Desde mi formación de internacionalista, no deja de sorprenderme el fenómeno mediático que representó la campaña electoral y el triunfo de Donald Trump. Como desde el inicio, hoy todos los medios hicieron una fila para desacreditar y vilipendiar al locuaz magnate, y de paso, a quienes votaron por él. Han tenido que tragarse sus palabras y recurrir al pánico colectivo para explicar su pésima lectura de lo que sucedió.

Ayer, la resaca electoral se tradujo en una cascada interminable de debates en las redes sociales. Para tratar de entender, sin pasiones de por medio, la elección de este martes, hemos tomado sólo tres ellos. Este es Donald Trump en tres actos:

  1. Los resultados electorales en Inglaterra (brexit), Colombia y ahora Estados Unidos demuestran que algo profundo está pasando y nadie lo quería ver… hasta ahora. La gente en todo el mundo no vota por lo que quiere -generalmente no lo encuentra- sino contra lo que no le satisface. Quiere ser como era antes, lo que pone en aprietos a una democracia que no funciona en buena parte del mundo.

Los ingleses quieren ser ingleses y no europeos; los gringos quieren ser gringos y no multirraciales o multiculturales. Los muros materiales e ideológicos empiezan a erigirse en más fronteras. Veremos más discriminación y racismo, más nacionalismos… Tal vez porque la gente simplemente quiere ser como siempre ha sido y no como la democracia nos ha dicho que es lo políticamente correcto. La aldea global se derrumba, así que a releer los viejos paradigmas.

  1. Mi ilustrado amigo Ernesto Collinot trazó su análisis utilizando la cultura y la sociología como un descarnado y crudo instrumento: Cada 50 años, más o menos, el mundo sufre una sacudida en su estructura, un revés que en muchas ocasiones es la llave que abre la última puerta para la decadencia.

Desde hace mucho tiempo Estados Unidos no mira al futuro, más bien voltea con mayor persistencia al pasado y recurre a la nostalgia para construir un presente.  South Park en su temporada 20, hace patente esta idea mostrando unos personajes llamados Member Berries, que no son otra cosa que moras que hablan entre ellas evocando al pasado.

Do you remember Chewbacca? Do you remember Reagan? Do you remember The Goonies? Son las frases recurrentes y que ejemplifican de manera muy elocuente, en la visión de South Park, el termómetro real de pueblo norteamericano absolutamente dividido, desgastado y con los mismos vicios que ellos creían superados. Nah, el corazón Hillbillie/Redneck sigue latiendo con fuerza.

De entrada haber postulado a Hillary y Donald Trump, es como si alguien te dijera; De qué te gustaría enfermarte: Sida o Ébola? Qué prefieres comer, un sandwich de mierda o uno de vomitada? Y es justo en mi pobre analogía donde pone su primera piedra la decadencia gringa.

El discurso de Trump aunque carente, vacío y estúpido apelaba a la nostalgia “Make America Great Again” y se montaba en la estrategia de que el pasado americano era mejor. En Nebraska hablaba del resurgimiento estatal de producción de granos y cereales, como antes. En Detroit apelaba al esplendor del Motor Town de la década de los 50 y reposicionamiento de esa industria, como antes… En Montana se dirigía a los granjeros y les hablaba sobre el glorioso pasado como productores y líderes del campo, como antes…

Y es justo ahí, en esa nostalgia y poca visión de un futuro real, donde Trump encontró tierra fértil en votantes salidos de cualquier panel de Jerry Springer, en lerdos con carrera trunca, frustrados con el IRS, en aquéllos que manejan el Oldsmobile 98 con asientos destrozados, en veteranos sin pierna izquierda, en Neo racistas pasivos, cajeras del Walgreens, la  señora obesa rubia del Walmart con pezones erectos y con 5 hijos de diferente galán chimuelo que ya está harta del poco rendimiento que tiene el cheque del welfare, etc.

La decadencia empieza ya, con un abyecto al frente de un país que amo y odio al mismo tiempo, con una candidata que pierde con tristeza pero que venía cargada de corrupción, con políticas repetitivas y discursos que los gringos han oído hasta el cansancio. La maquinaria de Hollywood no funcionó esta vez, la apuesta por creer que el pasado regresará fue la indiscutible ganadora.

México siempre, como el chambelán más feo de la quinceañera; esperando, viendo desde su ventana a punto de la diarrea, preguntándose qué hacer en estos casos…

  1. Y Dulce Dávila lo dijo de manera certera y contundente. La estrategia de Hillary no funcionó; ofertar el país a los inmigrantes a cambio del voto latino falló, no recordó el principio que dicta que no hay peor enemigo de un latino que otro que piensa que ya no lo es.

Donaldo Trump alimentó su campaña con lo que históricamente corre por las venas de los estadunidenses: odio y racismo. No importó la popularidad de Obama, ni el buen manejo de medios de Hillary, ni los artistas, ni los memes, ni las campañas de desprestigio. #Trump dijo lo que la gente quería escuchar: América es de los americanos y de nadie más…

La votación de hoy –martes- refleja lo que Estados Unidos es y que jamás dejará de ser: un país bélico, abusador, xenofónico, y sobre todo, peligroso.

La del estribo…

Hoy inicia el proceso electoral para elegir a los nuevos alcaldes veracruzanos. A la luz de lo que acabamos de ver en Estados Unidos, estamos listos para el surgimiento de un nuevo populismo, con un discurso provocador y violento contra todo lo que represente autoridad. Copias burdas ganarán en el ánimo de un electorado que dice estar ¡hasta la madre!