«¿Qué te puedo decir que mi obra?, que es como yo, que está llena de contrastes, que me emociona, que me hace llorar, que me hace reír, que me hace viajar con la mente como ahora mismo lo acabamos de hacer. Te puedo decir que me siento un ser humano sumamente privilegiado, estudié una carrera que me abrió una enorme puerta al universo y tuve un padre maravilloso».
Esto me dijo Estela Jara, con los ojos húmedos y la voz quebrada, casi al final de una conversación en la que hubo risas, llantos y evocaciones, todas ellas envueltas, cobijadas por una palabra: magia.
Libros abiertos
Cuando terminó el trabajo con el Gobierno del Estado, me regresé a Difusión Cultural. Se terminó el rectorado de Emilio Gidi y llegó a la rectoría Víctor Arredondo y él, como la mayoría de los rectores, no tenía un fotógrafo que cubriera sus eventos. Me lo presentaron, entré a trabajar con él. Concursé para una plaza en el Instituto de Artes Plásticas, la gané y, paralelamente, me fui a trabajar al Instituto.
En el Instituto estás muy involucrado en el trabajo de hacer exposiciones y publicaciones pero yo, desde que estaba en el segundo semestre de la carrera empecé a hacer exposiciones y desde entonces nunca dejé de hacer por lo menos una o dos al año, claro que cuando me fui al Instituto hacer exposiciones, publicaciones y dar clases ya formaba parte de mi rutina.
Dar clases es igualmente enriquecedor porque todos los días aprendes de cada uno de los estudiantes, aun cuando en el Instituto las clases que se dan no son para estudiantes de artes sino son para estudiantes que pertenecen a otras carreras porque estás trabajando con el Programa Flexible y trabajar con ese programa es muy interesante porque trabajas con estudiantes, por ejemplo, de la Facultad de Contaduría, Medicina, Odontología, Ingeniería Civil, Mecánica, que son las carreras que comúnmente llamamos duras. Los estudiantes ingresan a esas carreras y dicen bueno, queda espacio en foto, pues me meto a foto para cumplir materias.
Esos jóvenes no tienen un concepto sobre las artes y no se involucran de lleno, es más, creo que ni siquiera intentan involucrarse, no porque sean tontos, simplemente porque no lo entienden y porque no está en su desarrollo, no de todos, pero sí de muchos entonces uno de los retos es hacer que los estudiantes no solo se involucren en el arte sino que lo descubran y lo aprecien.
Es muy enriquecedor cuando descubren que la fotografía puede ser una herramienta y después descubren que con la fotografía no solamente pueden tomar las fotos de recuerdo de los padres, de los amigos, de los hijos, etc. sino que también pueden expresar sus sentimientos y sus emociones, entonces se vuelve un complemento para su desarrollo como humanos.
Cuando te metes a trabajar tanto desnudo como expresión corporal con los estudiantes, descubres cómo ven esa magia y se vuelve un tema sumamente interesante para ellos y enriquecedor para mí.
Siempre les digo a los estudiantes que no tomen las clases solamente dentro del aula entonces salíamos mucho, íbamos al museo, a galerías para que vieran el trabajo de otras personas y pudieran desarrollar el suyo propio. Los llevaba a ver la Sinfónica, a muchos lados porque muchos vienen de otras comunidades y, como te comentaba al principio, los que vivimos en Xalapa somos privilegiados por tener tantas actividades creativas y para mí era muy importante hacer que descubrieran eso que tenemos cotidianamente aquí porque ellos no cuentan con el bagaje cultural, no cuentan con muchas cosas y entonces es como meterlos a ese libro donde ellos pueden descubrir música que les puede erizar la piel, que les puede emocionar, y explicarles por qué y también explicarles que uno no toma las carreras de las artes porque sean fáciles, a lo mejor es más difícil estudiar artes porque ¿cómo puedes lograr trasmitir una emoción con una imagen o con una nota musical o cómo puedes engancharte con una obra de teatro y llorar con la tragedia que te están relatando de un personaje que no eres tú pero que lo puedes entender?. Toda esta magia, para mí, es sumamente importante.
