Corría el año 2004 y estaban en su apogeo las campañas para gobernador en Veracruz. Por la alianza PRI-PVEM-PRV contendía Fidel Herrera Beltrán; por el PAN iba Gerardo Buganza y por Convergencia, PRD y PT se había postulado Dante Delgado, cuando tronó una bomba.
Televisa dio a conocer un video donde se veía al dueño del Partido Verde, Jorge Emilio González, tratando de cerrar un multimillonario negocio a todas luces chueco.
El escándalo fue tan grande que se pidió cárcel para “El Niño Verde” y la desafiliación de su partido. Priistas de viejo cuño que se habían opuesto a la alianza, exigieron a su candidato que rompiera con el Verde pero el de Nopaltecec los apaciguó con una frase: “Cien mil votos son cien mil votos”.
Al final ganó Fidel y el Partido Verde nunca le dio cien mil votos; de hecho no le dio ni la mitad, pero cada uno de ellos los tuvo que pagar el pueblo de Veracruz con millonadas de pesos que fueron a parar a los bolsillos de Jorge Emilio; al que ni metieron a la cárcel ni le cerraron el partido.
El PRV o Partido Revolucionario Veracruzano, le dio al priista apenas una piscacha de sufragios que también hubo que pagarlos a precio de oro a su presidente y dueño; Manuel Laborde Cruz.
Todos los llamados partidos chicos, absolutamente todos, tienen como común denominador medrar del presupuesto sirviendo de rémoras de los partidos grandes. Ninguno ha ido sólo a una contienda electoral y cuando lo han hecho han perdido el registro.
Aquí en Veracruz el PRV pasó a mejor vida pero en su lugar nació el Partido Alternativa Veracruzana (AVE), fundado por el conocido vividor de la política Alfredo Tress, a instancias de Fidel Herrera.
El AVE fue comparsa del PRI desde su fundación, pero ahora que el tricolor no está en el poder Tress busca desesperadamente amancebarse con quien sea con tal de seguir viviendo del erario. Y es casi seguro que lo logre.
Antes, los dueños de los partiditos tenían la vergüenza de disfrazar sus alianzas: “Vamos con el partido fulano de tal porque existen coincidencias políticas con el nuestro”. Ahora les valen madres los argumentos y lo hacen por puro instinto de sobrevivencia.
En el pasado proceso electoral y ante la indiferencia de Javier Duarte que era quien sostenía a AVE, Alfredo Tress coqueteó con el PAN.
Una mañana se presentó en el café “La Parroquia” de Xalapa junto con el líder estatal del blanquiazul, José de Jesús Mancha y anunció una alianza para competir por la gubernatura. Pero diez minutos después (lo que tardó en cruzar la calle de Enríquez), se tomó una foto con Duarte quien mediante una buena untada de billetes, apaciguó sus ansias de chaquetero y la alianza con el PAN no se concretó.
Tras la tranquiza que le pusieron al tricolor, Alternativa Veracruzana perdió su registro pero Alfredo Tress no se resigna a quedar fuera del presupuesto y acaba de anunciar una posible alianza con el PRD para las elecciones municipales.
Al ver estas alianzas turbias y de a tiro lenonas, uno no se explica por qué el Congreso Federal no interviene y las elimina.
México es el único país donde un partido nace para aliarse con otro.
No es justo que al conque de fortalecer la democracia aparezcan “partidos políticos” que son franquicias familiares o de vivales como Alfredo Tress que no han hecho nada por el país, por la entidad o por los ciudadanos que dicen representar.
Qué vergüenza que de los cuatro partidos llamados grandes sólo uno, Morena, busque agenciarse sus triunfos sin necesidad de llenarle el bolsillo a unos vivales. Y qué vergüenza que los tres restantes: PRI, PAN y PRD tengan que aliarse a unos zánganos en lugar de competir como lo hicieron antaño; sin rémoras.
Por el bien del país, el sistema de competencia debe cambiar. Partido que quiera contender que se registre, pero que vaya solo en las elecciones a fin de evitar que se tiren a la basura miles de millones de pesos que deberían ocuparse en cosas más positivas.