Si hay una institución desprestigiada, desacreditada y mal evaluada por los mexicanos ese es el poder legislativo.

En 2015, por ejemplo, la casa encuestadora Consulta Mitofsky dio a conocer los resultados del estudio “México, Confianza en institucional 2015”, que establece que las instituciones peor evaluadas en el país son los partidos políticos (4.9 por ciento), los diputados, el poder legislativo (5.2), la policía (5.3), los senadores, la Cámara Alta (5.3), los sindicatos (5.4), y la Presidencia de la República (5.7 por ciento).

Ese trabajo, que forma parte de una encuesta nacional en viviendas, levantada en septiembre de 2015, hace diez meses, expone que la credibilidad y la confianza de los diputados fue la que más cayó en un año, con una reducción de 5 décimas.

De las 17 instancias evaluadas, los legisladores se ubicaron en la casilla 16; casi la mitad de los mexicanos encuestados dicen no confiar en ellos.

Lo que llama la atención es que la calificación obtenida por el poder legislativo en 2015 es la más baja en una década.

En octubre de 2005, los diputados registraron una calificación de 5.3; a partir de ahí comenzó una etapa de repunte: en 2006, la evaluación se ubicó en 6.2; y de ahí se mantuvo estable, fluctuando entre 5.6 a 6.1, en una escala del 0 al 10.

En septiembre de 2015, la última encuesta disponible, la caída fue reveladora de la desconfianza ciudadana en un poder desgastado, cuyos integrantes, en la mayoría de los casos y con honrosas excepciones, responden a los intereses de los partidos políticos, todavía peor evaluados, y a los grupos de poder, en particular los gobiernos estatales y federal.

Un año antes de dicho estudio de Mitofsky, el Instituto Nacional Electoral difundió el Informe País, sobre la calidad de la Ciudadanía en México; que arrojó datos todavía más adversos a la credibilidad de las instancias gubernamentales y, en particular, a los diputados y senadores.

Según el estudio del INE, presentado por su presidente Lorenzo Córdova en junio de 2014, el 42 por ciento de los mexicanos no confía en las autoridades; en tanto que la mitad de los encuestados dice que los partidos políticos no se preocupan por los ciudadanos.

Sólo 17 por ciento de las personas que fueron entrevistadas por el INE confían en los diputados. Por otra parte, 66 por ciento consideró que las leyes del país se cumplen poco o nada y únicamente cuatro por ciento dice que las leyes se respetan en este país.

En cuanto a los partidos políticos, la credibilidad que alcanzaron se ubica en el 19 por ciento; peor les fue a los diputados federales, pues sus números positivos sólo llegaron al 17 por ciento. En contraparte, las fuerzas armadas fueron evaluadas con un 62 por ciento; la iglesia, con 55; y los maestros, con 56 puntos porcentuales.

Hace un año, por cierto, académicos de la prestigiosa Universidad de Harvard realizaron un estudio sobre el trabajo legislativo de las diferentes bancadas en el Congreso de la Unión. De ese trabajo destaca que los diputados priistas resultaron con el desempeño peor evaluado, en asistencia a las sesiones, calidad de sus iniciativas y transparencia con que trabajan.

De los diez senadores con el peor desempeño, ocho eran del PRI; y de los diez peores diputados, seis eran de tricolor, dos del PAN y dos del PRD.

El congreso local y su lamentable papel

Se retoma hoy el tema de la confiabilidad de los diputados por el muy pobre, paupérrimo desempeño que ha mostrado el poder Legislativo de Veracruz, cuya mayoría priista, verde ecologista e “independiente” se ha dedicado a levantar la mayo para aprobar prácticamente toda propuesta que llega del ejecutivo, por absurda que parezca.

En ese sentido, se observa como muy lamentable el papel del Congreso del Estado, cuyos diputados, con algunas excepciones, muy pocas, parecen más atareados en complacer al gobernador saliente que en desempeñar un trabajo legislativo digno.

Probablemente ignoran que el blindaje debe realizarse en favor de la transparencia, de la rendición de cuentas y de los intereses de los veracruzanos; y no de una sola persona, el gobernador Duarte, más preocupado, a estas alturas, por garantizar su protección y su libertad, y por dinamitar el gobierno del estado para restarle toda capacidad de operación al sucesor, a pesar de la crítica generalizada que surge, incluso, del comité nacional de su propio partido.

Esa crítica al gobernador, como era de esperarse, ha alcanzado a los diputados del PRI, que han sido exhibidos recientemente en las redes sociales; en ese contexto, llama la atención la portada de un diario que se edita en el Puerto de Veracruz, que invita a enviar mensajes de texto (difunde los números telefónicos) a los legisladores que son considerados como incondicionales del duartismo, a fin de que la gente les exprese su repudio a las medidas aprobadas para proteger la salida del actual ejecutivo.

Capital de festivales

Notable esfuerzo institucional es el que ha realizado el gobierno de Américo Zúñiga Martínez para consolidar a la Capital como sede de eventos culturales que atraigan la atención no sólo nacional sino internacional; y con ello se dinamice la economía local de manera extraordinaria.

Los resultados ya son evidentes y satisfactorios. El recién celebrado Xalapa Jazz Festival generó una derrama superior a los 3 millones de pesos, que de otra manera no se habría registrado. Ahora, en el presente mes de julio se realizará el Festival de Tunas Femeniles y en agosto el Festival de las Flores, eventos que confirmarán la vocación cultural de Xalapa.

 Por tercer año se realizará el Festival Internacional de Tunas Femeniles 2016 y del 21 al 23 de julio, Xalapa se vestirá de música, colores y juventud con la presencia de tunas de la Ciudad de México; Saltillo, Coahuila; Cuernavaca, Morelos, y la anfitriona, la Tuna Femenil de la Universidad Veracruzana, además de las representaciones de San Juan, Puerto Rico y Bogotá, Colombia.

Bien vale la apuesta municipal por consolidar a la ciudad como destino turístico alternativo en el que se promueve también el desarrollo social y económico. @luisromero85