La depresión y la ansiedad generan falta de motivación casi absoluta para realizar actividades que pudieran considerarse simples o comunes, por importantes cambios de comportamiento en quienes lo padecen, generando un progresivo agotamiento físico y mental. Estos cambios de actitud o de comportamiento son una característica del síndrome de Burnout (del inglés “Burn-out” –consumirse-agotarse-calentarse ).

El síndrome de Burnout tiene mayor frecuencia en los trabajos relacionados con atención al público, y provoca deterioro en la producción laboral, ya que llega un momento en que el trabajador se encuentra física y mentalmente incapacitado para desarrollar su trabajo.

Esta patología fue descrita por primera vez en 1969 por H.B. Bradley, y en los setentas Herbert Freudenberger, incorporó el termino Burnout al campo de la psicología laboral. Se ha definido al síndrome de Burnout como un síndrome de cansancio emocional ,despersonalización, que se da en individuos que trabajan en contacto con clientes y usuarios. Los síntomas son similares a los síntomas asociados al estrés laboral como : cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, mal humor, estar a la defensiva, desmotivación, agotamiento mental, falta de energía, deterioro cognitivo, menor rendimiento, afecciones del sistema locomotor, aparición frecuente de dolores musculares y articulares, que se dan como resultado de la tensión generada por el estrés laboral.

Otras alteraciones psicosomáticas (padecimientos transmitidos por la mente al cuerpo), como: problemas gastrointestinales, cardiovasculares, afecciones de la piel, dolores de cabeza o cefaleas, mareos o sensación de mareo, disfunciones sexuales, mayor riesgo de obesidad..Además de los síntomas anteriores, el síndrome de Burnout puede traer consecuencias como : aumento del riesgo de alcoholismo o consumo de drogas..El estrés laboral aumenta el riesgo de conductas perjudiciales, como : alteraciones del sueño, dificultades a la hora de conciliar el sueño, despertares repentinos en varias ocasiones durante la noche. Con los trastornos que ello ocasiona a quien lo sufre..El “síndrome del trabajador quemado” repercute negativamente sobre el sistema inmunológico, haciendo que se sea más propenso a sufrir enfermedades infecciosas.. El síndrome de Burnout se extiende más allá del propio empleado,llegando a afectar a su familia y su entorno social,pudiendo ocasionar importantes pérdidas económicas a las empresas y/o sistemas gubernamentales.

De acuerdo a datos del Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión y la ansiedad cuestan a la economía mundial un billón de dólares al año (US$ 1 billón al año), por el deterioro en la capacidad de producción.

Cada  dólar (US$ 1 ) invertido en la ampliación del tratamiento de la depresión y la ansiedad rinde 4 dólares (US$ 4), en mejora de la salud y la capacidad de trabajo. Los beneficios tanto sanitarios como económicos de la inversión en el tratamiento de las enfermedades mentales más frecuentes en el mundo, aporta argumentos solidos para aumentar las inversiones en servicios de salud mental en todos los países, independientemente de su nivel de ingresos.

Los trastornos mentales están en aumento. Entre 1990 y 2013, el número de personas con depresión o ansiedad a aumentado en cerca de un 50%, de 416 millones a 615 millones (comunicado OMS-Banco Mundial) . Cerca de un 10% de la población mundial esta afectado, y los trastornos mentales representan un 30% de la carga mundial de enfermedad.

Los estudios de cálculo y costo estimados en la ampliación de tratamiento,principalmente el asesoramiento psicosocial y los medicamentos antidepresivos, se eleva a 147,000 millones de dólares (US$ 147,000 millones).

Sin embargo los beneficios al aplicar medidas preventivas y tratamientos, superan ampliamente los costos, con mayor productividad. Se calcula que la mejora de la participación y la productividad laboral en un 5%, supone un beneficio de 399,000 millones de dólares (US$399,000 millones), y la mejora de la salud  otros 310,000 millones de dólares (US$ 310,000 millones).

La salud mental en México no ha sido atendida adecuadamente desde su origen social, individual y comunitario