Entrevistado este domingo, el senador priista Héctor Yunes Landa dijo que si nuevamente llega a ser candidato a la gubernatura en 2018 tendrá mejores posibilidades de ganar ya que, argumentó, no cargará con “el muerto” que lo hizo perder en las elecciones de junio pasado.

Al comentar sobre los recorridos que desde la semana antepasada ha venido realizando por diversos municipios del centro y norte de la entidad, Yunes Landa afirmó que encontró “un ánimo extraordinario en favor de la posibilidad de que en el 18 (2018) volvamos a competir y creo que habrá mucho mejores condiciones, ya no voy a tener que andar cargando un ‘muerto’ para poder ganar esa elección”.

Pero cuando le preguntaron a qué “muerto” se refería, el senador priista evadió identificarlo por su nombre y cargo, concretándose a referir que es “uno muy pesado que ya pesa un poquito menos físicamente pero políticamente pesa más”.

Obviamente se refería al gobernador Javier Duarte de Ochoa, contra el cual arremetió hace once días en el noticiero radiofónico del periodista capitalino Ciro Gómez Leyva, luego de que el mandatario veracruzano, entrevistado el día anterior en ese mismo espacio informativo, declaró que Yunes Landa debía asumir la responsabilidad de su derrota y reconocer que equivocó su estrategia de atacarlo durante su campaña electoral.

“Quizá mi problema es no haber sido más severo en los cuestionamientos hacia su gobierno, eso sí lo acepto y eso sí lo asumo”, le reviró Héctor Yunes a Duarte ante el periodista Gómez Leyva, a quien le enumeró los principales factores que, en su opinión, propiciaron su derrota. “El primero fue ese violento desalojo de personas de la tercera edad, adultos mayores, aquellos jubilados y pensionados que exigían que les pagaran noviembre, diciembre, el aguinaldo (de 2015) y otras prestaciones, desalojo violento con seis lesionados…”, señaló el ex candidato priista, quien luego recordó también la molestia del empresariado por el incremento de 2 a 3 por ciento del Impuesto a la Nómina, que “en lugar de estimular lo que provocó fue que los empresarios pensaran en no generar más empleos porque les iba a costar más generarlos”, y finalmente agregó que también influyó en su derrota la falta de pago de gobierno a proveedores.

Yunes Landa lamentó que el gobernador no solicite licencia, pues insistió en que su salida del gobierno “ayudaría a que baje ese ritmo que lastima tanto a Veracruz”. Por eso ahora el senador priista ha declarado que en 2018, cuando Duarte ya no gobierne Veracruz, él tendría más posibilidades de llegar a la gubernatura si es que nuevamente lo postula el PRI.

En efecto, dentro de dos años Héctor ya no cargaría con “el muerto” que en esta elección le representó Duarte, pero en cambio tendría que arrastrar, junto con el candidato presidencial de su partido, a otro fiambre político peor: el del presidente Enrique Peña Nieto, quien antes del último escándalo mediático por el plagio que realizó a diez autores para elaborar su tesis con la que obtuvo en 1991 la licenciatura en derecho por la Universidad Panamericana, las encuestas lo ubicaban en su nivel más bajo de aceptación entre la población en general (23%) y entre los líderes (18%), quienes respectivamente le daban 3.9 y 3.2 de calificación a su gestión presidencial.

¿Por qué cree Yunes Landa que su compadre y padrino político, Manlio Fabio Beltrones, decidió renunciar a la dirigencia nacional del PRI dos semanas después de la debacle electoral en Veracruz y seis estados más donde perdieron las gubernaturas? El jueves 23 de junio, recién conocida la dimisión de Beltrones, el ex dirigente nacional del PAN y actual titular de la Comisión Anticorrupción interna del partido blanquiazul, Luis Felipe Bravo Mena, escribió en el diario El Universal un interesante artículo sobre el futuro político del ex gobernador priista de Sonora, quien el próximo 30 de agosto cumplirá 64 años de edad.

“Manlio Fabio Beltrones se niega en redondo a seguir encabezando el PRI: ‘Lo que los gobiernos hacen, sus partidos lo resienten’. Es fractura, deslinde y liberación. Recomienza su campaña para colocarse la banda nacional en 2018… La clase política oficialista, agraviada por la exclusión, aplaudió fervorosamente la entronización de uno de sus más conspicuos representantes del liderato partidario. Los delfines del cártel mexiquense-hidalguense trataron de impedirla, pero al final aguantaron la decisión presidencial. Sabían que se incorporaba al derby por Los Pinos un purasangre y había que trampearlo. En su despedida Beltrones no logra escapar del lenguaje cortesano con párrafos cifrados sólo comprensibles entre sus congéneres, pero revela lo suficientemente para que el público se entere que no dejará que este gobierno acabe con el PRI. Encabezará la batalla para impedir el retorno de su partido a la oposición. Música celeste para el priísmo dolido por las recientes derrotas. ‘No está en juego la numeralia electoral del 5 de junio, sino el proyecto de nación para el siglo XXI. Lo importante es defender un proyecto de modernización del país’. No abandonará el terreno de lucha: ‘Mi vocación es la política y seguiré en ella’. Las bases del PRI decepcionadas con el gobierno ya tienen candidato presidencial. El programa de modernización está escrito desde hace seis años, se titula: La vida y la política. Orden, desarrollo y bienestar (Quimera, 2011) e intenta responder a una pregunta: ‘¿Para qué se quiere ganar el poder?’. El plan quedó guardado cuando su autor recogió sus estandartes y se allanó a la avasalladora operación tele-política que hizo presidente a Peña Nieto. Hoy no queda corcel ganador en la cuadra del gabinete, todos están reventados. Manlio salió del corral. Es caballo de hacienda sin el pesado fardo de esa marca. ¿Logrará llegar a la meta?”, lanza la interrogante el panista Bravo Mena.

En Veracruz, Beltrones necesitaría aliados que desde ahora se deslinden también de Peña, el “muerto” que en 2018 les pesará mucho más que la carga que Duarte y su gobierno le representaron hace un par de meses a Héctor Yunes y al PRI. ¿Pintará su raya el senador?