Por todos los rumbos de la entidad afloran edificaciones de apariencia sólida, bien proyectadas, con claras necesidades qué satisfacer, levantadas en terrenos donados por pobladores o tomados de las reservas territoriales del estado o los municipios, que permanecen abandonadas, saqueadas, olvidadas, convertidas en monumentos a la barbarie: son clínicas y hospitales inconclusos de los gobiernos de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
El más célebre, tanto como el puente 843 que techa un tramo de la autopista Cardel-Veracruz construido por Fidel y que no viene ni va a ninguna parte, es el hospital de Nautla.
Hace tiempo que le robaron la tubería y el mobiliario sanitario, pero en los días finales de su gobierno, Fidel fue a inaugurarlo y la gente quedó impresionada con su equipamiento. El senador Héctor Yunes, que era subsecretario de Gobierno, dijo el año pasado que hasta ganas le habían dado de enfermarse para ser atendido en el moderno nosocomio. Por la noche le hablaron los nautecos; todo el equipamiento estaba siendo retirado. Yunes Landa les recomendó llamar a la policía, pero le respondieron que quienes hacían el saqueo eran policías.
Todo el equipamiento fue a dar a otro cascarón que pronto inauguraría Fidel Herrera como otro nuevo hospital construido por su gobierno. Es la fecha en que ninguno presta servicios, y ahí siguen las sórdidas paredes, descarapelándose bajo el sol del trópico o bajo los efectos del frío de la montaña.
Hace poco, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares visitó la sierra de Zongolica; en San Andrés Tenejapa, dijo que una parte de los mil 250 millones de pesos recuperados al prófugo Javier Duarte y sus prestanombres se destinarán al Hospital Regional de Río Blanco, a la construcción del que está comprometido en Soledad Atzompa y a la reconstrucción de otros centros hospitalarios, particularmente en zonas marginadas.
Se refería a una parte de la lista de nosocomios y clínicas que se quedaron a medias o simplemente solo muestran la primera piedra, porque lo demás se lo robó el ahora prófugo de la justicia.
La Torre Pediátrica, ¿será geriátrica?
Tras siete años de construcción y ya más de dos gobiernos sucesivos, la Torre Pediátrica en el Puerto de Veracruz amenaza con convertirse en Torre Geriátrica. Los niños que ahí debían nacer con todos los cuidados médicos tendrán un hospital recién inaugurado cuando requieran servicios geriátricos especializados.
La lentitud en su terminación es más que evidente, al momento está cumpliendo ocho años de haberse iniciado su construcción y tres de que no se le pone siquiera un cucharazo de cemento o cal.
Nacido en las entrañas del sexenio de Fidel Herrera Beltrán, en 2008, este proyecto sólo sirvió para decorar las primeras planas de todos los periódicos estatales con fotos sobre la puesta de la primera piedra y un discurso relacionado con el enorme impulso que su gobierno daba a la salud de los veracruzanos.
Sumada a la lentitud y enormes contrariedades financieras que ha tenido otra de las ‘grandes obras’ de la Fidelidad, el Túnel Sumergido de Coatzacoalcos, la Torre Pediátrica lleva apenas un avance del 60 por ciento.
El proyecto de la Torre Pediátrica se lanzó con un presupuesto de 275 millones de pesos, para erigirse en una superficie de más de 13 mil metros cuadrados, al lado del Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz.
Se anunció que en el edificio de 11 pisos se otorgarían servicios de especialidades básicas y subespecialidades como nefrología, oncología clínica y quirúrgica, inhaloterapia, ortopedia, cirugía, terapia intensiva, cuidados intensivos e intermedios neonatal y pediátrico, cardiología y odontopediatría. Para ello, contaría con 120 camas, seis quirófanos y un área de urgencias.
La promesa de Fidel Herrera Beltrán fue que el moderno centro hospitalario empezaría a dar servicios a principios de 2011, todavía en su gestión, pero debió heredarlo –junto con una de las deudas más criminales por parte de un gobierno estatal– a Javier Duarte. Originalmente, el gobierno de Fidel Herrera dispuso de 193 millones de pesos aportados por el gobierno federal, pero no parecieron ser suficientes para una administración que se caracterizó por el uso discrecional de los dineros públicos.
A mediados de 2013, ya avanzado el gobierno de Javier Duarte, el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) revisó el ejercicio de los últimos 77.6 millones de pesos destinados a dos proyectos de la torre: uno por 66.9 y otro por 10.7 millones, este último para la terminación de la Torre Pediátrica, pero detectó que la obra seguía inconclusa: faltaban trabajos de suministro y colocación de plafones y tuberías para diferentes tipos de gases e instalaciones eléctricas del sexto al octavo nivel, y que del noveno al undécimo solo se encontraba colocada la estructura metálica.
¿Qué es lo que pasó? ¿Por qué se ejercieron los recursos federales destinados a tan importante centro médico pero las dependencias estatales no se dieron cuenta de que las cosas no habían avanzado, al punto de que solo se había logrado el 60 por ciento del proyecto? Según el dictamen del Orfis, los funcionarios responsables de la obra omitieron comprobar la documentación y aplicar las sanciones a las empresas constructoras por incumplimiento. La anterior Legislatura local, por cierto, nunca emitió dictamen alguno para sancionar a los funcionarios responsables del retraso de la obra ni de posibles desvíos de recursos.
Dos gobernadores le fallaron a Veracruz
El Secretario de Salud del gobierno anterior, Fernando Benítez Obeso, afirmó en 2015 que no sería sino hasta 2016 cuando se reemprenderían los trabajos para concluir el centro hospitalario.
Nada de eso ocurrió. El desenfrenado robo de recursos públicos, particularmente los destinados al rubro de salud, tuvo tintes de escándalo. El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ha declarado que Veracruz vive una crisis humanitaria; las clínicas y centros de salud tienen en menos de la quinta parte su existencia de medicamentos y carecen de equipamiento e instrumental médico adecuado.
El director de Atención Médica de la Secretaría de Salud, Gabriel Riande Juárez, informó que la actual administración buscará que comiencen a operar los primeros cinco pisos de la Torre Pediátrica debido a que son los que se encuentran en mejores condiciones.
Señaló que estos comenzarían operación mientras que el resto de la Torre todavía se analiza lo que sucederá y si podrá ser culminada. “A ver de qué manera lo que ya hay podemos echarlo a andar y lo que falta que son los pisos del sexto para arriba, seguiríamos después tratando de levantarlos”, indicó.
En enero de 2013, el anterior gobernador Javier Duarte se refirió por primera vez al rezago en la obra y prometió que iniciaría su funcionamiento “parcialmente” en julio de ese año, cosa que no ocurrió por supuesto, porque los apremios financieros provocados por el mayor hurto de la historia impidieron la realización de más trabajos de construcción.
Un descanso
Para descansar autor y lectores, esta columna volverá a aparecer hasta el próximo lunes 2 de enero de 2017. Espero contar entonces con su preferencia.
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