Hace menos de un mes Javier Duarte acudió a una cita con la titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Arely Gómez. Nadie ha informado hasta el momento los motivos de dicho encuentro y lo que ahí se dijo. Lo que hoy sabemos es que esa instancia federal investiga a funcionarios del gobierno estatal que habrían creado empresas «fantasma» para asignarse contratos y obras públicas.

Lo que hoy se sabe, es que la PGR inició un juicio de inconstitucionalidad en contra de acciones jurídicas de los Gobiernos de Veracruz y Quintana Roo, que tenían la evidente intención de proteger eventuales procesos judiciales contra los gobernadores salientes, por parte de sus sucesores.

El subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR, Salvador Sandoval, explicó que las entidades federativas deben esperar a la expedición de las leyes generales, a efecto de que sus sistemas locales anticorrupción se ajusten al Sistema Nacional.

De inmediato se conoció la respuesta de los gobernadores aludidos. Javier Duarte envió un exhorto a la Comisión de Procuración de Justicia de la Legislatura local para que declare desierta la convocatoria para nombrar al Fiscal Anticorrupción e informó que los miembros de la terna propuesta para ser nombrados Magistrados Anticorrupción declinaron y no enviará ninguna otra propuesta para ocupar dichos cargos.

En Quintana Roo, Roberto Borge advirtió que él no ha promovido la creación de ningún sistema anticorrupción, aunque a la vez se dijo respetuoso del recurso promovido por la PGR y prometió acatar la resolución que tome la Suprema Corte.

El anuncio hecho este lunes, desde Los Pinos, por el vocero de Presidencia, Eduardo Sánchez, y el subprocurador de la PGR, Salvador Sandoval, no fue un hecho aislado. Durante el fin de semana el Sistema de Administración Tributaria (SAT) dio a conocer detalles de lo que llamó «caso Veracruz», en referencia a las investigaciones que esa instancia realizó a partir de un reportaje publicado por el portal informativo «Animal Político».

El SAT informó que a partir de esa información y de sus propias investigaciones inició con la PGR 32 querellas y auditó a tres servidores públicos del gobierno estatal «quienes presentan discrepancia fiscal entre sus ingresos y sus gastos».

De inmediato dos figuras políticas de la entidad veracruzana se sumaron al linchamiento político de Javier Duarte.

El senador con licencia y candidato derrotado a la gubernatura de Veracruz, Héctor Yunes Landa hizo un llamado al Gobernador, a quien le pidió que “por dignidad», solicite licencia para separarse de manera definitiva del cargo, pues en su opinión ha demostrado «su incompetencia para resolver los problemas de su sociedad».

Por su parte, Miguel Ángel Yunes Linares, gobernador electo, quien entrará en funciones a partir del primero de diciembre del presente año, demandó la inmediata salida de Javier Duarte, de quien dijo «ha provocado una crisis de consecuencias gravísimas en Veracruz».

Acaso como una forma de mitigar el severo golpe político y mediático que se aplicó este lunes a Javier Duarte, los diputados federales veracruzanos, emanados del PRI y del Partido Verde, le dieron su apoyo al Gobernador, de quien dijeron: «ha sido el gobernante con la mayor cantidad de sufragios a su favor en la historia de nuestro estado, con casi un millón cuatrocientos mil, lo que le da su irrefutable legitimidad”.

Lo que se concluye de todo esto es que el Presidente Enrique Peña Nieto decidió actuar en el «caso Veracruz», dio un manotazo en el escritorio y ordenó el inicio investigaciones puntuales contra funcionarios de la administración estatal, presionó para que Duarte detuviera las iniciativas con las que pretendía blindarse y envió señales claras de que no sostendrá a nadie que le genere conflictos sociales y políticos.

Javier Duarte acusó el golpe y reculó. Dejó ver que no está interesado en confrontarse con la Federación y soltó a su gente, para que se defienda como cada quien pueda.

Vienen semanas muy complicadas para el ambiente político de Veracruz. Como suele suceder en estos casos, no caerán todos los que son. Acaso los más soberbios, los que se decían «intocables».

Ya se verá.

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