«Ya ganamos… ¿y ahora qué?
Si hablamos del PAN debemos referirnos a un partido maduro, que sabe ya lo que es gobernar. Ha sabido ser oposición, pero también partido en el poder. Ha ganado y perdido en la alternancia.
En Veracruz, sin embargo, esta es la primera vez que se encuentran ante la responsabilidad de corregir el rumbo del estado. Han pasado diez días desde que se conoció el resultado de la elección, y lo que se repite de forma sistemática, sin otro argumento que «la gran mayoría de los veracruzanos creen que Duarte es corrupto», es que una vez iniciado el próximo gobierno, irá a parar a la cárcel.
Pero… ¿Qué será del estado? ¿Cómo habrá de sacarlo Miguel Ángel Yunes del atolladero?
Quizá sea oportuno que Miguel Ángel Yunes Linares voltee hacia su partido y escuche las voces de quienes acumularon experiencia y aprendieron a gobernar.
Diego Fernández de Cevallos, quien ha sido diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México, panista de toda la vida, escribió hace unos días en el periódico Milenio:
«Tribunales de por medio, debe cesar la confrontación. Los electos tendrán que gobernar y legislar con sus opositores. México no aguanta ya la mezquindad y tozudez en la arena pública. La pluralidad deja de ser riqueza si se convierte en pelea de perros por huesos y longanizas».
Él sabe de lo que está hablando y aunque se refiere a todos los nuevos gobiernos panistas, pareciera que está volteando a Veracruz.
Josefina Vázquez Mota, otra excandidata a la Presidencia por el PAN, advierte sobre el mensaje que enviaron los votantes el pasado 5 de junio.
Dijo que se trató de un rechazo al status quo, un poderoso reclamo para poner fin a los virreyes y abrir paso a los gobernadores. «Para estar a la altura de las expectativas se necesitarán éxitos tempranos y respuestas que a los ciudadanos les signifiquen, por un lado, el cumplimiento de las promesas hechas en campaña y a la vez se traduzcan en mejoras visibles en lo que les afecta en su día a día».
Desde esa óptica, temas como el de la seguridad, la generación de empleo, la reactivación económica, la cobertura de salud y una mejor educación, deberían ser prioritarios para el próximo Gobernador.
Rubén Aguilar, aquel que fuera vocero del primer Presidente panista en México, Vicente Fox, le da su propia lectura al voto de los mexicanos:
«En la elección del pasado 5 de junio se hizo valer el voto de castigo. La decisión mayoritaria fue descalificar al partido del gobernante que piensa que tuvo actitudes negativas e hizo una mala gestión. Eso implicó no votar al candidato de ese partido y elegir a uno de otro. La lógica no fue la de elegir al mejor sino la de castigar al partido gobernante e impedir que continuara en el poder».
En opinión de Aguilar, quien -por cierto- durante algún tiempo cobró (no sé si aún lo haga) como asesor de Javier Duarte, la lección que los ciudadanos dieron en las urnas la deben tomar en cuenta los próximos gobernantes:
«Los candidatos que ganaron deben, antes de asumir su responsabilidad, tener claro que ésa fue la lógica de los electores. La ciudadanía, cada vez más crítica, va a estar vigilante. Los nuevos gobernantes deben mostrar con su actitud y gestión que de verdad son distintos a sus antecesores o con ellas corroborar la percepción negativa que los ciudadanos tienen de los políticos y los partidos».
Una cosa es criticar al gobierno desde la comodidad del café, y otra muy distinta es asumir la responsabilidad de llevar a buen fin el destino de 8 millones de veracruzanos.
El ejercicio del poder genera un desgaste natural.
A partir del primero de diciembre serán otras las voces, otros los objetivos.
Cada cosa que diga cada cosa que haga, o deje de hacer Miguel Ángel Yunes Linares, podrá ser usado en su contra.