Cuando una periodista le preguntó al alcalde Américo Zúñiga Martínez del exabrupto que había tenido su homólogo de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez –quien montó en cólera porque el gobernador interino Flavino Ríos Alvarado había recibido a más de 80 alcaldes que por la mañana se habían congregado en palacio municipal de Xalapa para iniciar un movimiento para luchar por las participaciones federales que les adeuda el gobierno del estado–, el munícipe capitalino sólo se limitó a contestar: “ese es su estilo”.
Zúñiga Martínez, quien preside la Federación Nacional de Municipios de México (FENAMM) y copreside la Conferencia Nacional de Municipios de México (CONAMM), no se subió al ring.
Seguramente se molestó por el exabrupto en mención, ya que el panista boqueño lo llamó “farsante”, pasándose a traer naturalmente a Flavino Ríos y también a los senadores priistas Pepe Yunes y Héctor Yunes que habían asistido a ese encuentro que marcó el inicio de un movimiento que se ha extendido hasta la Ciudad de México.
Desde ese día, los alcaldes ahí congregados explicaron a la prensa que ese movimiento no era de ese 31 que tenía antecedentes en encuentros celebrados en Orizaba, el municipio gobernado por Juan Manuel Díez Francos, y en San Juan Coscomatepec, que gobierna Manuel Álvarez Sánchez, quienes interpusieron sendas denuncias ante la Procuraduría General de la República en las que quedaron asentados los adeudos de las participaciones federales, hechos constitutivos de delitos.
A partir de entonces, Américo Zúñiga ha dejado en claro que no pretendían ver solamente por los intereses de los alcaldes priistas sino de los 212 municipios del estado. Una y otra vez el alcalde capitalino ha venido explicando que el movimiento que encabeza es “municipalista” y que tiene que ver con el reclamo de todos los alcaldes, incluidos los que tomaron desde la semana antepasada el Palacio de Gobierno y luego la Casa Veracruz.
Ante periodistas locales y de la Ciudad de México, Zúñiga Martínez ha reiterado las mismas demandas: castigo para los responsables del desfalco, que los recursos se entreguen directamente a los ayuntamientos porque así lo prevé el artículo sexto de la Ley de Coordinación Fiscal, y que, para salir del bache, se asigne una partida presupuestal especial para los municipios veracruzanos en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2017, para que los 212 cabildos tengan solvencia económica.
Sin embargo, este martes, nuevamente, un grupo de reporteros le soltaron una pregunta tendenciosa al edil boqueño Yunes Márquez, quien cayó en la trampa y señaló que era absurdo que Américo Zúñiga estuviera pidiendo recursos sólo para los gobiernos municipales del PRI.
El alcalde xalapeño tuvo que salir a desmentir y a repetir lo que ha venido diciendo: que su movimiento es municipalista y que es a favor de los 212 ayuntamientos de Veracruz, precisando inclusive que respeta el movimiento de alcaldes del PAN y PRD que decidieron tomar instalaciones gubernamentales, pero que la estrategia de los más de 80 ediles que se han congregado en su liderazgo es la de tocar puertas, la de viajar a la Ciudad de México para realizar gestiones ante el Congreso de la Unión, en la Secretaría de Gobernación y en la de Hacienda y Crédito Público, donde despacha José Antonio Meade Kuribreña, ex compañero de aula en el ITAM del senador Pepe Yunes Zorrilla.
En este aspecto Américo ha sido contundente. Ha dicho que la situación en Veracruz está al borde del conflicto social y del colapso de gobernabilidad, y que la solución ya no está en manos del gobierno estatal que encabeza Flavino Ríos, el cual ha sido rebasado.
Pero su discurso se ha mantenido conciliador y prudente, responsable, sin estridencias, sin exabruptos. Es, naturalmente, el “estilo” de Américo Zúñiga, un “estilo” que se valora en pro de las instituciones y de la gobernabilidad.
Respeta que otros griten, que hagan show y que transmitan en Facebook escenas de películas o musicales como “Singing in the rain”, pero él mantiene la cordura. La situación del estado no está para más locos, con los que hay basta.
Veremos qué más sigue de aquí hasta el relevo gubernamental el 1 de diciembre próximo. Las advertencias están hechas. La Federación tiene que resolver el conflicto Veracruz y atender las demandas de los alcaldes.
‘Mujeres divinas’
Tres mujeres presiden la Mesa Directiva de la LXIV Legislatura del estado: la panista María Elisa Manterola Sáinz, como presidenta; la perredista Dulce María García López, como vicepresidenta, y la priista Regina Vázquez Saut, como secretaria.
A las tres féminas les ha tocado ser protagonistas de un hecho histórico, lo que también las coloca ante enormes retos, frente a un estado en transición, con una crisis social, económica y política de la que los legisladores, más allá de sus partidos, no pueden estar ajenos.
“Mariely”, como le llaman sus amigos, viene de una gran batalla que libró en el distrito de Martínez de la Torre, una demarcación que supuestamente controlaba el diputado federal Edgar Spinoso Carrera y el alcalde Rolando Olivares Ahumada. Sin embargo, con una gran estrategia y a pesar de los “cañonazos” de Spinoso, ex Oficial Mayor de la SEV, Manterola logró el triunfo en una zona que se consideraba bastión del Revolucionario Institucional.
Hoy, al frente del Congreso, en un mar bravío de fuerzas políticas, tendrá que conducirse con mesura pero también con energía, para mantener el orden y el equilibrio.
Aquí comprobaremos de qué madera está hecha la legisladora martinense.