No estamos echando habladas, dando rienda suelta al imaginario colectivo o segregando mensajes de las redes sociales, es cierto.

En una conferencia de prensa en Roma, quien fuera un alto funcionario en la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, Krysztof Charamsa, anunció que era gay y mantenía una relación con otro hombre, cosa que en estos tiempos no espanta a nadie. Lo que llama la atención es que se trata de una persona que dedicó su vida al Vaticano, hasta el 3 de octubre del año pasado cuando fue separado de su cargo, por lo que se pronunció de una forma directa contra su iglesia.

En una carta al papa Francisco, Krysztof Charamsa acusó a la Iglesia de convertir «en un infierno» la vida de millones de católicos gay en el mundo. Criticó lo que llamó la hipocresía del Vaticano al prohibir a los sacerdotes homosexuales, incluso cuando, según dijo, el clero estaba «lleno de homosexuales». En aquel mes de octubre de 2015, la Santa Sede indicó que la decisión del cura de salir del armario, en la víspera del sínodo del Vaticano sobre la familia, había sido irresponsable, ya que tenía la intención de poner a la asamblea del sínodo bajo una excesiva presión de los medios.

El sacerdote en cuestión otorgó a la BBC de Londres una copia de la carta que envió al Papa Francisco, en la misiva crítica a la Iglesia de «perseguir» y causar «sufrimiento inmensurable» a los católicos homosexuales y sus familias. Asegura que después de un «largo y atormentado período de discernimiento y oración», había tomado la decisión de «rechazar públicamente la violencia de la Iglesia hacia las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales».

El teólogo de 43 años indica que, aunque el clero católico está «lleno de homosexuales», también es «frecuente y violentamente homofóbico”; y pide a «todos los cardenales gay, obispos gay y sacerdotes gay que tengan el coraje de abandonar esta Iglesia insensible, injusta y brutal». Afirma en el texto que ya no podía soportar «el odio homofóbico de la Iglesia, la exclusión, la marginalización y el estigma de personas como yo», cuyos «derechos humanos están negados» por la Iglesia.

El cura polaco, por otro lado, calificó de «diabólica» la declaración del Papa Benedicto de que la homosexualidad «es una fuerte tendencia dispuesta para un mal moral intrínseco». El teólogo escribe que los católicos LGBT tienen el derecho a una vida de familia, «incluso si la Iglesia no quiere bendecirlos» y criticó al Vaticano por colocar presión en los Estados que han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Ustedes, amables lectoras y lectores, seguramente tienen su opinión; la intención nuestra es poner sobre la mesa información que viene en contexto a lo sucedido el pasado fin de semana, cuando algunas agrupaciones que defendieron su concepto de familia le dieron candela al debate sobre el matrimonio igualitario.

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