Bueno, en realidad esta carta va para los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, porque veo que ellos son los que mandan y ordenan ante la masa magisterial que los sigue obedientemente.

Así que, señores dirigentes de la CNTE:

He visto que con el inicio del ciclo escolar 2016-2016 este mismo lunes ustedes han insistido en su estrategia de mantener cerradas las escuelas de las entidades en las que mandan o tienen fuerte presencia, sindicalmente hablando, que son Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y en la Ciudad de México.

Cerrar las escuelas y las carreteras ha sido y sigue siendo hasta hoy su estrategia de presión contra el Gobierno y contra la más reciente reforma educativa, la que de ningún modo quieren permitir que siga adelante.

Con esas acciones han conseguido molestar un poco al Gobierno y mucho a los padres de familia, a los transportistas, a los turistas, a los empresarios. Y a la fecha no han obtenido algún resultado beneficioso para su causa, porque hasta donde vemos, la reforma sigue y la autoridad se mantiene firme en que no es materia de negociación.

Por eso esta carta, y esta pregunta para ustedes:

¿No han considerado emplear otros métodos, otras tácticas, que tengan una mayor eficacia y que no vuelquen a la ciudadanía en su contra porque ustedes afectan sus intereses, su tranquilidad, su patrimonio, su vida cotidiana?

Y es pregunta a la que yo no pongo respuesta. Desde hace mucho tiempo, cuando era un jovencito, decidí abstenerme de dar consejos a la gente, porque me he dado cuenta en mi experiencia de vida que por lo general el aconsejado no te escucha, no quiere tu opinión y termina enojado porque le quieres controlar la vida.

Por eso yo solamente pregunto:

¿No habrá otras maneras, señores profesores? ¿Unas que no afecten tanto a la educación y al país?

¿O se trata de lastimar por lastimar? ¿De hacer daño? ¿De que todos perdamos algo por culpa de su movimiento?

Hay cosas que en verdad pondrían a temblar a la gente del Gobierno. Imaginen que ustedes se proponen mejorar sensiblemente la calidad de la educación que dan a sus alumnos. Una sociedad bien educada da paso a un pueblo exigente con sus autoridades, refractario a la corrupción, que está dispuesto a hacer cualquier tipo de guerra para encontrar la paz.

¿Saben cuánto duraría nuestro gobierno democrático con una ciudadanía así? ¡Nada! Ésa, aunque larga y trabajosa, es la mejor forma de hacer con éxito la revolución que nuestro país necesita para ser mejor.

Dejar de trabajar es la cosa más fácil del mundo. Congregar a grupos de profesores con la carnada de mejoras salariales, es sencillo. Lo difícil, lo que sí vale la pena, es levantar un movimiento que implique más trabajo, más estudio, más capacidad.

¿Por qué en lugar de especializarse en robar tráileres, en secuestrar autobuses, en tomar casetas de cobro, no estudian maestrías y doctorados para que los niños mexicanos tengan a los maestros más preparados del mundo?

Y entonces sí valdría la pena que ganaran los sueldos que ganan ustedes como dirigentes y los no tan fabulosos aunque dentro del decoro de la mayoría de los docentes.

Les juro que con unos profesores así, la masa ciudadana saldría a exigir al Gobierno las mejores condiciones para que ejercieran su vocación de enseñar.

¿Por qué no sustituir la violencia por el estudio, la ignorancia de la fuerza por los beneficios de la razón?

Les puedo asegurar que saldrían ganando ustedes… y México.

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