Mutatis Mutandis

Por Rafael Arias Hernández.

154 días, casi  5 meses y se acabó.  Más transformaciones, arbitrariedades,  ocurrencias y caprichos  de último momento. Más   obstrucción y desmantelamiento institucional. Más opacidad y complicidad, encubrimiento e impunidad. Más miles de millones de pesos desaparecidos, empresas fantasmas, programas inexistentes, beneficiarios imaginarios, aviadores activos, costosa contabilidad distorsionada y  simulada fiscalización a conveniencia.
PRI en la mediocridad, huérfano y en caída libre,  sin sustento ciudadano ni respaldo de militantes y simpatizantes. MORENA en crecimiento. Gobernador electo enfrentado a los sastres de los desastres y a la delincuencia gubernamental.  Más pobres, hambrientos, marginados e, inseguros. Más limitaciones y sacrificios de los veracruzanos.

De ineptos y corruptos.

Como en otras ocasiones, hay que repetir y precisar.

Si usted cree que tiene buenos gobiernos (federal, estatal y municipal), no se moleste en leer estas líneas.

Pero eso si, por favor  compruebe  lo que se ha dicho con lo que se ha hecho, corrobore  discursos con  resultados, y proceda a dar su confianza y apoyo, para consolidar el trabajo realizado y avanzar hasta donde se pueda.

Si resulta que las cosas van de mal en peor, entonces se resigna y aguanta, o se inconforma y protesta.

No es obligatorio sostener y soportar ineptos y corruptos. Conceder, consentir  y tolerar  ineficientes y delincuentes es, a fin de cuentas, complicidad.

Preciso insistir. Si, se  padece un gobierno malo o peor, entonces hay que preocuparse y ocuparse del asunto.

Empezar por tener presente,  que la situación no se va a corregir por si sola. Al dejar hacer y dejar pasar, lo más probable, es que el problema empeore.

Incluso si la calificación se encuentra entre dichos extremos, la sola posibilidad, nada remota,  de que lo incipiente o mínimo, lo regular o  bueno se vuelvan  malo o peor,  se saboteen o socaven y hasta destruyan,   justifica una inmediata actitud preventiva y correctiva.

Derecho  y obligación ciudadana  es  asegurarse que el gobierno sirva; que su desempeño sea aceptable;  y que responsabilidad y eficiencia,  capacidad y resultados,  deben caracterizarlo.

Demasiados  indicadores y estadísticas de todo tipo, señalan pérdidas y rezagos, estancamientos y retrocesos,  en importantes aspectos de Veracruz. Hechos y resultados  alarmantes y preocupantes, sobre todo porque el gobierno estatal mismo,  ya es parte del  problema.

Patético y lamentable su empecinamiento en garantizarse impunidad, en supuestamente blindarse y protegerse de no comparecer ante la justicia, hecho inevitable a la conclusión de la administración.

Ni más ni menos. Un gobierno repleto de errores, pérdidas, retrocesos y fracasos, tiene sin duda, presuntos responsables, prófugos potenciales y culpables intocables.

Ante la inminencia del cambio oficial, y de una singular alternancia, urge antes que todo,  enfrentar  y corregir, bien y a fondo,  los males y  deficiencias  gubernamentales que se padecen. Empezar  por una obligada limpieza y erradicación de parásitos y delincuentes en el gobierno. Implantando como principio de acción, la cero tolerancia a irresponsabilidad e ineficiencia,  corrupción e impunidad.

La responsabilidad social.

Oportuno, para empezar,  recordar algunos principios democráticos,  tener siempre presente que un gobierno  es  responsable ante la sociedad,  está para servirla, no para servirse de ella. Se asumen responsabilidades y se ofrecen resultados.

En este contexto, es preciso insistir y repetir, que es vital identificar y defender  los logros y avances alcanzados, casi siempre, a través de enormes sacrificios, cuantiosos recursos  y valiosos esfuerzos.

Esto obliga a distinguir y separar   buenos de malos o peores gobiernos. Saber diferenciar  es fundamental,  si se quiere hacer lo correcto: continuar con lo hecho  y hacer lo pendiente, consolidar el acierto y corregir el error.

Consecuentemente,  distinguir los malos de los peores, también es importante. Si bien unos y otros ocasionan daños y pérdidas, fracasos y atrasos, es natural que los peores sobrepasen en cantidad, consecuencia y trascendencia.

El problema es  mayúsculo y más delicado, si de malo se pasa a peor, porque en este caso, simplemente es cuestión de  supervivencia. Saber distinguir  y responder cuando un gobierno es malo,  es la más importante tarea de la democracia.

Desde esta perspectiva el problema  no se puede reducir sólo a la legitimidad y legalidad,  que todo gobierno debe contar.

Hay que resaltar,  que de este binomio, la piedra angular de todo sistema político estable y aceptable es la legitimidad, es decir el respaldo y la aceptación de la mayoría, sin la cual un gobierno puede ser legal pero no aceptado; sin apoyo ni reconocimiento popular simplemente es una imposición, con buenos o malos resultados.

Pero además de legal y legítimo, todo gobierno debe ser competente, previsor, honesto  y transparente.

Se trata en todo caso, de rendir buenas cuentas, de entregar resultados positivos. No caben entonces irresponsabilidad e ineficiencia, tampoco obstrucción y destrucción institucional.

El reto es contar con  instituciones públicas competentes, capaces y eficaces que atiendan y resuelvan problemas, no que se conviertan en parte de ellos.

Hacer que quienes gobiernan (representantes electos, funcionarios y trabajadores) se conviertan, todo el tiempo y en todas partes,  en auténticos servidores públicos, que sirvan en el mas amplio sentido de la palabra.

No es una obligación soportar, padecer y sostener  mediocridad,  ineptitud  e  irresponsabilidad; mucho menos la corrupción y la impunidad. Si un gobierno no funciona parcial o totalmente. Si es malo o peor, la solución es remediar, corregir y sancionar,  no ignorar, simular o privatizar.

Omisión, complicidad y delincuencia

La saben  muy bien, porque así lo hicieron  y lo hacen.  Complicidad y corrupción son los ejes del encubrimiento y la asociación delictiva.

Así, sabiéndose impunes, protegidos e inalcanzables, han hecho y deshecho, usado y abusado. Símbolo vivo de la comisión de muchos delitos y de la omisión de otros más, Inagotable catálogo de  responsabilidades y deberes incumplidos. ¿Cuál se cometerá hoy? ¿Qué dependencias se  debilitarán, afectarán, aún más?

Historia interminable. Todo ha sido trastocado por su estilo propio. Han dispuesto de organigrama y cargo,  de personal, recursos  y equipo,   distorsionado funciones y atribuciones de  dependencias a su cargo, para su beneficio o fines electorales. Finalizan dedicados a obstruir, destruir o minar al gobierno.

*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez