Una de las prácticas de proselitismo político que se consolidaron en la historia de los partidos en México, desde el PRI hegemónico de mediados del siglo pasado hasta que la democracia comenzó a “practicarse” en el país, ha sido el “acarreo” de personas que, cual “borregos”, acudían a las urnas a “emitir” su voto o simplemente a “formalizar” lo que ya el partido en el gobierno había decidido sin tomar en cuenta la voluntad del ciudadano. Para ello, se requería simplemente del nombre del supuesto votante y, si no se conseguía, bastaba con llenar los datos en el padrón de algún “muertito” que garantizara la emisión de su sufragio.

Si bien ahora la salida del PRI-gobierno de la organización y calificación de las elecciones fue un avance para dotar de mayor independencia a los órganos electorales, aún no nos podemos “sacudir” del todo las viejas prácticas de la política mexicana. Al día de hoy mantenemos lo que en el “folclor político nacional” se ha denominado “el acarreo”. Lo mismo se “acarrea” a las huestes de algún candidato a emitir su voto a la urna que para “llenar” alguna plaza pública durante un mitin o manifestación con el fin de demostrar el “músculo” político de un líder o caudillo a fin de presionar a alguna autoridad local o federal

Aquí en Veracruz, tras las elecciones del 5 de junio, en las que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió el gobierno de Veracruz después de 86 años, se ha agudizado la pugna entre el mandatario en funciones, Javier Duarte de Ochoa, y el electo, Miguel Ángel Yunes Linares, postulado por la alianza integrada por los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD).

El pleito, que lleva todo un sexenio y que Duarte lo heredó de su hacedor Fidel Herrera, ha llevado al joven mandatario a tomar medidas extremas tratando de blindar su salida, evadir la cárcel y poner infinidad de piedras en el camino del próximo gobierno para que fracase; ante esto, el electo Miguel Ángel Yunes Linares, un político de carrera, hizo un llamado al presidente Enrique Peña para que intervenga, adelantándose a un posible ajuste de cuentas de la federación con Javier Duarte para evitar que sea el PAN quien se lleve los méritos por haber metido a un corrupto a la cárcel: en ese escenario, Yunes Linares dirá: ya ven, Peña me hizo caso.