El de Javier Duarte de Ochoa no solo debe ser recordado como el gobierno estatal en que se cometió el mayor latrocinio contra los veracruzanos, haciendo palidecer a su predecesor y mentor Fidel Herrera Beltrán. Lo más grave es que se convirtió en el sexenio que más sangre de veracruzanos permitió que se derramara, dejando en entredicho millonarias sumas supuestamente invertidas en seguridad pública.

Desde el mes de diciembre de 2010 en que comenzó la trágica andadura del góber prófugo hasta octubre de este fatídico año, el Sistema Nacional de Seguridad Pública registra el asesinato de 9 mil 178 paisanos, 4 mil 832 de los cuales cayeron por homicidios dolosos, gracias a un siniestro andamiaje que unió a las fuerzas de seguridad pública con el crimen organizado.

La cifra negra, sin embargo, es mucho mayor. Cientos de desaparecidos que no se contabilizan ni como víctimas mortales ni como secuestrados, es decir, se encuentran literalmente en el limbo de las estadísticas oficiales, pueblan cientos de fosas clandestinas que solo son investigadas por asociaciones de familiares de desaparecidos, con el cínico desdén de la Fiscalía General del Estado (FGE).

Tan solo en la zona norte del Puerto de Veracruz, el Colectivo Solecito Veracruzano había localizado hasta principios de octubre 100 fosas clandestinas, pero el territorio estatal está sembrado de cadáveres inhumados sin identificar en fosas secretas que deberían sumarse a las cifras reconocidas por la FGE.

Un octubre sanguinario

Lo más terribles es que en el mes de octubre, Veracruz pasó a ocupar uno de los lugares preponderantes entre los estados del país por el número de homicidios en general, y de homicidios dolosos, en particular. Si consideramos solo los primeros 10 meses de cada año, desde 2011, podemos observar un incremento en ambos frentes. Este año, la situación es aún más grave que en 2011, cuando la guerra entre grupos delictivos dejó a Veracruz sembrado de cadáveres en sus calles.

En efecto, mientras que en los primeros 10 meses de 2011 se registraron 1 mil 472 homicidios, 720 de ellos dolosos, en el mismo periodo de este año, las cifras crecieron para llegar a 1 mil 487 y 993, respectivamente (Ver Cuadro 1). Lo más graves es que, de 2015 a 2016, el número de homicidios en general se incrementó en 74.5 por ciento, al pasar de 852 a 1 mil 487, mientras que el de homicidios dolosos creció en 123.6 por ciento, al pasar de 444 a 993, lo que ha hecho saltar las alertas en el gobierno federal.

Y es que el estado de Veracruz se ha colocado en los primeros lugares por el número de homicidios en general, desplazando en el mes de octubre a Guerrero y Michoacán (Ver Cuadro 2), y ya está en el top ten nacional al colocarse en el séptimo puesto.

Lo más preocupante es que lo mismo sucede en el caso de los homicidios dolosos, lo que ha expandido de dos a cuatro los estados en que las organizaciones criminales ejercen una presión extraordinaria sobre la capacidad disuasiva de las fuerzas de seguridad pública, tanto estatales como federales. (Ver Cuadro 3)

Tan solo en el mes de octubre de este año, Veracruz, con 147 homicidios dolosos, se colocó muy cerca de los estados de México (180 casos) y Guerrero (178), desplazando estados que tradicionalmente han sido escenario de la guerra entre bandas criminales, y donde la población civil ha sido víctima de la saña con que estos grupos, además de fuerzas policiacas, han buscado controlar regiones enteras, sometiéndolas a delitos como robo, cobro de piso, extorsión, abigeo, robo de combustible y secuestro, entre otros.

La labor conjunta de las fuerzas federales y locales no ha sido suficiente para disminuir esta situación de franca ingobernabilidad. Los municipios de Coatzacoalcos, Minatitlán, Orizaba, Córdoba, Poza Rica y Xalapa han sido los más afectadas en el delito de homicidio, lo que ya no ha podido esconder la Fiscalía General del Estado, que en 2014 y 2015 hizo creer que las cifras habían disminuido de manera sospechosamente drástica.

En lo que va del año, en materia de homicidio doloso, Veracruz ya se empareja con las entidades de mayor violencia, con 993 casos, solo superado por Guerrero (1832), Estado de México (1725) y Michoacán (1057), desplazando a estados como Sinaloa (953), Jalisco (932) y Baja California (918).

Seguimos en tercer lugar en secuestro

Por si no fuese suficiente, gracias al robo masivo de recursos estatales que llevó este mes a los elementos policiacos de la entidad a parar labores y realizar bloqueos, y a que las unidades no tuvieran posibilidad de salir a patrullajes porque no hay dinero siquiera para dotarlas de combustibles, el delito de secuestro se mantiene en las mismas cifras. (Ver Cuadro 4).

Con 11 secuestros registrados en octubre, que implicarían más de 100 casos reales tomando en cuenta que solo se denuncia en promedio el 10 por ciento, Veracruz se mantiene en el tercer sitio en el país, solo superado por el Estado de México (27) y Tamaulipas (21). Lo mismo ocurre en los primeros diez meses del año: los estados más afectados por el delito de secuestro son el Estado de México (215 casos), Tamaulipas (112) y Veracruz (106.

La situación se tornará en un fin de año caliente. El primero de diciembre, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares recibirá un estado quebrado y hundido en la peor catástrofe en materia de seguridad pública.

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