Si de última hora no se da un giro de 180 grados, entonces el ex diputado federal xalapeño Silvio Lagos Galindo llegaría a la presidencia del CDE del PRI; Lorena Piñón sustituiría a la diputada local Regina Vázquez Saut en la Secretaría General, y Marco Antonio del Ángel Arroyo, hijo de César del Ángel Fuentes, líder del Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, sería promovido a la Secretaría Técnica del Consejo Político Estatal del tricolor.
Esa, al menos, sería la versión que este lunes el propio Del Ángel Arroyo, ex diputado local plurinominal, habría difundido entre sus allegados.
De confirmarse estos nombramientos, todo haría suponer que, en efecto, entre el senador Pepe Yunes Zorrilla y el grupo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán habría una alianza si no formal, sí de facto para rescatar y relanzar al PRI en el proceso electoral municipal de junio próximo y, sobre todo, para la sucesión presidencial y gubernamental de Veracruz en el 2018, lo que el legislador nativo de Perote y sus operadores políticos más cercanos han pretendido desmentir desde la renuncia del ex dirigente Amadeo Flores Espinosa.
Es natural que Pepe Yunes pretenda desmarcarse del satanizado ex gobernador y actual cónsul en Barcelona, pues jamás olvidará que Herrera Beltrán lo sacrificó en la elección federal de 2006 para pagarle una factura política al ex candidato de la alianza PRD-PT-Convergencia a la senaduría, Dante Delgado Rannauro, por haberle levantado la mano en la polémica sucesión estatal de 2004 –elección que el ex abanderado del PAN a la gubernatura, Gerardo Buganza Salmerón, asegura haber ganado–; sin embargo, lo que Yunes Zorrilla no puede ni debe soslayar es que más allá de sus fobias o filias personales está el proyecto sucesorio nacional de 2018, en el que su amigo y cabeza de grupo, Luis Videgaray, se acaba de reinsertar luego de que el presidente Enrique Peña Nieto lo reincorporó a su gabinete como secretario de Relaciones Exteriores, presionado por el inesperado triunfo electoral del republicano Donald Trump, quien este viernes 20 asumirá la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica.
Así, pues, aunque para deslindarse de Fidel Herrera el senador peroteño ha pedido públicamente que el CEN del PRI investigue si el ex gobernador maniobró para presionar la renuncia de Flores Espinosa a la dirigencia estatal del partido tricolor, lo cierto es que Pepe Yunes debió tener información de primera mano ya que el fin de semana anterior a la dimisión de Amadeo fue arropado en la cabecera municipal de Alamo-Temapache por cientos de militantes del Movimiento Nacional de los 400 Pueblos, un evento multitudinario en el que además de Marco Antonio del Ángel estuvo también Lorena Piñón, a la que la secretaria general de CDE del PRI, Regina Vázquez Saut, señaló ante los medios de comunicación de ser la “mandadera” de los diputados federales Erick Lagos Hernández y Jorge Carvallo Delfín, ambos incondicionales de Herrera Beltrán, en cuyo mandato alternaron el cargo de secretario particular.
Y es que Piñón, Del Ángel y el ex diputado local Edgar Díaz Fuentes, ex dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias de la CNC –central campesina en la que fue impuesto por Lagos Hernández, para lo cual tuvieron que intimidar con un aparente asalto a su casa a la ex dirigente Bertha Hernández Rodríguez, quien se resistía a entregar la organización cenecista–, fueron quienes estuvieron impugnando mediática y jurídicamente la dirigencia de Flores Espinosa, descalificando inclusive al Tribunal Electoral de Veracruz y acusando al ex candidato a gobernador Héctor Yunes Landa de haber presionado al magistrado presidente Roberto Eduardo Sigala Aguilar para que el caso se le turnara y lo resolviera directamente el CEN del PRI.
La importancia del PRI veracruzano en el juego sucesorio estatal y nacional de 2018 la evidenció precisamente la intromisión del ex gobernador de Oaxaca, José Murat Casab, quien el pasado viernes 6 de enero encabezó a los fidelistas que le exigieron al dirigente nacional Enrique Ochoa Reza la salida de Amadeo Flores, con quien Murat tuvo fuertes discrepancias en la elección del gobernador Javier Duarte, en 2010.
Durante las administraciones de Herrera y de Duarte de Ochoa, el priista oaxaqueño recibió múltiples y jugosos contratos de obra pública y cobró como asesor.
Murat Casab es muy cercano al presidente Peña Nieto y a Luis Videgaray, el presidenciable canciller a cuyo grupo pertenecen el dirigente del CEN del PRI, Enrique Ochoa, y Pepe Yunes, motivo por el que otros aspirantes a la dirigencia priista en Veracruz buscaron al senador para pedirle su apoyo que ya le habría otorgado a Lagos Galindo, ex protegido de la señora Rosa Borunda de Herrera.
Y es que Murat fue coordinador ejecutivo del Consejo Rector del Pacto por México, que fue firmado el 2 de diciembre de 2012. Por eso su hijo, Alejandro Murat Hinojosa, fue designado director general del Infonavit y luego postulado a la gubernatura de Oaxaca, una de las cinco que a duras penas pudo ganar el PRI en 2016. Como titular del Infonavit, Murat Hinojosa coincidió en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano con Silvio Lagos, quien ocupaba la Dirección General de Rescate de Espacios Públicos de la SEDATU, lo que hace presuponer que Lagos Galindo recibiría como dirigente priista fuertes apoyos del mandatario vecino. Pero de llegar al CDE del PRI, Silvio también debió contar con la aprobación de Pepe Yunes, cuyas familias paternas mantienen una cercanía desde al menos siete sexenios atrás.