Bien dice la frase “pedir no empobrece”, y más pobre no puede estar Veracruz. A unas horas de cumplirse una cita con la historia política del estado, la sociedad sigue inmersa en una incertidumbre que ha sido razón para cierres de vialidades, de oficinas, quemazones, amenazas de inmolación; las voces hartas vienen y van, desde los trabajadores del primer círculo de apoyo al prófugo Javier Duarte hasta tortilleros, pasando por empresarios que bloquean el tráfico con sus camionetas Audi.
En la otra cara de la moneda está el grueso del electorado que eligió a Miguel Ángel Yunes Linares, muchos por castigo al PRI y muchos por considerarlo el único con los pantalones para poder cebar una bomba molotov con la mecha encendida; veracruzanas y veracruzanos que fincan su futuro en la esperanza, pero de esperanza no se mata el hambre ni se saldan las deudas, tampoco se asegura un puesto en la chamba.
El daño histórico a la economía y a la seguridad se palpa de arriba abajo, en familias, mujeres, niños, adultos mayores, sector privado y público. Revertir el efecto es una labor que será titánica y requiere una gran habilidad de gestión entre los gobiernos estatal y federal. ¿Habrá todavía algún paisano o paisana que no haya dimensionado el tamaño del asunto?
Hace poco leía una publicación en Facebook de un buen amigo, en el texto criticaba los cierres de vialidades, la persona en cuestión labora en una importante empresa departamental. La reflexión de fondo es que del salario reclamado en esas manifestaciones saldría, seguramente, recurso para miles de deudores de esa empresa; es decir, el efecto ha sido de bola de nieve, empezó pequeña y conforme bajaba la cuesta se hacía más grande y todavía sigue arrastrando más nieve.
Primero fueron las maestros, tan criticados por dejar las aulas y salir a manifestarse; luego, los jubilados, la UV, hasta la misma cúpula en Casa Veracruz. Lo único que falta es que se hagan manifestaciones en contra de otras manifestaciones, para cerrar el círculo y dejar que entre la sociedad nos hagamos bolas y hasta nos demos de madrazos. ¿No es suficiente el panorama como para que México ya esté cimbrado?
Lo más seguro, de momento, es que la próxima semana comenzará la vendetta. Las filas se van cerrando, los perfiles de titulares de despacho, el cabildeo directo con las secretarías de Hacienda y Gobernación, la presencia de Yunes Linares en medios nacionales (por interés editorial o línea oficial), son señales obvias.
Si realmente cumplen a cabalidad lo propuesto en campaña, empezando por hacer justicia, el pueblo veracruzano comenzará a dejar atrás la incertidumbre.
Todo se puede lograr en ésta vida, lo mejor y lo peor, mientras los acuerdos se den dentro de los contextos idóneos. Lo más importante, en éste caso, es que el interés único sea el bienestar de Veracruz, eso está en manos del gobierno entrante, la federación y la sociedad.
Y para ilustrar todo lo anterior va una frase del poeta colombiano Jorge González Moore: “El progreso, la justicia y la seguridad, si bien son bienes políticos, lejos son de ser propiedad de un partido. Usualmente son los partidos demagogos quienes demandan su autoría”. Escriba a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas