Pensar en una reunión de Laura Rebolloso, Daniela Meléndez, Carlos Zambrano, Francisco Cruz y Renato Domínguez, es pensar en un verdadero dream team (a Laura no lo va a gustar el anglicismo, lo sé). Si además sumamos las participaciones de Lucía y Santiago Gutiérrez Rebolloso, nos encontraremos ante una noche excepcional que, si viéramos anunciada por ahí, no nos perderíamos.
Por cierta conjunción astral, esta semana no será necesario que hagamos un ejercicio metafísico que consista en cerrar los ojos, desearlo con toda el alma y valerse de amuletos como ojos de murciélago, patas de tarántula, pezuñas de camello, atados de albahaca, sábila y ajo porque el jueves 10 de noviembre, a las 10:00 de la noche, en La Tasca podremos ver a todos esos personajes de la alta farándula xalapeña unidos en un concierto que se llamará Son Mujeres de Son. Lo que sí resultará imprescindible será llevar los 50 pesos que costará el cóver (galicismo que acaso acepte la Rebolloso) y, claro, lo necesario para las chelas. Son Mujeres de Son es una colección de sones y composiciones de Laura Rebolloso, enriquecidas con el poder lírico y la cadencia de las décimas de Daniela Meléndez.
El Trío Tézcatl, formado por Carlos Zambrano, Francisco Cruz y Renato Domínguez es una feliz coincidencia de fuerzas expresivas, rítmicas desaforadas y briosas personalidades de indoblegable autenticidad.
Lucía y Santiago Gutiérrez Rebolloso son un par de artesanos que modelan esculturas sonoras valiéndose de la voz como materia prima de la creación.
Platiqué con Laura:
«Yo tengo una mancuerna musical muy buena con Carlos Zambrano desde hace un rato aunque nunca nos hemos presentado aquí en Xalapa. Tenemos muchas cosas parecidas en la manera en que concebimos la rítmica, él es de los pocos que saben usar los recursos de la música mexicana que también, obviamente, tiene la raíz africana. A Paquito alguna vez le hablé para un hueso, fuimos y salió muy bien, y con Renato he tocado algunas veces en otros huesos y me cae muy bien, y cuando los vi tocar juntos dije vamos a hacer algo, mijos.
«Un día vino Daniela a mi casa y se puso a versar y le dije vamos a hacer una colaboración, entonces vamos a hacer un concierto y mis hijos, al final, van a hacer algo también.
«El concierto se llama Son Mujeres que Son y está dedicado a la maternidad pero no desde el punto de vista cursi del 10 de mayo sino a esa cosa muy pura que sí existe.
«En este mundo moderno, materialista, quieren anular al ser humano, el ser humano no es nada, es un número en la red. El concierto empieza con una canción que se llama Cuando se caiga la red que dice ¿qué vas a comer cuando se caiga la red?, ¿tú, para qué naciste?
«Luego viene una que se llama Natalia, el parto. Después sigue una pieza que se llama Tres niños, esa pieza está como anillo al dedo para los músicos que van a estar y también para Daniela, ya le hizo unas décimas. Cuando estamos ensayando es como un laboratorio musical y yo les digo que no vamos a hacer jazz o música que quiera, nada más, ser difícil. Esa pieza sí tiene cosas que son complejas rítmicamente pero lo que queremos es que suene natural y sí lograron hacer un mundo lúdico sonoro de niños. Empieza con el tema de la familia pero acaba medio triste porque está dedicada para los niños de la guerra de Siria.
«Luego hay otra pieza que va a cantar mi hijo, se la hice cuando era chiquito, se llama Niño en agua porque se la hice cuando iba a natación. Esa la compuse con la afinación de la leona, las afinaciones de los instrumentos del son jarocho dan para que se hagan escalas modales, que son escalas que se usan en el jazz, no es que yo pretenda hacer fusiones. La gente siempre dice que son fusiones pero mis caminos son por la rítmica y por la teoría de las afinaciones de la leona y la jarana, la armonía que hago es toda basada en las afinaciones tradicionales y como tiene estas escalas, a la gente la remite al jazz.
«En el discurso del mundo materialista del siglo XXI, hay una definición de la mujer en la que la maternidad no vale mucho, ¿por qué?, porque el ser humano, como persona, no vale mucho, un africano no vale mucho, por eso puede morirse pero, en realidad, el ser humano, cuando está en el vientre de su mamá, cuando nace, cuando va creciendo sí vale mucho, quien sea vale mucho, es eso lo que dice el concierto».
Y ya con esto, todo está dicho, lo que resta es presentarnos, bien bañaditos y peinados, en Xicoténcatl 76, que es el domicilio de La Tasca, a las 9:30 de la noche (quien llegue más tarde, no encontrará mesa. Pueden reservar al 2281 32 6263) del jueves 10 con los 50 pesos de la entrada en la mano y otros tantos en la cartera porque ante este alud de talento y explosividad, no nos quedará más remedio que chelear. ¡Salud!
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