del Ángel, quien recorrió la zona coprera y visitó más de 100 ejidos, los cuales aceptaron celebrar un congreso de la URPCEG para destituir a Jesús Flores Guerrero, elegir una nueva dirección y suspender el impuesto de 13 centavos por kilogramo de copra, para regresar al anterior impuesto de tres centavos.
La agitación creció tanto en la Costa Grande como en la Costa Chica, por lo que el gobernador guerrerense buscó que Amador Hernández controlara y disciplinara a César del Ángel, lo cual no fue nada complicado. Del Ángel vendió el movimiento, alentó a los copreros inconformes con el fraude electoral de su organización para que marcharan hacia donde los estaban esperando para masacrarlos.
Las acusaciones menudearon contra los líderes oficiales, el gobernador del estado y César del Ángel, pero no se castigó a los responsables de la masacre.
Años después, el señor (Del Ángel) apareció con un grupo de vándalos, campesinos y paisanos de la región de Álamo en el norte del estado de Veracruz, a la que denominaba “Movimiento Nacional de los 400 Pueblos”. Con la bandera de la lucha por la tierra, César del Ángel consiguió del presidente Carlos Salinas de Gortari un apoyo millonario para que lo aplicara en la compra de tierra para sus agremiados y, de esa manera, terminar con la bandera de la injusticia por falta de un pedazo donde sembrar que había inventado el líder. El dinero no lo aplicó en lo que debía ser, lo desapareció al puro estilo de Javier Duarte de Ochoa y, por esa razón, Salinas decide encarcelarlo para lo cual pide al gobernador de Veracruz Dante Delgado Rannauro, que actúe cumpliéndose la orden de inmediato.
Y desde la cárcel de Pacho Viejo, César del Ángel Fuentes denuncia que su detención obedece a la lucha por la tierra, que fue “traicionada” con las reformas del artículo 27 constitucional. Acusa directamente de su caso al exsecretario de Desarrollo Urbano y Ecología y ya candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura, Patricio Chirinos, cuya administración —de ganar— augura, dice, un auge de la impunidad de los ganaderos, a quienes responsabiliza del abigeato, los despojos, el narcotráfico y la violencia en la entidad.
Agrega: “si la alianza con los ganaderos, que otros gobernantes han establecido en forma encubierta, se descara, pienso que no habrá rubores para intensificar la represión. Espero que no haya más detenciones de otros dirigentes campesinos. Si así fuera, se rompería la alianza con el Estado, si es que el gobierno no lo ha hecho ya”.
La detención de César del Ángel se realizó la tarde del domingo 17 de mayo, en la ciudad de México, acusado de los delitos de homicidio, robo, despojo, daños en propiedad ajena, abuso de confianza y abigeato. Otros 12 líderes de la organización fueron detenidos casi simultáneamente en esta entidad. Según la Procuraduría General de Justicia de Veracruz, las órdenes de aprehensión fueron libradas por los juzgados penales de Ozuluama, Tuxpan, Papantla y Misantla A los integrantes del Movimiento Nacional de los 400 Pueblos se les confiscaron, de acuerdo con el comunicado oficial, 15 armas de diverso calibre, entre ellas pistolas, rifles M-1, escopetas calibre 16 y ametralladoras Uzi.
César del Ángel, oriundo de Tuxpan, es licenciado en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido diputado federal por el PRI y el Partido Socialista de los Trabajadores, pero también ha militado en los partidos Mexicano de los Trabajadores, Mexicano Socialista y del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional.
En 1974, cuando surgió el Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, durante una marcha de Tuzamapan a la ciudad de México para resolver problemas de tenencia de la tierra, café, tabaco y caña de azúcar, los campesinos fueron interceptados por soldados en Santa María Apolonia. La marcha se dispersó, los dirigentes fueron encarcelados y César del Ángel estuvo preso en Lecumberri. Poco antes de la visita del papa Juan Pablo II a la entidad, en 1989, el grupo que asesora ocupó el predio La Soledad, en Martínez de la Torre. El saldo fue de varios policías muertos y otros heridos.
A lo anterior falta agregar otros incidentes violentos más protagonizados por este tuxpeño, quien encontró a la gallina de los huevos de oro en la persecución del político de Soledad de Doblado, Miguel Ángel Yunes Linares, encomienda que cumplió y por la que cobró a lo largo de más de doce años, llegando incluso a la agresión física cuando Yunes Linares, en compañía del dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, acudió al Congreso Local cuando ya era Gobernador electo y a pedradas fueron agredidos por las huestes de Del Ángel dejando un saldo de varios heridos, elementos de seguridad del Congreso y daños a los vehículos en los que se trasladaban Anaya y Yunes Linares.
Hoy, el selecto señor está de regreso en el penal de Pacho Viejo, donde es ampliamente conocido, detenido por dos que tres de las docenas de delitos que ha cometido, y gritando lo mismo: Soy un preso político, víctima de la venganza.
Nada más falso que eso. Dice el refrán popular el que se ríe se lleva, César del Ángel Fuentes es un delincuente.
Reflexión
En opinión del ex gobernador Dante Delgado Rannauro, uno de los problemas que tiene el estado de Veracruz es la falta de memoria, ya que las personas que ahora critican a Duarte de Ochoa eran sus seguidores durante sus periodos de gobierno.
“Para que hablamos de ese sujeto si cuando estaba en el gobierno se le dijo que estaba mal, los mismos que lo aplauden como foca son los que ahora lo critican, es parte de la tragedia de Veracruz, es un pueblo de poca memoria”. Escríbanos a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com.mx www.formato7.com/columnistas