Aunque joven, Jesús Rodríguez Alarcón es un baterista muy experimentado cuya formación ha ido del aprendizaje «callejero» con maestros como Adolfo Álvarez o Sergio Martínez «el Picos» a la educación formal en el campus de Berklee que se encuentra en Barcelona. Su primera batería estaba suspendida en el aire.
Drum is in the air
Yo soy de aquí de Xalapa, nací el 24 febrero 1980. En mi familia hay un tío músico, hermano de mi mamá. En mi niñez, él estaba estudiando violín en la Facultad [de Música UV], aparte tocaba guitarra en grupos de folclor y a mí me resultaba muy interesante el mundo de las partituras y ver diversos instrumentos. A mi mamá también le ha gustado mucho la música desde siempre, escuchaba salsa, baladas, todo eso. Esos fueron los primeros acercamientos que tuve con la música.
Después nos mudamos, primero estuvimos en Veracruz y luego nos fuimos a Mérida. Yo quería tocar la guitarra pero ya no había instrumentos en la casa entonces, con la música que escuchaba mi mamá y la que escuchábamos en la radio, empecé a seguir el ritmo con las manos y vi que funcionaba y comenzó a ser como mi hobby. Fue cuando me empecé a interesar la batería, tendría como 10 u 11 años.
Después, por influencia de mis primos empecé a escuchar grupos de rock y ahí fue el detonante, cuando llegaba de la secundaria, lo que hacía era encerrarme en mi cuarto a jugar a que estaba tocando, sabía dónde estaba la tarola, los tums, los platillos, etc. pero no tenía nada, tocaba al aire. Así me aprendí todas las canciones.
Baby come back
Regresamos a Xalapa cuando yo tenía como 13 años y coincidió que mi tío, el músico del que te cuento, tenía una batería armada en casa de mi abuela y se la quería regalar a uno de mis primos que también se convirtió en músico, es contrabajista clásico, está en la Filarmónica de Boca del Río. Un día llegué, vi la batería y me puse a tocar lo que, de alguna forma, había aprendido con los discos y mi tío salió a ver quién estaba tocando. Cuando me vio me dijo:
-Oye, ¿quién te enseñó eso?
-Nadie, me gusta escuchar la música y seguirla
Le conté el proceso y me dijo, sorprendido, tienes talento, ¿no te gustaría aprender? En ese momento ni siquiera había contemplado el asunto de aprender formalmente un instrumento pero le dije que sí y me llevó con un amigo suyo que se llama Omar Tapia, que tocaba en un grupo versátil. Él me dio las primeras clases de batería y me empezó a gustar más.
Adolfin Jones
Como mi primo no pudo llevarse la batería, mi tío me dijo que me la llevara a mi casa y ahí empezó la revolución, no paraba de tocar. Al poco tiempo, mi maestro me dijo ¿sabes qué?, prefiero que vayas con mi maestro, y me llevó con Adolfo Álvarez, yo tendría como 15 años.
Terminé la secundaria y les dije a mis papás quiero entrar a la Facultad de Música, hago la prepa abierta, apóyenme, y me dijeron que sí. Entré a la Facultad y, a la par, seguí con Adolfo.
Llegué con Adolfo sin saber nada y él empezó a acercarme al jazz, me acuerdo que me decía que llevara casetes y me grababa discos de Stan Getz, Kenny Barron, mucha gente y así me fue naciendo el gusto por el jazz. También me invitaba a ver los videos que presentaba Jazz Orienta [asociación civil dedicada a promover el jazz que tuvo mucha actividad en los años 90] en la Galería de Arte Contemporáneo.
Eran los 90 y recuerdo que la primera banda que escuché en vivo tocar jazz fue Jazzimiento, un grupo en el que estaban Cecilia [Ladrón de Guevara], Picos [Sergio Martínez], Iván [Martínez], Arlan [Harris], Alci [Rebolledo] y Ángel Luis [Guerrero]. En ese momento dije yo quiero tocar esto.
Cuando llegaba a casa de Adolfo para tomar clases, a veces estaba ensayando con Jazz entre Tres, en esa época estaba Benjamin Willis y acababa de entrar Édgar [Dorantes], por ahí tengo todavía el disco que grabaron, Blues a las Once, firmado por los tres.
Ambrosía salpicada de rockeros…
Estuve en la Facultad como tres años pero desde entonces sabía que quería tocar jazz y era complicado compaginarlo y, además, tuve un problema de salud a los 18 años que me hizo salirme de la Facultad durante un lapso. En el 99 decidí dejar la Facultad y empecé a tomar clases con Iván [Martínez], y empecé a tocar con grupos de rock que hicimos con amigos de la Facultad de Música. Tocábamos en los bares de Ávila Camacho, había uno que se llamaba El Andén, que estaba frente al Boulevard, y ahí andábamos tocando y buscando el contacto con otros músicos, así conocí a Tavo [Gustavo Bureau], él también tocaba en ese tipo de lugares, nos veíamos y nos hicimos amigos desde entonces.
Entre el 2000 y el 2002 estuve yendo al DF a estudiar con Pedro Galindo, un baterista que estaba, y sigue estando, muy activo, en ese entonces él tocaba con cantantes como Emanuel, Mijares, muchos de estos. Me acuerdo que me decía oye, vente para acá, ¿qué haces en Xalapa tocando con grupos que están haciendo canciones de Alejandra Guzmán?, por ejemplo, mejor vente, aquí puedes llegar a tocar con Alejandra Guzmán, yo te recomiendo. Pero yo siempre tuve muy claro que quería tocar jazz.
Enlaces cercanos del primer tipo
Después de esto vinieron los Seminarios JazzFest y ese fue otro punto importante para mí. En el 2002 vino Antonio Sánchez por primera vez y fue un cambio en la manera en que yo veía el proceso de la batería y del jazz en general.
Un poco antes, el maestro Leo Corona me invitó a tocar en un ensamble de jazz latino que hizo con músicos de la Orquesta de Música Popular para tocar en ese encuentro del JazzFest. Esa fue la primera vez que toqué con un grupo de jazz y en el contexto de un teatro, ese concierto fue un tanto complicado porque atrás de mí estaban Antonio Sánchez y todos los bateristas del país que habían venido a estudiar y ahora son los que están en la escena: Giovanni Figueroa, Gustavo Nandayapa, todos estos.
Leo Corona tocaba el piano y dirigía la banda, estaba Ángel Luis en el bajo, Gil [Gilberto Velázquez] en el sax, Nayo [Bernardo Villagómez] en el trombón, Aurelio Parra Chitica en la trompeta, Gerardo «el Oaxaco» en la percusión y Marlon [Hernández] en la guitarra, él también es de mis amigos de la época de la Facultad, tocábamos rock y todo eso.
Ahí conocí a Ángel Luis Guerrero y nos hicimos grandes amigos, él y Mina [Smirna Prieto, percusionista, esposa de Ángel Luis] son, de alguna forma, como hermanos mayores para mí. Ángel Luis me empezó a invitar a tocar a Enlace porque en ese momento Iván [Iván Martínez era el baterista del grupo] ya tenía otros compromisos.
Empecé a tocar con Enlace, la primera vez que toqué con ellos fue en el JazzFest del año siguiente, 2003. Tocamos en la Muestra Jazztronómica [un festival de grupos xalapeños de jazz que se organizó en la Salsoteca Barlovento] y en varios lugares.
SEGUNDA PARTE: Los tiempos picudos
TERCERA PARTE: Fascinating Rhythm
CONTACTO EN FACEBOOK CONTACTO EN G+ CONTACTO EN TWITTER