Si en la reciente elección del pasado 5 de junio el electorado decidió ajustar cuentas a la saliente administración estatal del PRI y apoyar con su voto de castigo a los candidatos de la alianza PAN-PRD y de Morena, tanto para la gubernatura como para la diputación local, entonces que nadie se sorprenda si en los próximos comicios municipales de 2017 la ciudadanía vuelve a hacer efectivo su sufragio para cobrarles las respectivas facturas a los pésimos ediles priistas.

En Coatepec, por ejemplo, algunos militantes del partido tricolor ven con preocupación el decepcionante desempeño del doctor Ricardo Palacios Torres, un ex simpatizante del PRD que el 24 de julio de 2015 sustituyó en la presidencia municipal al famoso “Juanelo”, Roberto Pérez Moreno, del PRI, que hace un año fue desaforado por la LXIII Legislatura del estado por su presunta implicación en el homicidio de su tesorero municipal Guillermo Pozos Rivera, levantado y asesinado el 25 de agosto de 2014.

Por su profesión, muchos en Coatepec llegaron a pensar que el del doctor Palacios Torres sería un gobierno humanista al servicio de la comunidad, solidario y atento a las necesidades de sus paisanos. Pero ahora, 11 meses después, dicen que se equivocaron.

Según la vox populi, Ricardo Palacios ha convertido el ayuntamiento en un botín de sus colaboradores incondicionales, quienes desde el momento mismo en que tomó protesta como alcalde sustituto habrían incurrido en todo tipo de actos de corrupción.

En ese grupo destacaría el caso de Dulce María Arenas Flores, a quien le atribuyen que  desde la Secretaría del Ayuntamiento se ha convertido en la titiritera principal, controlando al alcalde Palacios, a los tesoreros municipales –incluyendo al actual, Octavio Bustamante, ex director del Ramo 033 de Jalacingo, quien ocupa la Tesorería desde diciembre de 2015– y presuntamente también hasta a la síndica Martha Lucía Sánchez Flores.

Dulce María Arenas, según refieren algunos funcionarios menores del ayuntamiento, contrata y despide personal a su libre albedrío, pero además sospechan que a varios de los nuevos empleados los haría firmar por considerables cantidades de dinero por concepto de sueldo y compensación, recurso que presumiblemente no recibirían en su totalidad.

A esta poderosa funcionaria también la inmiscuyen en la asignación de los contratos de la obra pública municipal. Piden que se investigue si es cierto que las empresas favorecidas deben aportar por adelantado el 15 por ciento del monto de la obra en efectivo, “moches” que le serían entregados directamente a un alto funcionario de la Tesorería Municipal.

Refieren, por ejemplo, que hace algunos meses habrían contratado los servicios de una empresa que supuestamente se encargaría del programa de digitalización catastral por un monto de ¡tres millones de pesos!. Se asegura que todo se pagó en el tiempo pactado, pero que la empresa nunca llevó a cabo el proceso de digitalización del  catastro municipal. ¿Dónde quedó ese dinero?, preguntan.

Otro caso escandaloso ocurrió en la reciente feria de este Pueblo Mágico celebrada en el mes de abril. Cuentan que un generoso empresario habría donado al alcalde Palacios un caballo pura sangre con un valor de un millón de pesos para que se rifara y las utilidades fueran utilizadas para algún programa social o para remediar el grave problema de limpia pública. Pero afirman que el valioso equino habría sido entregado a un empresario de apellido Jazín, con quien el edil tenía una presunta deuda particular de 850 mil pesos. ¿Quién fue la encargada de hacer esta negociación? En Coatepec se rumora que habría sido la secretaria del Ayuntamiento, cuya filiación partidista también sería ajena al PRI.

Dulce María Arenas fue regidora del Ayuntamiento por el PAN, y en Coatepec los priistas le achacan haberle otorgado los permisos de construcción a la empresa Casas Geo a cambio de dos millones de pesos y una casa que habría escriturado a nombre de su hijo Carlos Enrique Piña Arenas, mismo que actualmente estaría cobrando 6 mil 500 pesos en la Dirección Municipal de Protección Civil, aunque simultáneamente se desempeñaría también como auxiliar del coordinador regional de la Secretaría de Protección Civil del gobierno del estado, que le generaría quincenalmente otro ingreso de 8 mil pesos.

Pero además nos dicen que el ex esposo de Dulce María Arenas, de nombre Héctor Piña, tiene actualmente la concesión del servicio de limpia pública, derivando de esta asignación el problema que actualmente enfrenta el ayuntamiento con la empresa “Servicios Verdes”.

Por si fuera poco, los priistas comentan que la perversidad de la secretaria de Coatepec no conoce límite, pues aseguran que ahora le habría vendido la idea a doña Victoria Servín, esposa del doctor Palacios Torres, de operarle políticamente para ayudarla a convertirse en la próxima alcaldesa de este municipio.

¿Qué pecadillos le sabrá al alcalde que el galeno le ha dado tanta manga ancha en el manejo de los asuntos municipales? ¿Acaso serán ciertas todas esas historias de acoso sexual a enfermeras cuando Palacios fue director del hospital de Coatepec y luego transferido al de Teocelo? Por ello es que los priistas ven muy difícil ganar la próxima elección municipal.