Entrevisté a Francisco Mela por primera vez en el Festival Internacional JazzUV del año 2009, recuerdo que le pregunté si alguna vez saldría un Antonio Sánchez de aquí y me dijo ya los hay, Emiliano Coronel tiene 17 años y mira cómo está tocando, lo único que falta es más promoción, pero ya hay músicos así en Xalapa.
En ese festival, Emiliano tocó con el cuarteto del propio Mela, con el cuarteto de Alonso Blanco en el que estaba, como invitado, Stantawn Kendrick y en el Proyecto Latino Jazzuv que dirigía Miguel Cruz.
Con el paso de los años lo vi, en los festivales, tocar al lado de Jack DeJohnette, Dave Kikoski, David Sánchez, Giovanni Hidalgo, Ilán Bar-Lavi, Jason Palmer, Grace Kelly, Nir Felder y muchos más.
Conocí su grupo ERA Trío, fui a la presentación de su primer disco y más recientemente lo he visto en el trío de Édgar Dorantes, su crecimiento ha sido vertiginoso, en pocos años se ha convertido en uno de los bajistas más destacados de la escena nacional.
Hace unos meses platiqué con su hermano Vladimir (ver: Eu sei que eu vou tocar │ Vladimir Coronel / I) y me comentó que la carrera de ambos comenzó en el grupo de música folclórica de su padre y que Emiliano aprendió a leer notas antes que letras.
Emiliano nos narra su propia versión de esa infancia compartida y el desarrollo de su carrera.

Intro

La música, como bien lo mencionaba Vladi [Vladimir Coronel, su hermano], siempre estaba en casa. Mis papás escuchaban son cubano, son jarocho, escuchaban mucha música; mis tías cantaban, mis primos tenían grupos de rock y grupos de música andina, yo siempre vi a mis primos ensayando y a mi papá ensayando con su grupo Contrapunto.
Siempre estuve en contacto con la música, desde muy chiquito, como a los tres o cuatro años, ya estaba al lado de mi papá en el ensayo con una guitarrita de la feria. Cuando yo iba a cumplir cinco años, como en 96-97, mi papá fue Director de Cultura de Zacatepec, pidió apoyo, compró instrumentos, trombones, trompetas, etc. y formó una orquesta filarmónica infantil y nos metió a mi hermano y a mí. Yo agarré la trompeta, no porque me gustara sino porque ahí repartían los instrumentos y me tocó la trompeta.

Pocket trumpeter

Empecé con la trompeta los cinco años, yo estaba en el kínder, todavía no sabía escribir, hacía garabatos, escribía la «a» y la «e» pero no palabras. Había un maestro que nos daba solfeo, con él aprendí a leer y escribir música. En mis exámenes de música siempre sacaba cero porque eran escritos y yo no podía leerlos, solamente ponía garabatos. Yo sabía qué nota era más grave y qué nota era más aguda, ya sabía hacer las bolitas en el pentagrama y ya sabía hacer corcheas y negras pero no podía escribir letras y algo chistoso es que me decían sacaste 10 y yo me ilusionaba pero en realidad era cero. Cuando entré a la primaria y aprendí a leer y escribir palabras, ya tenía unos seis meses estudiando música, ya sabía leer y escribir música y ya sabía tocar la trompeta.
Comencé tocando música popular, tenía una trompeta pocket (allá le dicen cornetín), es difícil para un niño pero sí le sacaba sonido, no me iba mal, en la orquesta había chavos de 20- 21 años y yo era el chavito. Me gustó la trompeta, seguí con la música y la lectura, tocaba la trompeta con la filarmónica, y con el grupo de mi papá, que era de folclor, tocaba la jarana, la quijada y cantaba los pregones.

Children’s Songs

En esta dinámica fueron como tres o cuatro años, como a los siete me metieron al Centro Morelense de las Artes a estudiar trompeta. Ahí es un poco más completa la educación musical, estudiaba métodos de trompeta clásica, entrenamiento auditivo, solfeo y música de cámara. Terminé todos los cursos preparatorios y propedéuticos a los 10 años, a la par, seguía tocando música folclórica con mi papá.
Como los 10 años me lastimé un poco el labio y empecé a sentir cosas raras con la trompeta, como que vi que la cosa ya no iba por ahí. En el grupo de mi papá había un bajista para las chilenas de la costa chica, ya no pudo ir o dejó el bajo en la casa, lo agarré y me gustó, yo no sabía nada de bajo pero, por la jarana, me imaginaba donde estaban las notas y empecé a tocarlo por intuición.
También me gustaba mucho la batería y la percusión y Vladi tocaba piano, teníamos un grupo de cumbias donde él tocaba piano y yo tocaba la batería y cantaba. Al mismo tiempo hice mi primer grupito de jazz, Vladi tocaba el piano, Santiago Ortiz la batería, Hugo Carvajal las congas y yo tocaba el bajo.

Bass Prelude

Le moví poquito a todo y después me clavé con el bajo, cuando empecé le dijeron a mis papás si su hijo quiere estudiar bajo, tiene que estudiar contrabajo también, entonces me metieron a estudiar contrabajo en el Centro Morelense de las Artes.

Emiliano Coronel (Foto tomada de su cuenta de Facebook)

Mi maestro, Mario Agüero (egresado de la Universidad Veracruzana), me enseñaba cosas del arco y de la técnica, yo estaba chiquito y me subían un banquito para que tocara el contrabajo. Estudié tres años con él y cuando tenía 11 o 12 años me dijo:
-¿Sabes qué?, te recomiendo que te vayas a Xalapa, yo estudié de allá, es una buena escuela, te va a recibir el maestro polaco Andrés Dechnik
-Bueno, pues le voy a decir a mis papás.
Mi papá me dijo:
-Mejor estudia en el DF porque nos queda cerca de Morelos, Xalapa está lejos, no tenemos familia, no hay nada que hacer en Xalapa
-No, mi maestro dice que Xalapa es la onda y tiene que ser en Xalapa
Mis papás no estaban muy a gusto con la idea pero sí querían apoyarme con la música, solamente querían la mejor opción, tanto para ellos como para mí, y esa era el DF.

Vete de mí, será en tu vida lo mejor…

Cuando cumplí los 13 años entré a la secundaria, fui una semana o dos y no me gustó, le dije a mis papás:
-Ya no quiero ir, lo que yo quiero es estudiar música
Se alarmaron, dijeron este ya se descarrió pero me apoyaron:
-Bueno, vamos a Xalapa a ver qué onda, si sales bien en tu examen y quedas en la Universidad, te vas a estudiar allá.
Chequé la página de Internet de la Facultad de Música, vi las fechas de audición. Mi hermano no se quería venir porque tenía una novia y se quería quedar allá, yo era el único necio que quería venir a Xalapa, pero finalmente se convenció. Vinimos a hacer el examen de admisión, yo quedé y él no, le faltó un lugar entonces dijimos nos venimos, Vladi entra de oyente y yo entro a la carrera y así lo hicimos.

(CONTINÚA)

SEGUNDA PARTE: En el jazz la vida es más sabrosa
TERCERA PARTE: Mi camino



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