Fue un panista, Vicente Fox, el primer político en lograr la hazaña de sacar al PRI de Los Pinos, quien admitió en alguna ocasión que durante su campaña les prometió a los mexicanos muchas cosas que sabía que no podría cumplir, pero se justificó al expresar que sólo estaba diciendo «lo que la gente quería escuchar».

Eso se llama demagogia («práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular», según la Real Academia Española).

Los más diversos análisis sobre el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares en la contienda por la gubernatura de Veracruz señalan que el factor que más incidió fue su promesa de meter a la cárcel a Javier Duarte, actual Gobernador, a quien tacha de corrupto y hace responsable de la crisis económica que vive la entidad.

Una vez concluido el proceso y cuando las cifras preliminares le dieron la ventaja, Yunes Linares reiteró su promesa (o amenaza): Una vez que asuma el poder, habrá de meter a la cárcel a Javier Duarte.

Sin embargo, para cumplir con dicho compromiso, el próximo Gobernador deberá enviar la denuncia correspondiente a la Fiscalía General del Estado, un órgano autónomo que está a cargo de Luis Ángel Bravo Contreras, personaje muy cercano al actual Gobernador y quien -por mandato de la Constitución- habrá de durar en el cargo nueve años.

Este martes Miguel Ángel Yunes Linares fue más allá. No sólo insistió en que meterá a la cárcel a Duarte, sino que anticipó que habrá de «retirar de su cargo» al Fiscal General del estado, en cuanto tome posesión.

Yunes Linares lo sabe muy bien. Los únicos con poder legal para retirar de su cargo al Fiscal General son los diputados locales, quienes habrían de someterlo a votación del Pleno y aprobarlo con votación de mayoría calificada, esto es, que lo aprueben dos terceras partes de los legisladores.

El problema es que el PAN no suma dos tercios del Congreso, y apenas el lunes, al dirigirse a todos los veracruzanos, Miguel Ángel Yunes Linares prometió ser respetuoso de la división de poderes: «El Legislativo y el Judicial gozarán de la plena autonomía que les otorga la Constitución».

¿Cómo podrá, entonces, retirar de su cargo al Fiscal?

El sabe que no puede hacerlo, pero sabe también que con eso les endulza el oído a los veracruzanos.

El Artículo 49 de la Constitución local señala como atribuciones del Gobernador del Estado: «Cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes federales, los tratados internacionales, esta Constitución y las leyes que de ella emanen».

En el apartado 14 de ese mismo Artículo se menciona que entre sus atribuciones también está «nombrar y remover libremente a los servidores públicos de la administración pública, cuyo nombramiento o remoción no estén determinados en otra forma por esta Constitución y por las leyes».

Ahí está el detalle. En la misma Constitución local se establece, en su Artículo 67, que «el Fiscal General durará en su encargo nueve años», y que «será designado por el Congreso del Estado».

Miguel Ángel Yunes Linares debe entender que ya terminó la campaña, que ya no necesita mentirles a los veracruzanos ofreciéndoles la sangre de quienes hoy gobiernan la entidad, pues ya consiguió su voto.

Hoy lo que tiene que hacer Miguel Ángel Yunes es honrar su palabra.

Apenas el lunes expresó: «Las elecciones generan movilidad social, diferencias de opinión y muchas veces encono. Es propio de la democracia. Pero esto no puede prolongarse para siempre. Transcurrida la elección debe llegar el momento de la unidad y del esfuerzo común, para alcanzar las metas que nos hemos planteado los veracruzanos».

Él, quien dice ser un hombre de palabra, que no miente, tiene la valiosa oportunidad de demostrarlo… siempre que no le gane el hígado y nos encontremos con el mismo Yunes Linares del siglo pasado.

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