Mientras el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares cumple, este jueves 30, un año al frente del gobierno de Veracruz y se apresta a presentarse ante los diputados del Congreso local para tratar de precisar qué ha hecho, qué ha logrado y, nos imaginamos, qué tiene en mente para su segundo y último año como mandatario, los veracruzanos han aprendido a dejar a un lado la política, a concentrarse en ganarse precariamente la vida, a evitar perderla tan fácilmente como se ha vuelto costumbre en un estado asolado por los grupos criminales y a no caer en el maremágnum de cifras sobre el robo del siglo encabezado por Javier Duarte con que el actual gobierno intenta ocultar su casi nula contribución al desarrollo económico, social y político de la entidad.

Con la comparecencia, este miércoles 29 ante le Comisión de Gobernación del Congreso, del Coordinador General de Comunicación Social, Elías Assad Danini, concluyó un insano ejercicio de pérdida de tiempo, en que los funcionarios del gabinete debían ampliar y precisar información sobre lo realizado en sus áreas de competencia en el último año, y los diputados, escarbar, hurgar, cuestionar sobre aquellos aspectos ocultos o complejos que hubiera dejado pendientes el titular del Ejecutivo tanto en su informe escrito como en su mensaje del pasado 15 de noviembre. Ninguno de estos dos imperativos se logró.

Aunque hubo un esfuerzo importante de los diputados de Morena, en particular de la diputada por Xalapa Daniela Griego Ceballos, por obligar a los funcionarios a ser más claros sobre las acciones emprendidas en sus dependencias, la complicidad de los diputados del PAN y el PRD, a los que se unieron gozosos los del PRI y los de esa extraña bancada, Unidos por Veracruz, que une con hilo de mala calidad retazos de segunda o tercera mano, permitió que la mayoría de los Secretarios de despacho, con la sola excepción del Secretario de Salud, Irán Suárez Villa, se valieran de información sobre los montos multimillonarios defraudados por sus antecesores del gobierno duartista y supuestas denuncias ministeriales que no han tenido como efecto el encarcelamiento o la devolución de lo robado, para ocultar tras una cortina de humo lo que no realizaron.

En efecto, mucho ruido y pocas nueces. Como el mismo gobernador Miguel Ángel Yunes Linares hizo en su mensaje del pasado 15, los comparecientes prácticamente se dedicaron a informar de los recursos desviados durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, las denuncias presentadas ante la Fiscalía en contra de funcionarios y, como en el caso del responsable de Comunicación Social, a referir los recursos ejercidos en actividades suntuarias, como la erogación en los seis años de la anterior administración de 13 mil millones de pesos supuestamente destinados a acciones de comunicación social, sin señalar si la investigación realizada alcanzó a detectar cuánto de ese monto no llegó a los medios de comunicación sino que se pagó a empresas fantasma para trasladarla a cuentas particulares del anterior gobernador, su familia y sus cómplices cercanos.

En total, se han presentado más de 150 denuncias penales contra exfuncionarios, lo que no se ha traducido en una importante recuperación de bienes o reintegro de fondos, y tampoco en el encarcelamiento de los culpables; los pocos que están tras las rejas, gracias a la endeble formulación de las acusaciones por parte de la Fiscalía General del Estado, están en un tris de salir de prisión para gozar de todo lo robado a los veracruzanos. Con ello, el gobierno pan-perredista habrá perdido una más de sus banderas distintivas, luego de que el crecimiento inusitado de la violencia criminal ha dado con la puerta en los dedos al gobernador experto en seguridad.

Ya veremos si la misma tendencia sigue Miguel Ángel Yunes Linares este jueves, cuando –a petición suya– volverá al Congreso local, ya no en calidad de estrella única e intocable como el pasado 15, sino en teoría para recibir los cuestionamientos de los diputados locales de todas las fracciones parlamentarias, si deciden acudir los de Morena, e informa con precisión para disipar dudas, en lugar de regañar a los diputados como normalmente lo hace con los reporteros que le hacen cuestionamientos incómodos.

Por supuesto que no se abrirá mucho el micrófono. El gobernador Yunes tendrá 30 minutos para lucirse con un mensaje sin contratiempos en reunión ordinaria del Congreso, para dar paso a una ronda de intervenciones, una por cada una de las fracciones parlamentarias, para cuestionar al mandatario, sin que haya una segunda ronda de preguntas y respuestas. Un diputado por cada una de las fracciones (PAN, Morena, PRI, Juntos por Veracruz, PRD y Nueva Alianza) podrá intervenir por 10 minutos, teniendo el mismo tiempo el gobernador para contestar.

La sesión comenzará a las 10:00 horas: 30 minutos de discurso unipersonal, 60 minutos de preguntas y 60 minutos de respuesta; en total, los diputados dispondrán de una hora, mientras que el gobernador podrá hacer uso de la voz por una hora y 30 minutos.

 

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