Crónica de una resolución anunciada. Y es que los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), la noche de este miércoles ratificaron por unanimidad de votos, el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares, como gobernador electo de Veracruz para el periodo 2016-2018.

En sesión pública, sus integrantes desestimaron los agravios hechos valer por los Partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en los juicios de revisión constitucional, 342 y 343 de 2916, en los que denunció, entre otras cosas, la intervención de ministros religiosos en el proceso comicial, al igual que de empresarios; así como el actuar omiso y negligente del Organismo Público Local de Veracruz (OPLE), que favorecieron al otrora candidato de la coalición “Unidos para Rescatar Veracruz”.

Con ello, la máxima instancia jurisdiccional electoral del país confirmó la sentencia dictada por el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) el pasado 24 de agosto, que validó la elección de gobernador y el otorgamiento de la constancia de mayoría, así como la declaratoria de gobernador electo de Yunes Linares.

Ya se verá si el gobierno federal permite que Yunes Linares rinda protesta el próximo 1 de diciembre, pues persiste la versión de que Enrique Peña Nieto y su pandilla pretenden girar orden de aprehensión en contra de Miyuli.

Los priistas pretenden aplicar la misma argumentación a Javier Duarte y a Miguel Ángel: el fuero existe mientras se ostenta el cargo, caso similar al de Yunes Linares, quien es diputado federal con licencia.

Los delitos por los que planean encarcelar al panista son presunto enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y fraude, en lo que compete al expediente relacionado con el cargo de director del Issste que ostentó MAYL.

Ya se verá si los rojos se atreven a encarcelar a Miguel Ángel. De mientras, el gobernador interino Flavino Ríos Alvarado está gestionando, con el apoyo del senador Pepe Yunes, recursos extras por el orden de 11 mil millones de pesos para enfrentar compromisos económicos de fin de año. Ojalá el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, acceda a canalizar esos fondos extraordinarios; ello redundaría en garantizar un clima de gobernabilidad en el arranque de la próxima administración.

Ordenan destituir a Héctor Ruz de la SIOP

Los magistrados de la Sala Superior del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Poder Judicial del Estado de Veracruz, Leonardo Cruz Casas, José Luis Ocampo López y Emma Rodríguez Cañada, asistidos por el Secretario de Acuerdos, Rafael Cárdenas Mascorro, emitieron una ejecutoria el pasado 28 de septiembre, con base en el artículo 133 Constitucional y 322 del Código de Procedimientos Administrativos del Estado, en la que se ordena que el titular de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, Tomás Ruiz González, y el director general de Obras Públicas de la misma dependencia, Héctor Ruz, den cumplimiento a una sentencia formulada por la Sala Regional Unitaria Zona Centro, consistente en el pago de adeudos a una compañía constructora.

La ejecutoria precisa que después de ser notificados por oficio y por Lista de Acuerdos, los funcionarios citados tendrían tres días hábiles para cumplir la instrucción.

Sin embargo, tanto Tomás Ruiz como Héctor Ruz fueron notificados el pasado 12 de octubre, por lo que los tres días hábiles ya pasaron, sin que se haya cumplido la orden de los magistrados.

La ejecutoria precisa, a la letra: “Con el apercibimiento que de no hacerlo así en el plazo señalado, se procederá a la DESTITUCIÓN DEL DIRECTOR GENERAL DE OBRAS PUBLICAS DE LA SECRETARIA DE INFRAESTRUCTURA Y OBRAS PUBLICAS DEL ESTADO, Y ADEMAS SE LE IMPONDRA UNA MULTA DE CIEN VECES EL SALARIO MINIMO VIGENTE, TANTO AL SECRETARIO COMO AL DIRECTOR DE LA MISMA ENTIDAD GUBERNAMENTAL”.

Sin embargo, los abogados que llevan el caso del afectado señalaron que al ser destituido el director, la ejecutoria debe ser cumplida por el secretario, en este caso, Tomás Ruiz.

Epifanía de cosas peores

Marzo de 2024. Los desastrosos gobiernos de Peña y Duarte aún siguen pesando en el ánimo de la gente. Nadie olvida los excesos de los priistas: mansiones, jets, ranchos, autos de lujo, viajes al extranjero, etc., todo a costa de un pueblo vilipendiado y empobrecido. En las venideras elecciones a gobernador, el Revolucionario Institucional es cuarta fuerza electoral y el candidato no convence, aún tiene un innegable tufo del pasado. Los bebesaurios tricolores prometen el cambio, pero son jóvenes que piensan como viejos. Hablan como priistas, actúan como tales, sus propuestas son huecas y ofrecen una ruta social y económica que no lleva a ningún lado. En el contexto nacional, el PRI sigue dando bandazos. Desde que se fracturó en 2018 para conformar diversas corrientes o tribus (similar al antiguo PRD), el otrora partidazo no ve la suya. Mientras tanto, el PAN, luego de haber refrendado su triunfo en las elecciones a gobernador de 2018, ahora en estos comicios no se le advierte un panorama claro. Ya no son la opción del cambio. Prometieron mucho y no hicieron gran cosa. La deuda heredada del duartismo, pese a haber sido reestructurada un par de veces, siguió creciendo. No hubo muchos recursos para obra pública, pues el pago de intereses se volvieron un lastre para las finanzas. El rescate de la Federación nunca llegó, pues el gobierno federal también tuvo sus propios problemas de insolvencia. La falta de liquidez del gobierno estatal, aunado a la crisis económica nacional, siguieron provocando brotes de inseguridad en la población. Los delitos del fuero común no disminuyeron mucho, y la narcoviolencia no cesó, pues mientras hubo consumidores de droga, existieron cárteles que se disputaron el control de los territorios. El combate a la corrupción sólo fue un buen slogan propagandístico, porque si bien es cierto que cuidaron las formas y no se enriquecieron tanto como los duartistas, fue inevitable que surgieran nuevos ricos al amparo del poder. Miguel Ángel y sus hijos, que ya eran acaudalados, vieron crecer exponencialmente sus fortunas durante todos estos años. Por eso, el cacareado «cambio» se esfumó y ahora el electorado no está muy convencido de volver a apoyar en las urnas a los azules. Tal vez la opción sea la izquierda, pero tampoco los herederos del lopezobradorismo las tienen todas consigo. Aunque tienen menos colas que les pisen, sus propuestas de gobierno no han cuajado del todo en la percepción ciudadana. Carecen de estructura electoral en todo el estado y, a diferencia de los panistas, no poseen muchos recursos económicos para ganar la elección. Por si lo anterior fuese poco, estos pejistas recalcitrantes aún no se han podido extraer de su genoma el gen de sus primos perredistas, tan proclives al canibalismo, la división y las intrigas. Así que en los próximos comicios, por el momento no hay nada para nadie. Más bien priva entre la población el desencanto y la indecisión.

El barco «Veracruz» no se ha hundido todavía, pero está como aquel buque «Burgos» (septiembre/ 2016): ladeado y chamuscado. (Nota del autor: éste no es un análisis político, sino un mero ejercicio de imaginería… política ficción, pues. Por si las dudas, se recomienda a los lectores guardar este comentario en una cápsula del tiempo y abrirla hasta marzo de 2024, para verificar qué porcentaje de esto fue una epifanía; es decir, una revelación).