Si te gusta algún platillo de la fondita de la esquina y vas a hablar con la cocinera para pedirle la receta, aunque la sigas paso a paso a paso, aunque le pongas todos los ingredientes precisamente pesados o medidos, aunque des los tiempos exactos, no te sale, le comenté a Elisa González Smith. «Es como la gente cuando toca –me respondió-, puedes transcribir 1000 solos y tocarlos pero no puedes sonar como esa persona, puedes tomar cosas muy buenas, quizá la fraseos, motivos, cosas así pero, al final, a lo que tomes le vas a poner tu esencia y va a ser tuyo, por eso me gustan esas dos cosas, porque al final queda tu sabor ahí».
¿Cuántos años se requieren para hacer tres carreras y formar y dirigir una banda?, a Elisa le han bastado 25 para ser nutrióloga, chef y fundadora y directora de Halcones Marching Band. La estudiante de JazzUV, saxofonista, directora y orgullosa xalapeña, nos platica cómo le ha hecho.

Aperitivo

Yo nací el 9 diciembre de 1990, soy orgullosa xalapeña. En mi familia no hay músicos, mis papás son químicos clínicos con especialidad en hematología, entonces son gente netamente de ciencia. Mi primer acercamiento con la música fue cuando estaba en la secundaria, tenía unos 12 años y como muchos xalapeños, empecé en la marching band. Estudié en la Secundaria General 5 y cuando estaba en segundo año entré a la Delfines Marching Band porque me llamaba mucho la atención y porque había mucha disciplina y me gustaba mucho el trabajo que yo veía.
Elegí saxofón, en las marching band la enseñanza musical no es muy profunda, te dicen así se mueve el sax, toca esta canción así y ya pero eso me despertó mucho interés en el instrumento y en la música. Con esa banda aprendí bastante en cuanto a otras cosas como disciplina, hacer bien las cosas, siempre estar súper presentable para todo, aprendí que la imagen ayuda mucho para hacer ver tu responsabilidad. También tuve la oportunidad de hacer viajes internacionales con esa banda y fueron súper enriquecedores.

Flight to Freedom

Cuando estaba en la prepa quería entrar a la Facultad [de Música] pero mis papás no me lo permitieron, ya sabes, la historia de que la música no es una carrera. Me alejé un poco de la música por un conflicto emocional que tuve porque que no me permitieron entrar a la Facultad y después ingresé a la Orquesta Infantil y Juvenil del DIF y tuve un acercamiento más formal a la música. Ahí me di cuenta de que no estaba perdida en cuanto a conocimientos porque, como no me quería quedar con lo que me enseñaban en la marching band, buscaba aprender por mi cuenta o que alguien me asesorara.
En la orquesta tocábamos música popular y me gustaba pero después Fernando Azuara me invitó a la big band [Big Band Latin Veracruz] y eso me llamó muchísimo más la atención.
Ahí conocí el jazz, me hubiera gustado ser como otros músicos que son hijos de músicos y toda la vida escucharon jazz y ya lo traen en la sangre pero no, ahí fue donde yo lo empecé a conocer y a ver todas sus libertades.

Barriga llena, saxofón contento

Cuando terminé la prepa volví a lo mismo, le dije a mis papás yo quiero estudiar música pero me dijeron que no, que esa no es una carrera y que no iba a vivir de eso, entiendo mucho su pensar, mis papás siempre han sido personas de ciencia. Decidí estudiar gastronomía y tampoco me dejaron, me dijeron tienes que estudiar una carrera de verdad.

Elisa González Smith en el Instituto Culinario de Xalapa (Foto: Omar Justo)
Elisa González Smith en el Instituto Culinario de Xalapa (Foto: Omar Justo)

Busqué la licenciatura en gastronomía, les expliqué la licenciatura en música pero nada, entonces opté por estudiar nutrición, porque fue lo que pensé que podría amortiguar la situación, con la condición de que más adelante pudiera estudiar música o gastronomía y mis papás me dijeron que sí, que a la mitad de la carrera ya podía yo ver para otro lado, pero que tenía que acabarla.
Empecé a estudiar nutrición y cuando iba a la mitad empecé a buscar opciones de música. Como te dije, quería entrar a la Facultad para estudiar mi instrumento pero unos amigos entraron a estudiar clásico y me empecé a dar cuenta que es un poco cerrado porque hay maestros que no te reciben no llevas tal saxofón, tal boquilla y la caña que va con esa boquilla, entonces empecé a darme cuenta que todos tenían el mismo sonido. Eso ya no me gustó tanto, no lo entendía, decía ¿para qué quieres estudiar música si vas a sonar como el que ya está ahí? Cuando entré a la big band del DIF empecé a escuchar más cosas y a ver que había más libertad en cuanto a los sonidos y a las ideas a pesar de que, obviamente, como sección tienes que hacer lo que te toca pero al momento de la improvisación o cuando te toca ser solista en alguna canción tienes más libertad, eso me gustó mucho porque creo que tienes que tener tu identidad en absolutamente todo, hasta en la forma como agarras el tacto, como me dijo un maestro en JazzUV.
Eso me gustó mucho y fue cuando me di cuenta de que sí quería estudiar música pero no quería estudiar clásico, quería estudiar algo que me permitiera hacer más cosas. Obviamente, cada uno tiene sus ventajas, yo reconozco mucho a mis compañeros que estudian clásico, tienen una técnica impresionante y una resistencia y todo pero, al final, faltas tú en lo que estás haciendo.
Tomé un año para prepararme para entrar a JazzUV porque había dejado la música para dedicarme a la nutrición. Mientras me preparaba para JazzUV, entré a estudiar gastronomía al Instituto Culinario de Xalapa.

(CONTINÚA)

SEGUNDA PARTE: Tocando se alegran, nuestros Halcones
TERCERA PARTE: Amorcito saxofón…

CONTACTO EN FACEBOOK        CONTACTO EN G+        CONTACTO EN TWITTER