Las andanzas y coqueteos con diferentes estilos musicales, y el retorno al jazz, son los temas de esta segunda parte de la conversación con el baterista Pablo Prieto.

Medley

Después me conoció el maestro Félix Agüero, hermano de Rabito [Salvador «Rabito» Agüero, paradigmático baterista mexicano de jazz], y tomé algunas clases con él. Me orientó, me puso un poquito de rigor para estudiar y me dio un buen impulso.
Seguí tocando y en la adolescencia empecé a experimentar varios estilos de música, inclusive llegué a tocar con algunos grupos de rock progresivo. A los 17 años, yo ya era un músico profesional.
En esa época, 1977 o 78 (no me acuerdo), conocí a Agustín Bernal y formamos un grupo que se llamó Jade Visions, éramos Alejandro Campos al sax tenor, Fernando Hernández al piano acústico, Agustín Bernal al contrabajo y yo a la batería. Estuvimos tocando en un lugar de la colonia Roma que se llamaba El Chato, en donde también toqué con la pianista Olivia Revueltas.
También en esos años empecé a tocar en el grupo de baile de uno de esos centros nocturnos que había aquí, en la Ciudad de México, se llamaba el Broadway de Satélite. Era un lugar muy importante donde llegaban José José, Lupita Dalessio, Angélica María, etcétera pero también llegaban Enrique Neri, Mario Patrón, Chilo Morán y todos estos músicos importantes, y yo ya estaba alternando con ellos. Después de esto me convertí en músico de acompañamiento de shows de artistas comerciales e hice una larga carrera, yo creo que estuve como 25 años acompañando a los artistas comerciales más importantes.

Travellin’ Jazz

Yo asistía a muchos conciertos de muchos músicos muy importantes con los que nunca me imaginé que después iba a tocar. A principios de los 80 entré a trabajar con un grupo muy famoso de aquí de México que se llamaba Hilario y Micky, estaba formado por el maestro Hilario Sánchez del Carpio y su esposa, la francesa Michelin Chantin, yo estuve con ellos en su época más importante. Michelin Chantin tenía muy buenas relaciones con los directivos de la cultura en México (lo que ahora es Conaculta en ese entonces se llamaba Fonapas) entonces teníamos mucha actividad, dábamos 10 o 12 conciertos al mes, tocábamos mucho en universidades, fuimos a los CCH, a la UNAM, a Chapingo, viajamos por toda la República, fuimos a Pachuca, Tulancingo, Morelia, Tampico, Tabasco, muchos lugares.

Hilario y Micky
Hilario y Micky

Hilario tenía un nivel muy alto, fue un músico muy creativo, el único que ha sabido mezclar, realmente, la música mexicana con el jazz, se explica porque era de Chiapas. Aparte de ser un gran instrumentista, fue un gran músico y, aunque yo ya tocaba batería, me formó para tocar su música porque requería de algo especial.
Casi al final de mi etapa con ellos, Micky se movió con las embajadas y logró que nos llevaran al Festival de Jazz de Montreal, en Canadá, que es el festival de jazz más importante del mundo, después fuimos al Festival de Verano de Quebec. En esa gira alternamos con figuras súper importantes del jazz.
Hilario tuvo de mucho florecimiento entre finales de los 70 y principios de los 80 y era amigo de una comunidad artística muy importante en México, uno de sus amigos era Juan José Gurrola, iba seguido su casa y hacían sesiones de escucha, fiestas y todo eso. Un día llegó Hilario y me dijo:
-Fíjate que Juan José Gurrola está escribiendo una obra de teatro, que va a presentar en España, y me está invitando a musicalizarla
-Ok, qué padre
-No, no entiendes, quiere que el trío toque la música en vivo
Hicimos unos ensayos, resultó maravilloso el asunto, le encantó a Juan José Gurrola y dijo a ver cómo le hago pero yo me los llevo a España. Gurrola era un hombre muy especial pero le caí bien y me trató muy bien.
Fuimos a España y cuando terminó esa gira me quedé tres o cuatro meses allá y estuve tocando con muchos músicos de Madrid, entre ellos el gran Pedro Iturralde, un saxofonista que es como el equivalente a Stan Getz porque inventó lo que llaman jazz flamenco, a finales de los 60. Además de Pedro Iturralde, estuve tocando con otros músicos de España, yo tenía 23-24 años, no sé si tocaba bien pero les caía bien y todo mundo me buscaba para tocar.

Private Brubeck Remembers

Pablo Prieto (Foto, cortesía de Pablo Prieto)
Pablo Prieto (Foto, cortesía de Pablo Prieto)

El 28 septiembre, 30 septiembre y 2 octubre de 1976 tuve la fortuna de asistir Bellas Artes a ver unos conciertos de Dave Brubeck, fue la última vez que estuvo en México. Lo conocí, fue muy amable conmigo y cuando estuve en el Festival de Jazz de Montreal, con Hilario y Micky, me lo encontré, se acordó de mí, intercambiamos una buena conversación durante un rato, me dio su teléfono y sus datos y me dijo háblame cuando quieras, escríbeme o lo que quieras. A partir de entonces procuraba hablarle en su cumpleaños y un par de veces más al año. Se acordaba muy bien de mí, me atendía con mucha atención y con mucho cariño, era un ser humano increíble, con una sencillez y una calidad humana fuera de serie, como son los grandes.
Después de estar con Hilario y Micky fue que comencé esa carrera comercial de la que te hablaba hasta, más o menos, el año 2000 cuando me cansé del jet set, de los mánagers, de los artistas, de los aviones y dejé todo eso para dedicarme a tocar jazz nuevamente. El maestro Alberto Zuckermann me invitó a tocar con él y me ayudó mucho para retomar el jazz.

 

PRIMERA PARTE: Once When I Was Very Young
TERCERA PARTE: En mi propio dulce camino
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