El regreso a Oaxaca, el encuentro con el jazz, el matrimonio carnal y musical, el desamor, el encuentro con una pianista cubana y el retorno a su carrera de solista son los temas de los que habla Ana Díaz en esta segunda parte de la conversación.

Alzo el vuelo

Como la mariposa,
esta noche,
yo también alzo el vuelo
(Esta noche. Ana Díaz)

Estuve en México hasta el 96, cuando terminé mi carrera me titulé y me regresé a Oaxaca y aquí empecé como solista. Cantaba donde me fueran invitando, en la radio conocían un poco mi trabajo porque habíamos venido con Tonalli entonces me decían:
-Oye, es el aniversario de la Asociación Radiofónica Oaxaqueña
-Ah, pues vamos
Me acompañaban amigos guitarristas que conocí por la trova, sobre todo.
Oaxaca ya se ha abierto pero la verdad es una sociedad cerrada, muy conservadora entonces cuando dije voy a dedicarme a la música todo mundo me decía ¿cómo crees?, ¿qué van a decir de ti?, vas acabar cantando en cantinas y el ambiente es terrible, ¿cómo vas a estar entre gente que está ahí fumando y tú cantando?, vas a salir tarde, ¿qué vas a hacer sola a esa hora?, ¿quién va a querer andar con alguien así?, ¿a quién le interesa una mujer que se dedica eso? (risas). Yo creo que somos varias las que pasamos por esa situación, era como si te rebajaras, sobre todo porque yo no estudié académicamente, tal vez hubiera sido distinto si hubiera dicho voy estudiar para chelista, para hacer música clásica o para cantar ópera pero que una mujer anduviera cantando trova en restaurantes o lugares nocturnos no era bien visto. Fue difícil, fue un proceso de ir poco a poco pero sí duro, muy duro.

Bye, bye trova

En el 97 empecé a cantar en un lugar en el que alternábamos con un grupo de jazz y ahí vino el segundo descubrimiento, cuando lo oí dije qué es eso. Yo había escuchado cosas que ponía mi hermano pero eran más metidas con el rock entonces, mi primer acercamiento muy fuerte con el jazz fue en ese lugar que se llamaba La Caracola, aquí en Oaxaca. Fíjate lo que son las cosas, yo había escuchado muchos comentarios de que el jazz y la bossa nova eran música de elevador. Escuché esto y me enteré de que uno de los músicos, Julio García, estaba dando cursos de jazz en el IAGO (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca), del maestro Toledo, en un lugar que se llama El Pochote. Empecé a estudiar jazz y me divorcié totalmente de la trova porque yo era muy radical, dije no, ahora la neta del planeta es el jazz.

Las arenas del reloj

Julio y yo nos enamoramos y nos casamos. Cuando empiezas a estudiar el jazz te abres a mil cosas más, es una cosa maravillosa porque empiezas con el bossa nova, el blues, el mismo rock pero desde otro punto de vista, la música africana, él me enseñó mucho de todas estas cosas y empecé a escuchar muchísimas cantantes de bossa nova, muchísimas cantantes de jazz, mucha música africana, empecé a entender más la música que ya me gustaba, por ejemplo el reggae, el pop en inglés, la música que hizo Paul Simon con los ensambles africanos.
Me había metido a un diplomado en dirección coral, estudie algo de solfeo y se me abrió un mundo increíble. Nos reuníamos en las tardes con otros músicos, escuchábamos cantantes y me decían a ver, ahora inténtalo tú. Fue una época bien fuerte de estudio, bien intensa, de mucho conocimiento. Conocí a [Miguel] Samperio, a músicos que venían de fuera, había mucho movimiento.
Hicimos un dueto que se llamó Reloj de Arena, agarramos canciones que yo ya cantaba de autores como David Haro y algunos otros, las hicimos en formato de bossa y jazz, solo con guitarra y voz, y con ese material grabamos, en el 2002, un disco que se llama Recuerdos.

Un viento nuevo

Siento un viento nuevo
que aún se conduce
hacia tu encuentro
(Siento. Ana Díaz)

Ana Díaz (Foto: David Camacho)

Después la relación ya no funcionó, en el 2003 nos separamos y dejamos a la mitad un disco que se llama La vida que comienza, para ese disco llamamos a otros músicos y metimos canciones mías. Ahí me comencé a arriesgar, porque para mí era un riesgo cantarlas en vivo y ya arregladas, pero el disco se quedó a medias, salió un pequeño tiraje que se agotó. Se grabó en dos partes, una parte en vivo y la otra en estudio, que es la que se iba a vender, pero nunca salió.
El divorcio se dio musicalmente y de pareja, de ahí conocí a una pianista que se llama Nilda Brizuela y con ella empezamos un camino nuevo, totalmente diferente, muy padre, de dos mujeres que están pasando por una situación parecida.
A Oxama [Óscar Javier Martínez, percusionista y periodista cultural] lo conocí desde Reloj de Arena, él estuvo tocando con nosotros, y desde entonces ha sido como mi brazo derecho, es alguien verdaderamente importante en mi carrera, siempre ha sido como coproductor de todo lo que hago. Fuimos a dar un concierto en el marco del Día Internacional de la Mujer entonces dice Oxama oye ¿por qué no graban el concierto y hacen un tiraje? Entonces le hicimos su portada y salió un disco precioso que se llama Nubes de Junio, donde también incluyo canciones mías y también es un formato de canción de autor pero con arreglos de esta extraordinaria cubana. Los arreglos tienen un poco de latin pero por su formación clásica son muy pianísticos. Ese disco lo grabamos en el 2004, en el 2008 grabamos otro que se llama Esta noche, en el que el piano también es protagonista, de todo lo demás puede prescindirse pero sus arreglos son totalmente pianísticos.

Una estela de color

Por las calles empedradas
va una niña caminando,
a su paso va dejando
una estela de color
(Sabina. Ana Díaz)

Después ella se va y yo retomo mi carrera de solista y empiezo un crecimiento muy importante en colaboraciones con otros músicos, estuve trabajando con el maestro Óscar Martínez, pianista. Empiezo a meter más músicos en las presentaciones en vivo, empieza a crecer mucho el proyecto y empiezo, también, a diversificar más mi trabajo y, además, una cosa muy linda es que viene una reconciliación con todos los géneros, ya no estoy peleada con nada (risas), yo digo la canción es lo que vale, no es el género porque, al final, ya no me asumo como cantante de algo sino como cantante y compositora de canciones y puedo hacer lo que quiera, dentro de mis posibilidades, por supuesto.
El jazz solamente lo hice por estudio, yo no puedo decir que soy una cantante de jazz, me acerqué a él, he aprendido y sigo aprendiendo de él pero yo no domino el lenguaje del jazz.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: Deja que quiera como yo sé…
TERCERA PARTE: La ruta de los peces



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