Durante muchos años di una materia que se llama Procesos Creativos que tiene que ver precisamente con eso, cómo tomas de la mano a tus estudiantes y les enseñas a descubrir el mundo de las emociones y tú, como espectador, disfrutas de ver sus emociones, o sea, el aprendizaje es de ida y vuelta.
Frut-eros
En esa época tuve el honor de ser invitada a Canadá, por la Universidad de Victoria, para ir a exponer una serie que se llama Néctar del goce silencioso, esta serie tiene que ver con las frutas que cuando pruebas su néctar se convierte también en un goce erótico.
Fui a Canadá, llevé mi obra, yo no hablo inglés pero armé una conferencia, hice el guion en español, contraté a una persona para que hiciera la traducción al inglés e hice un video y lo presenté allá, mi intención era que los estudiantes de la Universidad de Victoria entendieran la esencia de todo ese proceso creativo que tenía que ver con las frutas.
Fue una experiencia muy gratificante, muy interesante, aprendí horrores y creo que dejé una buena imagen. Cuando hablo de imagen me refiero a la responsabilidad que llevaba de representar a la Universidad Veracruzana.
Estando allá me invitaron a dar una clase en compañía de una profesora de allá y fue extraordinario, disfruté mucho estar con los estudiantes de pintura, no me enfoqué a la pintura en sí misma porque eso es una técnica sino que la clase que di fue enfocada hacia la creatividad y cómo plasmar algo.
Estuve por allá como 15 días, me dieron un trato muy bueno, la vicerrectora me atendió, desayunamos juntas un día, ella habla un español, no perfecto pero entendible. Hablamos sobre las artes, sobre la importancia de lograr que un estudiante plasme, sobre un lienzo, la idea que originalmente tiene porque muchas veces, desgraciadamente, la idease va transformando cuando no logramos tener muy claro lo que queremos decir.
Yo me hospedé en el campus de la universidad y una maestra que se ocupó de ser mi anfitriona, de llevarme a todas partes. Esta persona es maestra de Historia de Arte allá en Victoria, tiene una información maravillosa y una manera de narrar cómo llegaron los primeros personajes a poblar Canadá y cuál era su forma de expresión relacionada con las artes, es interesantísimo, es una mujer brillante. Ella después vino aquí, invitada por el Instituto, para dar una serie de conferencias y el director del Instituto de esa época me pidió que yo fuese su maestra anfitriona para llevarla a comer y todas esas cosas. Fue extraordinario, trabamos una amistad que continuamos hasta la fecha.
Todos los caminos llevan a Italia
Después, por azares del destino, un crítico de arte italiano vino a Xalapa. No me conocía pero vio parte de mi obra que se estaba exponiendo en el Ágora de la Ciudad, fue muy curioso porque la estaban quitando cuando él llegó y no se la pudieron mostrar completa pero Rebeca [Bouchez], que en esa época era directora del Ágora me llamó a la casa, nos contactó, él vio la obra, le interesó muchísimo y me dijo oye, te invito, ve a Italia y expón el próximo año.
Fui a exponer a una comunidad que se llama Santa Lucia di Piave, que está en el noreste. Llevé una serie que se llama Trópicos que tiene que ver con el paisaje y con la exuberancia de las selvas, las flores y las plantas que tenemos aquí en Veracruz.
En esa ocasión estuve como un mes, más o menos, y también fue la primera vez que tuve la oportunidad de estar en París. Yo desde siempre amé París, siempre dije cuando yo vaya a Europa, el primer lugar que conozca va a ser París y, efectivamente, tomé un vuelo México-París, no salí del aeropuerto pero el aeropuerto Charles de Gaulle es espectacular.
Yo volaré por cielos y mares…
Cuando te hablo de estos viajes quiero decir que un artista tiene que viajar no solo con los libros, no solo con la mente, tiene que ir, tiene que oler, tiene que sentir, tiene que capturar. Aun cuando no fotografíe cada milésima de instante de los lugares donde esté, uno tiene que ir y sentir ese ambiente que está siempre. Los ambientes cambian de acuerdo a tu estado de ánimo, van a la alta si estás en una gran felicidad o a la baja si estás en una enorme tristeza pero tenemos que respirarlos, abrazarlos, tomarlos, hacerlos nuestros.
