Por segunda ocasión consecutiva, el subsecretario de Promoción Turística del estado, José Guillermo Herrera Mendoza, nos ha enviado otra carta personal que pretende ser “aclaratoria” pero que no aclara la mayoría de las interrogantes que el pasado viernes 12 le planteamos en este espacio periodístico en respuesta a su anterior misiva.
Nos reprocha que se “desahoga este tema con fundamento en lo que el frustrado empresario ‘Padilla Farfán ha filtrado’ sin realizar acciones de investigación y verificación sobre la información que le aportaron”, refiriéndose al asunto de una residencia que le prestó el constructor Fernando Padilla en 2010, casi ocho meses antes de que finalizara el sexenio del gobernador Fidel Herrera Beltrán, cuando Herrera Mendoza llegó a despachar como secretario de Comunicaciones del estado.
Con la mejor intención de aclarar este caso, en la anterior respuesta a su primera carta le planteamos al funcionario duartista una serie de interrogantes con el propósito de informar de primera mano a la opinión pública. Y es que como él mismo reconoció que no era dueño de esta residencia, entonces le preguntamos si la rentó o la recibió en préstamo; que si la arrendaba, cuánto pagaba mensualmente y desde cuándo la desocupó; le pedimos que nos proporcionara copia fotostática del contrato de arrendamiento, y le expusimos que si ya no la ocupaba por qué aún poseía llave de la casa y no había sacado el menaje que hasta ahora reclama legalmente.
La “filtración” de Padilla Farfán que nos recrimina el ex convergente no la hizo dicho personaje a este columnista, pues jamás hemos tenido trato ni conocemos personalmente al “frustrado empresario” como lo llama Herrera. Por eso resulta un exabrupto que el funcionario nos impute habernos constituido “como defensor” de Padilla, quien si fuera servidor público como José Guillermo también le estaríamos exigiendo cuentas.
Este tema fue retomado en esta columna del diario porteño Notiver, quien en su edición impresa del miércoles 3 de agosto publicó en su primera plana una nota informativa y un par de fotografías con el siguiente encabezado: “Subsecretario de Turismo moviliza policías para desalojar residencia que le ‘prestaron’”. La información, obviamente, se nos hizo de interés público por el nivel del funcionario implicado, dada su trayectoria y antecedentes políticos, y no por el empresario, con quien no tenemos relación.
Precisamente por esta situación polémica es que referíamos otros sucesos en los que Herrera Mendoza también había sido involucrado. Uno de ellos fue la denuncia pública que el entonces secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, hizo en su contra en 2005, al inicio de la administración del gobernador Herrera Beltrán, acusando ante los medios de comunicación al entonces dirigente estatal de Convergencia de quererlo chantajear con el pago de 150 mil pesos mensuales “para dejarlo trabajar”. En su argumentación expuesta en la primera carta aclaratoria que nos envió, afirmó que era “un infundio” aunque reconoció que “fueron integrantes del régimen de ese entonces quienes pretendieron cooptarnos, lo que de ninguna manera aceptamos los presidentes de los comités directivos del PAN, Lic. Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, y del PRD, Lic. Rogelio Franco Castán, ni su servidor”, afirmando que “no admitimos ni siquiera una hoja de papel que pudiera comprometer nuestro actuar apegado a nuestra ideología y principios políticos”.
Sin embargo, le recordamos que en abril de 2010 finalmente Herrera Mendoza terminó siendo cooptado por el régimen de Fidel Herrera, quien sin cumplir con el perfil técnico lo designó secretario de Comunicaciones del estado. Eso parece haber irritado al actual subsecretario de Turismo, quien en esta última misiva arguye que “en cuanto a mi reincorporación a la Administración Pública Estatal en el año 2010 y que usted plantea de manera descontextualizada, es necesario precisar que en el año 2004 se dieron los intentos de cooptación por algunos personeros de ese periodo y que, en los seis años que transcurrieron posteriormente a ese hecho, terminé mi gestión como Presidente del Comité Directivo Estatal de Convergencia e, incluso, en el año 2009 anuncié públicamente mi separación de ese instituto político, de lo cual dieron cuenta los medios de comunicación, por lo que de ninguna manera fui cooptado como usted se atreve a afirmar:”
¿Entonces al separarse de Convergencia también renunció a su “ideología y principios políticos” para incorporarse al régimen que seis años atrás lo había querido corromper?
Por otra parte, nos “invita” a “reflexionar sobre el riesgo de inseguridad en el que pone a las personas y sus familias realizando públicamente afirmaciones irresponsables como la de que soy propietario de una casa en Playa del Conchal valuada en muchos millones de pesos, lo cual niego rotundamente”, pero en cambio sugiere que “en aras de dar claridad y precisión a sus afirmaciones y con la finalidad de dar cariz asertivo a su colaboración, le invito a que de (sic) los nombres de aquellos a quienes, según usted, ‘muy gentilmente habría ofrecido hospedaje’”. Herrera tampoco responde si acaso renta o habita un inmueble prestado en dicho lugar, tal como se lo planteamos en la respuesta a su carta anterior.
En cuanto a su inexplicable visita que le hizo al empresario y ex regidor porteño Alfonso del Rayo luego de haber sido secuestrado en diciembre de 2010 por un grupo criminal que –según atestiguó en 2013 ante una Corte federal del estado de Texas– lo obligó a lavar dinero para ellos, el funcionario duartista evadió el tema respondiendo que “debería preguntarle al Sr. del Rayo por que (sic) realizó tales declaraciones, asunto en el que reitero no existió ningún fundamento ya que en ningún momento he sido citado por autoridad judicial alguna, ni nacional ni extranjera.”
Al final de su carta, el funcionario duartista advierte que “esta será mi última réplica sobre el tema que por su tratamiento parece un chisme de lavadero y no me seguiré prestando a este chismorreo para ocupar la totalidad de mi tiempo a mi quehacer profesional y al servicio de los veracruzanos”. Ojalá que en los próximos tres meses y medio contribuya a reparar el desastre en que han dejado sumido a Veracruz las últimas dos administraciones estatales de las que él ha formado parte. Servido.