Mientras la creciente inconformidad política y social (sumada a la violencia y falta de seguridad) ya empieza a cobrarle una factura muy alta a la economía en todo el estado (aunque ha sido particularmente severa con la región de Xalapa), los actores políticos no parece que quieran ponerse de acuerdo para encontrar vías que permitan recuperar el aliento y comenzar la recuperación lenta de la entidad, y están entrampados ya en los comicios que se avecinan.

En efecto, las empresas están cerrando sus puertas o están aligerando drásticamente su nómina, y ello ha recrudecido el ya grave problema del desempleo; muchos inversionistas están tirando al cesto de la basura proyectos de inversión que mitigarían la situación, al no hallar condiciones de estabilidad y seguridad, y en el caso de Xalapa, los bloqueos y las marchas están destruyendo a su principal sector económico, el comercial y de servicios.

A las tradicionales movilizaciones del magisterio y los pensionados, recientemente se han sumado en Xalapa grupos sociales que han servido como grupos de choque a los dos últimos gobiernos estatales priistas, y es casi seguro que se darán cita en las próximas semanas para presionar al próximo gobierno para que les mantenga sus deleznables igualas (lo que será prácticamente imposible) o para evitar que les sean reducidas al punto de no convenirles el negocio. Para su fortuna, dos de esas organizaciones (Movimiento de los 400 Pueblos y Antorcha Campesina) tienen tentáculos en otras entidades del país.

Lo cierto es que, a menos de un mes de que se dé el cambio de gobierno y se consuma la gran esperanza de miles de veracruzanos en el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, la situación se ve cada vez más inestable.

Aunque se está cumpliendo uno de los sueños más anhelados por todos (incluido el de este reportero) que era someter al reclamo de la justicia al peor depredador que hemos tenido, Javier Duarte de Ochoa, ni lo han detenido y por ende no se ha logrado que restituya parte importante de los recursos robados y, por otra parte, no se avizora una transición tersa en el Gobierno del Estado. La situación se mantiene en altos niveles de crispación social y ello tendrá graves consecuencias para lo que resta del año.

Xalapa pende de un hilo

Sobre el tema de la crisis económica de Xalapa, nadie mejor para describirla que Nicanor Moreira Ruiz, un empresario de abolengo en la capital de Veracruz que ha iniciado un interesante itinerario político, a través de su fundación “Nuestro Municipio”, para reunir todas las voces de los pobladores de esta sufrida ciudad. Para él, que ha generado empleos y mantiene sus empresas en la ciudad, la economía de Xalapa no aguanta más.

Considera que entre los adeudos del gobierno a la iniciativa privada, los bloqueos y las manifestaciones constantes, la actividad productiva pende de un hilo, por lo que su postura es la de exigir lo justo y parte de ello incluye el permitir que la actividad económica se desarrolle, pues en un momento en que existe una crisis política y financiera que afecta al estado y al país, sólo el trabajo y la reactivación de la inversión permitirán sacar adelante a la sociedad.

Y argumenta: “En una sociedad donde se genera inversión, se crean y mantienen los empleos, es más fácil combatir la delincuencia y se permite tener una sociedad con una vida con calidad, pues se les garantiza el acceso a la salud y la educación”.

Según el empresario mueblero que ha estado en boca de muchos analistas como posible contendiente por la alcaldía de Xalapa desde una propuesta ciudadana, independiente de los partidos políticos, algunas zonas del estado, como la capital, se encuentran en una situación crítica, pues los bloqueos constantes mantienen paralizada la actividad económica y entorpecen la llegada de visitantes que acuden a realizar negocios e incluso trámites en las dependencias estatales.

Señaló casos tan microscópicos pero reales como el de los comerciantes agrícolas que diariamente llegan a la ciudad a vender sus productos, provenientes de lugares como Perote, Emiliano Zapata, Actopan, La Antigua y otros municipios, que se enfrentan a situaciones que les dificultan la llegada y les provocan pérdidas económicas importantes.

“Apenas esta semana una familia que produce nopales y viene desde la comunidad de El Castillo mostró su inconformidad contra una de las manifestaciones que bloqueaba el acceso a Xalapa, pues diariamente tienen que tomar un taxi que les cobra de 70 a 100 pesos para llegar hasta la central de abastos a vender su producción”.

Es sólo un ejemplo, dijo, de cómo la microeconomía se encuentra afectada por los bloqueos, “pero podemos traducirlo a escalas más grandes cuando hacemos un recuento de las unidades de carga que quedan largas horas en las carreteras, bajo el sol, perdiendo mercancías y gastando combustible, así como horas de trabajo de choferes”.

Dijo que líderes de diversas cámaras empresariales han reportado pérdidas de los negocios asociados, con montos que van en aumento por cada día que duran los bloqueos, los cuales se han hecho cada vez más severos y prolongados.

Pero no es lo único que los agobia. Hay que agregar los adeudos que mantiene el Gobierno del Estado con la mayoría de ellos, lo que ha puesto su permanencia en riesgo, a tal grado que muchos de los empresarios han tenido que recortar personal y endeudarse para mantener lo que les queda de nómina, a la espera de que el pago llegue.

Ante esto, Moreira Ruíz hizo el llamado a permitir el desarrollo de la vida económica de la entidad, en particular de la capital, que es la más afectada por los bloqueos de las últimas semanas, todo con la intención de que la sociedad pueda soportar este fin de sexenio.

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