Viajar es otra historia, desde mis primeros viajes fuera del país, y dentro pero en avión, la historia con el tren es diferente, cuando viajas en avión estás en las nubes y ves todo, ves las montañas, ves esa grandiosidad que llamamos Tierra.
Stella by starlight
Antes de venirme a estudiar a Xalapa pasó una cosa muy interesante, había pasado el cumpleaños de mi papá y una semana después, cuando ya estábamos en los preparativos para mi viaje, fue a mi habitación a las cinco de la mañana, me despertó y me dijo:
-Demos un paseo
-Sí
Me puse un short, salí, me subí a la camioneta y fuimos a la playa, callados. Estaba entre oscuro y los primeros rayos, y tuvimos una charla maravillosa, no la puedo detallar toda porque lloraría a mares pero hablamos de la vida que tenemos en nuestra mente, de la vida que tenemos en nuestros pasos y de la vida que tenemos frente a nuestros ojos y me hizo ver y entender que la vida que tenemos en la mente, la que tenemos en nuestros pasos y la que tenemos en nuestros ojos son tres vidas diferentes y cada una de estas partes del cuerpo la percibe distinto y me dijo siempre trata de estar alerta para que sepas a dónde corresponde cada una, nunca las desarticules, pero nunca las vueltas una sola.
Si yo tuviera que sintetizar la relación con mi papá, la sintetizaría en ese día. Caminamos mucho sobre la playa, callados, tomados de la mano, me hizo ver muchas cosas, hablamos de sexo, hablamos de todo eso que un padre siente que tiene que decirle a su hija cuando se va a ir. Al final, hablamos de volar, me dijo vuela todo lo que puedas, vuela a las estrellas, solamente ahí vas a encontrar muchos espacios que te corresponden pero recuerda, cada uno es diferente, uno es el de tu mente, otro es el de tus pies y otro el de tus ojos y cada uno tendrá su propio espacio aunque los tres te pertenezcan.
Aunque ya lo he hecho muchas veces, siempre que me subo a un avión y despega, él viene a mi mente. Siempre pido ventanilla, me olvido de toda la demás gente y tomo una gran cantidad de imágenes fotográficas. Cuando iba a Italia tomé los Alpes Suizos y me maravillé de esas luces rosadas, amarillas, rojas, vi la enorme montaña de hielo y me enamoré y dije de aquí soy, esto es mío, nadie me lo va a quitar porque forma parte de los muchos secretos que me dio mi papá: tienes que estudiar porque lo que aprendas, nadie que lo va a quitar, te pueden quitar un dinero, te pueden quitar un amor, pueden pelear contigo por un hijo (ruego a Dios nunca te lo quiten) pero el conocimiento jamás te lo van a quitar, es tuyo y puedes hacer con él lo que quieras, cuando quieras, a la hora que quieras porque está dentro de ti.
Si a cada ciudad, pueblo, municipio, país o lugar que vayas, cuando llegas lo respiras, es un olor más en tus recuerdos, ya te pertenece.
Me siento agraciada por haber tenido ese padre, muchas veces extraño nuestras charlas. Una vez, cuando tenía siete u ocho años le dije:
-Papá, no me gusta mi nombre, es muy duro
-Es porque no sabes lo que significa: estela puede ser la brisa del mar, ¿te acuerdas cuando vamos a la playa y meto el Jeep?, eso que ves cuando brincas y dices, guau, es una estela. Si ves las esculturas de los mayas, también son estelas y si ves una estrella, también es una estela. Deja camino, Estela, eso eres.
Cuando me lo dijo lo entendí y me gustó. Así que eso soy, un mucho de ángel, un mucho de Estela.
PRIMERA PARTE: Entre el cielo y el mar…
SEGUNDA PARTE: Los paisajes de la piel
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