Para quienes no están relacionados con el término, una selfie es una fotografía de uno mismo, tomada por uno mismo; el concepto ya no es tan reciente, su uso se ha disparado de manera masiva, se calcula que circulan más de 240 millones de esas fotografías en redes sociales. Podríamos considerar que la selfie existe desde que la fotografía ha estado al alcance de las masas, pero el publicar esas fotografías en redes sociales es lo que le ha dado un significado más allá del recuerdo gráfico.

Aunque no se debe generalizar, expertos en Psicología advierten que exponer excesivamente la vida personal también podría hablar de sujetos con baja autoestima, quienes buscan aprobación y aceptación de los demás. Sociólogos y psiquiatras coinciden en que la gente exhibe solamente lo que quiere mostrar, construyéndose así una identidad que se pone a consideración de los demás para recibir retroalimentación y ser validada. Por ello, hay quienes consideran la tendencia selfie como acto de vanidad que indica narcisismo, o bien, falta de autoestima que se traduce en necesidad de autoafirmación y construcción de la identidad.

Su uso rebasa a los ciudadanos comunes y corrientes, los políticos tienen la selfie como parte de su plan fotográfico de comunicación social; Peña Nieto, Obama, y los que imitan en el rancho a sus jefes políticos; nadie escapa a la modita para ser popular, o al menos sentirse popular.

Junto con los avances de la tecnología y el auge de las redes sociales, los adictos a las selfies se autoretratan una y otra vez en la misma postura. Ésta se repite vez tras vez y es posteada casi instantáneamente en sus perfiles sociales. A partir de aquí, su mayor preocupación es cuántos “me gusta” o cuántos “retweets” va a recibir la foto en cuestión, además de cuántos comentarios se generan acerca de la foto.

“Yo, yo, yo” parece ser el mantra de hoy. ¿Nos estaremos volviendo narcisistas en la cultura digital? Tomarse una foto de uno mismo ocasionalmente puede ser algo divertido si no nos lo tomamos en serio. Sin embargo, cuando vemos a personas que se toman fotos cada cinco minutos, en todas las poses y circunstancias posibles, para postearlas en las redes sociales y cambiar su perfil a diario, algo nos hace ruido. Según los especialista en redes sociales, los usuarios elaboran diariamente una pequeña novela de su vida en donde Facebook es el espejo y Twitter el megáfono social, en busca de likes o follows; buscando una aceptación “social” (virtual) el usuario se comienza a hacer adicto.

El sitio web Best Computer Science Schools detalla mediante una infografía que esta tendencia de las redes sociales, está convirtiendo a los sujetos en narcisistas ya que, mediante las autofotografías se revela cómo muchos usuarios persiguen la vanidad y la admiración de sus atributos físicos e intelectuales lo cual puede conllevar problemas psicológicos como depresión, trastornos obsesivos – compulsivos y dismorfofobia, por citar solo algunos.

Lo que ha hecho el fenómeno de los selfies y el narcisismo es enfocarse a la imagen. Nos ha puesto en la mano un mecanismo que quizá muchos deseábamos tener antes, pero no había los medios. Se puede hacer de esto un círculo virtuoso, potenciando la imagen positiva o atractiva; o un círculo vicioso al resaltar una imagen negativa; sin contar con las personas que no ponen una imagen verdadera de sí mismos. Por supuesto, no todo son críticas a este narcisismo elevado, puesto que los “like” o los “follow” de la imagen subida puede ocasionar un aumento de la autoestima que, quizás, antes se encontraba por los suelos. Ya se sabe que nunca están demás las palabras bonitas.

Un problema de salud pública, creo, no debería implicar únicamente trastornos orgánicos, los problemas de salud mental y emocional también deberían entrar en dicha categoría y plantearse en las estrategias de prevención; ya se que es mucho pedir para las instancias de salud en México, pero ojo, estamos comenzando a perder generaciones, a perder el valor real del ser humano, a encumbrar un estilo de vida más allá de los valores emocionales y morales que hicieron funcionar la humanidad desde los primeros tiempos. Escriba a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas