La noticia cundió el lunes 30, preocupante: José Luis Lagunes López, el Secretario Técnico del Consejo Estatal de Seguridad de Veracruz, se había puesto mal, había sufrido un infarto y estaba hospitalizado, en cuidados intensivos.

Su corazón ya le había dado antes un problema mayor, y esta vez no aguantó un segundo accidente vascular.

El martes 31 de enero a las 8:02 de la mañana, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares tuiteó: “José Luis Lagunes fue un gran veracruzano. Me honró con su amistad. Lo vamos a extrañar mucho”.

Las tres afirmaciones de Miguel Ángel sobre su amigo entrañable son verdades de a kilo.

Y sí, primera verdad, don José Luis Lagunes fue un gran veracruzano porque destacó como un profesional del Derecho, y desempeñó con dignidad y honorabilidad los puestos públicos que ocupó.

Se recuerda de él su paso por la Dirección de Prevención y Readaptación Social en la entidad, con Patricio Chirinos como Gobernador y Yunes Linares Secretario de Gobierno, porque humanizó en buen modo la vida prisionera de los reos con programas de empleo que les daban una razón ocupacional y de vida. Ese buen desempeño lo llevó de manera natural a ser Comisionado de Prevención y Readaptación Social en el Gobierno federal, y Subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.

La carrera política de José Luis Lagunes discurrió dignamente siempre cerca de Miguel Ángel Yunes Linares, con el que mantuvo una amistad a prueba de todas las pruebas, airosa en los buenos tiempos y magnífica en las adversidades. Y aquí está la segunda verdad.

Y la tercera verdad -que se reflejará en ese rincón del alma en el que los hombres verdaderos guardan los mejores recuerdos- es que Miguel Ángel Yunes Linares también va a extrañar a uno de sus mejores colaboradores, tanto por su lealtad como por su capacidad profesional; un miembro connotado del más exclusivo círculo rojo del afecto y la confianza.

Dura prueba para un equipo que ha dado tantas batallas el perder a uno de los suyos cuando estaban en la situación más exigente y más gratificante. Difícil trance el de esta tristeza para un gobernante que arrostra las condiciones más difíciles y perentorias de un estado y un Gobierno que fueron devastados por la corrupción sin límites y sin ambages.

Hoy es un día de profunda tristeza para esos amigos que tuvieron que detenerse en la dura brega y soltar una lágrima por el que se adelantó, que era de los mejores, como siempre se le ocurre a la desgracia.

Ya no tendrá oportunidad el ido de ver el resultado final de tanto sacrificio y de tanto esfuerzo, pero pervivirá su ejemplo y su modelo; desde la ausencia, seguirá aportando su recuerdo y será un acicate para sacar lo mejor de todos los miembros del equipo de rescate, cuando sientan que el infortunio los arredra.

Descanse en paz un gran veracruzano, el licenciado José Luis Lagunes López.

Sus amigos no lo olvidarán… en particular, el mejor de ellos.

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