«He vivido pocos años pero intensos. Durante mucho tiempo fui una persona sumamente inestable, alguna vez escribí por ahí que la única constante entre todas mis variables ha sido la escritura», me dijo, entre muchas otras cosas, Flor Zavala. En esta segunda parte de la conversación nos habla de su proceso de aproximación a la creación literaria, de su mutación de flor a mariposa.

Humor a quien humor merece

Cuando la gente me conoce más a fondo sabe que tengo un gran sentido del humor, que me río mucho conmigo, si no lo hiciera pensaría que mi último año de vida ha sido una tragedia y no, qué horror. He aprendido a reírme de mí y eso se ve reflejado en lo que escribo, no creo que sea sarcástica ni algo más por el estilo. Me parece que no soy pesada con la gente (nadie se ha quejado) pero sí me gusta escribir desde la perspectiva del humor. Creo que quien ha encontrado el sentido del humor, ha encontrado también el sentido de la vida y así ha sido para mí, todo lo que pasó se ve reflejado en mis letras y estoy muy agradecida de haber tenido que transitar por este camino.

Flor de agua

Soy mujer de agua porque fluyo,
Porque no soy mar en calma
y sí río inquieto,]
Manantial que brota: soy la sed
que provoca el agua con sal].
(Flor Zavala)

Mi tiempo en la universidad definió en gran medida lo que soy ahora. Mis años en Xalapa fueron por completo intensos, conocí a muchísimas personas. Fui voluntaria en actividades culturales como ferias de libro y de arte, hice mi servicio social en Ágora de la Ciudad en donde impartí algunos talleres de escritura creativa para niños que se llamaron Palabritas; también trabajé con adolescentes y llegó un momento en el que estaba dando entre cuatro y cinco talleres al mismo tiempo, de promoción de lectura, de redacción para los empleados, etc. En la SOGEM también estuve dando clases de redacción, estoy muy agradecida con Irving Ramírez.
En esos años se me abrieron muchas puertas en lo laboral, en la cuestión personal, tuve relaciones muy, muy intensas tanto de amistad, como de pareja y eso me ayudó en la pasión literaria, no porque escribiera sobre ello, aunque también, sino porque fue una especie de impulso, de detonante creativo que en su momento –y por desgracia- me condujo a fuertes crisis emocionales.
Hace dos años tuve que regresar a Coatzacoalcos durante algunos meses, pues pasé por un episodio fuerte de depresión, y luego de recuperarme finalmente regresé a la Facultad. Mi proceso en la universidad más bien ha sido lento, tengo 25 años y apenas estoy por titularme.

Se hace camino al postear

Mucha gente que me conoce de antes, incluida mi familia, estaba esperando que me dedicara a escribir pero yo no lo veía como una posibilidad. Pensaba que de por medio había una competencia enorme, gente mucho mejor que yo (y aún lo sostengo). Me ha costado creer en mí (en cualquier aspecto) pero, a partir de 2012, poco a poco fue creciendo todo lo que hacía, en especial el número de gente que me leía. Revisé las estadísticas de mi blog y de mi cuenta de Twitter y ambas me arrojaron lectores de varios países, de repente ya no eran 1000 personas, eran 5000 y continuaba en aumento. No tenía idea de qué pasaba porque yo siempre he visto a las redes sociales, quizá está mal hecho pero así es, como una especie de block de notas, como un cuaderno que ahora permito cualquiera lea pero conforme han ido pasando los años he tenido distintas experiencias, no todas positivas, y he debido ser más cuidadosa con lo que permito que otras personas sepan de mí porque así como he conocido a gente increíble, así como he conseguido trabajo gracias a las redes sociales, también sé que hay un peligro constante al exponerse, y sí, he tenido experiencias más bien negativas que me han asustado un poco pero que a su vez me han permitido un crecimiento constante.

Arte para conSolarte

Solarte es un centro cultural para niños, la dueña es Esmeralda Solano, una amiga mía que se tuvo que ir de Coatzacoalcos y me pidió que me quedara como directora general. Ahora regresó y estamos, ella y yo, como co-directoras. Hay diversos talleres de lo que te imagines: de artes plásticas, de danza, de literatura, de amigurumi, que es un tipo de tejido japonés. Un amigo está impartiendo un taller de expresión no verbal y detección de mentiras para adultos y hay un taller de ensayo para adolescentes pero en un 80%, el centro es para niños.
Mi novio y yo damos un taller: el Taller Creativo. Lo que hacemos es enfocarnos en proyectos de arte en general pero no trabajamos con los niños la técnica de dibujo y pintura como tal, pues no soy artista plástica sino que trato de estimular esa parte que tienen contenida los niños. En la escuela les dicen que una casita se dibuja de tal o cual forma y les dan estructuras, entonces lo que hacemos es tratar de liberarlos de todo eso. Ha sido una experiencia muy linda, para mí es agotador, al igual que cuando doy Palabritas, siento que me pasaron seis elefantes encima pero tiene lo suyo trabajar con niños, me ha dejado una satisfacción que con los adultos es, pero es distinta. Siento que Coatzacoalcos es una ciudad que está pidiendo a gritos eso, que alguien o algo la respalde, que algo pueda irse a la raíz del problema y ayudar a que sane y creo que Solarte es una oportunidad importante.

PRIMERA PARTE: Malabarista de palabras
VER TAMBIÉN: Flor Zavala, trabajadora textual, impartirá un taller literario en Xalapa

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