El domingo 19 de noviembre 2006 (hace diez años) emboscaron y asesinaron a Cirilo Vázquez Lagunes, luego de haber presenciado un partido de béisbol donde participó su equipo “Los tobis” en el campo de “La Arrocera”, en Acayucan.

El secretario general de Gobierno, Reynaldo Escobar, informó  que el asesinato de Cirilo Vázquez Lagunes tuvo relación con su posición de cacique en el sur de Veracruz, donde gozó de poderío económico y político; «es un hecho que se veía venir. Él se enseñoreó como cacique local y regional, y el que a hierro mata a hierro muere».

 La secretaría de Seguridad Pública estatal y la Policía Federal Preventiva aplicaron un operativo en carreteras del sur de Veracruz ­que incluyó retenes en los límites con Oaxaca, Tabasco y Chiapas­ para localizar a los sicarios que el domingo mataron al ganadero, también conocido como cacique del sur, y a otras cuatro personas.

La misma declaración la hizo el procurador de Justicia, Emeterio López Márquez.

En el sitio también murió Juan Armando Valencia, quien fuera padre de la exalcaldesa de San Juan Evangelista, Deysi Valencia Candelario, quien era pareja sentimental de Vázquez Lagunas.     Asimismo perecieron Elpidio Domínguez Fernández, Andrés Márquez Domínguez y Alberto Muchos Aguirre, y policías del citado municipio.

 Del autor intelectual nada se dijo, pero todos sabían de dónde venía la orden para cometer ese asesinato. Eran los tiempos del disfrute del ‘pinche poder’; los tiempos de Fidel Herrera Beltrán.

La historia

Cirilo, durante décadas hizo valer su voluntad, según se dijo,  aterrorizando a sus opositores; fue un cacique de horca y cuchillo en el sur de Veracruz, donde tejió una red de relaciones y alianzas primero con el PRI, que le permitió imponer presidentes municipales, diputados locales, y autoridades en esa región. Cuando el PRI vino a menos, puso sus dominios a disposición del PAN, que a cambio hizo diputada federal a una de sus hijas, Regina Vázquez Saut (2003-2006), y alcaldesa a otra, Judith Fabiola. En 2004 impuso a 18 candidatos al mismo número de alcaldías

Sin embargo, en el último año Vázquez Lagunes, alejado del albiazul, buscó una candidatura al Senado por el PRD, pero fue rechazado por los dirigentes del sol azteca. Cirilo Vázquez formó parte de lo que hace 30 años fue identificado ­por la Dirección Federal de Seguridad Pública­ como el «mapa del terror» en Veracruz.

 Los otros caciques de renombre eran entonces Alejandro Hernández Dolores y Arturo Izquierdo Hebrard en el norte de la entidad; Javier Bernal Ruiz, Ignacio Mora, Rafael Acosta Lagunes ­hermano de Agustín, quien fue gobernador­ , Felipe Lagunes y Rubén Lagunes Grajales en la zona centro-costera; Toribio Gargallo y Francisco Miguel y Rubén Hernández en la región centro montañosa, y en el sur, Vázquez Lagunes compartía el dominio con Francisco Chico Balderas Gutiérrez ­líder petrolero que fue también asesinado­ y Onésimo Escobar Gómez.

 La mayoría de los miembros de este organigrama caciquil murieron en ejecuciones por venganza o enfrentamiento con la policía; otros fueron obligados a replegarse durante la administración de Fernando Gutiérrez Barrios (gobernador de 1986 a 1988, cuando asumió como secretario de Gobernación de Carlos Salinas). Cirilo Vázquez era el único que mantenía el feudo.

Amparado por el gobierno de Agustín Acosta Lagunes, con quien lo ligaba el parentesco, Vázquez Lagunes se hizo prácticamente dueño y gobernante de facto en los municipios sureños del estado, donde colocaba y quitaba a voluntad tanto alcaldes, regidores, síndicos, agentes municipales y comisariados ejidales como a los comandantes y elementos de las corporaciones policiacas.

