Son infinitos los conceptos para el término «Política». Desde aquel que se refiere a ella como «la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados», hasta el que incluye la Real Academia Española en su décima acepción: «Cortesía y buen modo de portarse».

Este último es, quizá, el concepto más agraviado por Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes. Han reducido la Política -esa que algunos consideran un arte- a un simple pleito de verduleras.

En la preocupación de estos dos políticos, los únicos ausentes son los veracruzanos.

Javier Duarte no puede disimular que el show montado la mañana del lunes en la Fiscalía General del Estado obedece, en esencia, a un ánimo de revancha (si tú me denuncias, yo te denuncio) y a un afán de restarle reflectores y espacios destacados en los medios al evento en el que Yunes Linares anunciaba el inicio de la elaboración de su plan de desarrollo.

Es evidente, por otra parte, el afán protagónico de Miguel Ángel Yunes, quien aprovecha cualquier ocasión, por simple que sea, para hacer una fiesta y para repetir lo que ya conocen todos los veracruzanos: Que Javier Duarte y sus colaboradores son unos pillos y que él los va a meter a la cárcel y hará que devuelvan el dinero que se robaron.

Y de los veracruzanos… ¿quién se ocupa?

A no ser que se les requiera como argumento para atacar al contrario («ha robado al pueblo veracruzano», por ejemplo) ni Javier Duarte ni Miguel Ángel Yunes piensan en ellos al momento de enfrascarse en tan absurdo e inútil pleito.

Lo que muchos ciudadanos que habitan esta entidad saben, es que es muy difícil, casi raya en lo imposible, que Javier Duarte toque la cárcel.

Como bien lo dijo el propio Gobernador en funciones, las únicas denuncias en su contra, con nombre y apellido, son las que ha presentado Yunes Linares, y éstas están conformadas por múltiples señalamientos sin prueba alguna.

Tampoco las denuncias contra el gobernador electo parecen tener futuro. De tener mayor sustento ya habrían avanzado las que antes presentaron Manuel Espino y la bancada de diputados federales veracruzanos surgidos del PRI y de partidos aliados.

Incluso si los jueces encontraran en estos expedientes motivos para proceder penalmente contra alguno de ellos, gracias al nuevo sistema penal, vigente ya en todo el país, todavía tendrían el privilegio de llevar la defensa de sus casos en libertad, y al final la sentencia difícilmente incluiría reclusión.

Eso es lo que hace absurdo este pleito. No van a llegar a nada, y los veracruzanos se limitarán a presenciar el circo mediático construido por ambos personajes.

Lo que Miguel Ángel Yunes anunció este lunes en el Museo de Antropología, es lo que ya se sabía, que habrá de redactar su Plan Veracruzano de Desarrollo con el apoyo de especialistas en cada materia que habrá de aportar la Universidad Veracruzana. Quizá la novedad es la confirmación de que al frente de ese curioso grupo de «notables» estará el doctor Francisco Monfort Guillén, aquel que durante un tiempo -en el período de Fidel Herrera- presidió el órgano electoral del estado.

Hasta donde se ha logrado saber, la denuncia presentada por Javier Duarte contra Yunes Linares no aporta nada extraordinario o muy distinto a lo que han incluido otros procedimientos similares, de manera que el resultado habrá de ser el mismo: El archivo.

Hoy hay quienes claman por gobiernos honestos, transparentes y eficaces. Yo agregaría que también fueran serios, profesionales, de servidores públicos comprometidos con el bienestar de Veracruz y sus pobladores.

¿Habrá que esperar al 2018?

filivargas@nullgmail.com