Memo Cuevas, que nada inventa, sabe todo lo que tiene que ver con la historia del jazz en esta ciudad, ha colocado al concierto del trío de John Patitucci entre los mejores que se han vivido aquí, y lo ha equiparado con el que realizó el grupo cubano Irakere en los años 70.
«En 1978, Irakere, con Chucho Valdés, Paquito D’Rivera y Sandoval, hicieron carnaval en la sala porque se bajaron a tocar y todo el mundo se puso a bailar con ellos», declaró al Departamento de Prensa del Ayuntamiento. Sobre el repertorio de Sonny Rollins abordado por el bajista neoyorquino dijo: «me imaginé al Papa, recordando las parábolas de su maestro Jesucristo, en la Plaza de San Pedro. Eso mismo hizo Patitucci, pero en jazz».
Antonio Malacara, uno de los periodistas y críticos de jazz más destacados del país, confesó: «Estoy emocionado como chamaquito, a ver si no me hace daño».
No abundaré más, el concierto habla por sí mismo y podemos verlo cuantas veces queramos gracias al minucioso registro que hicieron los integrantes de Cultura Errante A.C., cuya colaboración agradezco.
Patitucci, Chris Potter y Rudy Royston volaron directamente desde Australia, tras presentarse en la Ópera de Sidney. De aquí, seguramente se fueron con su música a otra parte porque son, como aquellos legendarios de Art Blakey, una especie de carteros que llevan al mundo entero el mensaje del jazz.
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