 El interés por el control de la fuerza policiaca fue para resguardar sus actividades indebidas. Los habitantes de poblados como Oluta, Soconusco, San Juan Evangelista, Texistepec, Acayucan, Sayula, Hueyapan de Ocampo, Jesús Carranza y Cosoleacaque, recuerdan la época del florecimiento de las apuestas clandestinas en carreras de caballos y peleas de gallos, robo de ganado, invasión de propiedades, secuestros, tortura y asesinatos de oponentes políticos o rivales de apuestas e incluso el tráfico de enervantes. La actividad del clan Vázquez Lagunes fue encubierta en su momento por autoridades locales y tolerada por el gobierno estatal priista.

Paradójicamente, el partido que lo protegió durante años se convirtió en su persecutor cuando resultó incómodo para el régimen. Los gobernadores priístas Fernando Gutiérrez Barrios, de Veracruz, y Manuel Bartlett, de Puebla, encarcelaron a Vázquez Lagunes varios años. El primero ordenó su captura en 1987 por acopio de armas de uso exclusivo del Ejército. Pasó cuatro años en el penal Ignacio Allende. En 1994, cuando radicaba en Puebla, Cirilo Vázquez fue aprehendido e internado en el Reclusorio Oriente acusado de abigeato, narcotráfico, homicidio y acopio de armas. Estuvo preso ocho meses.

La ruptura con la clase priísta se aceleró en 2000, cuando Vázquez Lagunes fue acotado por el gobierno de Miguel Alemán para controlar y repartir las candidaturas a alcaldías y diputaciones de la región sur. Así, a finales de 2002 Vázquez concluyó su alianza no escrita con el tricolor y, a invitación del entonces senador Gerardo Buganza ­posteriormente candidato a la gubernatura y hoy diputado plurinominal independiente, se unió al PAN. Intentó ser incluido en la lista de diputados federales en 2003, pero no fue bien recibido por una parte importante del panismo veracruzano.

El 12 de febrero de 2003 fue encarcelado por la presunta autoría intelectual del homicidio de los pistoleros Ciro Lagunes, Mario y Rogelio Sánchez y Andrés Domínguez, perpetrado en 1982. Acción Nacional calificó ese encarcelamiento de «golpe político-electoral» del gobernador Miguel Alemán para impedir la candidatura del ganadero.

Los hilos desde la prisión

 La cárcel no impidió consolidar la alianza entre el PAN y el llamado cacique del sur, pues desde ahí concretó su proyecto para hacerse del gobierno formal en su región, usando las siglas blanquiazules y a sus parientes como abanderados a puestos de elección popular.

 Después de su fallida candidatura, su hija Regina Vázquez Saut, conocida localmente como la ‘paloma del sur’, asumió la postulación y se convirtió en diputada federal por el distrito de Acayucán. Mientras su hermano, José Jesús Vázquez González, fue postulado y ganó la representación legislativa por el distrito de Cosoleacaque, en las elecciones de 2003.

En el proceso local de 2004 para renovar las alcaldías, Judith Fabiola, hija menor del cacique, se convirtió a sus 19 años de edad en alcaldesa de Acayucan. Entrevistada por la prensa local tras su triunfo, afirmó que los resultados electorales obedecieron «al cariño y agradecimiento que tiene 99 por ciento de la gente» con su padre.

La alianza del PAN con el cirilismo, como se denominó a la nueva faceta política del cacique, fue repudiada por viejos panistas locales. Uno, el ex regidor de Acayucán, Miguel López Morales, aseguró que Acción Nacional fue apabullado por Vázquez Lagunes, quien ahora es «líder partidista y gobernante de facto».

Pese a las maniobras desde la celda de Pacho Viejo, Cirilo Vázquez se distanció de la dirigencia estatal del PAN y tras su liberación, ­el 6 de enero de 2005, buscó acercamiento con PRD, PT y Convergencia, en búsqueda de un escaño por Veracruz.

Los hijos de Cirilo todavía siguen viviendo del recuerdo de su padre y gozando de fuero y prebendas que les da el PRI como es el caso de Fabiola que actualmente es diputada plurinominal de ese partido en la actual Legislatura. Vive Cirilo, todavía.

rresumen@nullhotmail.com