Este lunes en conferencia de prensa, el gobernador de Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares, soltó una bomba que de ser cierta puede meter en más broncas al prófugo Javier Duarte, pero además, a varios funcionarios, ex funcionarios y trabajadores tanto de la Secretaría de Salud como de otras dependencias.
Yunes Linares dijo contar con información de que a los menores de edad que padecen cáncer les habrían suministrado agua destilada en lugar de quimioterapias.
“Esto es un pecado brutal. Un atentado contra la vida de los niños. Se está terminando de investigar y en su momento se presentarán las denuncias”, agregó.
Si esto resulta cierto, no sólo sería un pecado brutal sino una negligencia criminal contra menores inocentes. Los responsables pueden ser acusados de infanticidio colectivo ya que durante el duartismo varios fallecieron tras recibir las quimioterapias.
Mucho de verdad debe haber en las palabras de MAYL ya que desde 2012 comenzaron los reclamos de menores y sus familiares por la falta de medicamentos.
Una nota fechada el 10 de enero pero del 2013, señala que estos niños y sus familias realizaron una manifestación en la Plaza Lerdo en protesta por la falta de medicinas en el Centro Estatal de Cancerología.
“A gritos y con pancartas, exigieron al gobernador Javier Duarte que ordene la reasignación de fármacos a ese nosocomio, con el fin de que no se interrumpan los tratamientos y quimioterapias a las que están sometidos varios menores”, dice la información.
La nota agrega que desde un mes antes (diciembre) la Secretaría de Salud había dejado sin medicamentos a los pequeños con cáncer. Y el padre de una niña con leucemia, Emanuel Paniagua, dijo que debido a esas carencias se habían registrado cinco muertes infantiles.
Durante el 2016 se multiplicaron las manifestaciones pero Javier Duarte, que ya preparaba su huída, simplemente ignoró los reclamos.
Partía el corazón ver que en lugar de correr tras una pelota y hacer la vida de todo niño normal, los menores con cáncer tuvieran que estar horas bajo el sol o la lluvia pidiendo como limosneros, lo que gobierno estatal debía otorgarles por derecho.
Como consecuencia de esa insensibilidad, muchos de esos niños ya no están con nosotros.
Si en efecto sucedió que les dieron medicamentos adulterados, se necesita ser tener muy mala entraña para engañar así a unos inocentes y a sus familias.
¿Quién sería el alma negra que primero ideó y luego llevó a cabo su diabólico plan de dar gato por liebre a los menores?
¿Quién o quiénes fueron? ¿Cómo se llaman? ¿Estaba enterada la Secretaría de Salud? ¿Por qué esas presuntas medicinas no pasaron por un control de calidad? Y si pasaron ¿quién cometió la infamia de darles el visto bueno? El chaparrito Fernando Benítez Obeso, secretario de Salud en el último tramo del duartismo ¿supo de ese acto criminal?
Estas preguntas y decenas más tendrán que contestar los responsables.
Es un hecho irrefutable que si Javier Duarte está acusado de haberse robado el presupuesto para la salud de los veracruzanos, es por añadidura, presunto cómplice de este asesinato múltiple. Y tendrá que pagar.
Pero detrás de él debe haber más, muchos más que no se tocaron el corazón para cometer ese crimen infame.
Tras el anuncio de Yunes, alguien comentó que no era más que un choro del gobernador.
Por el bien de él espero que no. No tiene ningún sentido soltar una mentira tan grave sabiendo como sabe que se le puede revertir.
Nunca afirmó nada; dijo que tenía conocimiento y que el asunto se está investigando. Acaso lo que molestó es que no se esperara a la conclusión de las investigaciones. Pero es evidente que debe tener pruebas contundentes, de lo contrario jamás hubiera soltado una bomba de esa naturaleza.
En caso de que las investigaciones confirmen la aseveración del gobernador, estaríamos hablando de un crimen deleznable que se cometió con total premeditación, alevosía y ventaja.
Y quienes lo cometieron deben pagar. Ahora sí deben pagar.