Estrujante, el reclamo de la joven Sofía Garfias Ortega, sobrina (ahora lo sabemos) del periodista Francisco Garfias. Hija de un hermano ya fallecido del comunicador y de Sandra Ortega Rivas.
«No es cierto que Miguel Ángel Yunes abusó de mí. No entiendo por qué las necesidades políticas son superiores o más importantes que los vínculos de afecto. Él fue mi padrastro, me apoyó, pero nunca abusó de mí, nunca», aclara de forma airada la agraviada.
La aclaración fue publicada en el espacio de Francisco Garfias en el periódico Excélsior y más tarde, en Xalapa, madre e hija ofrecieron conferencia de prensa para negar las versiones sobre supuestos abusos de Yunes Linares.
Francisco Garfias le da voz, también, a quien fuera su cuñada:
– Sandra Ortega, su madre, comparte el hartazgo de Sofía. Admite que tuvo una relación con Yunes que terminó hace algunos años, pero jura que durante el tiempo que estuvieron juntos “jamás nos faltó al respeto ni a mí, ni a mi hija”.
¿Quién es Sandra Ortega?
El periódico El Universal publicó en agosto de 2014 (cuando no había proceso electoral alguno en el que estuviera involucrado Miguel Ángel Yunes Linares):
«Sandra Ortega Rivas, ex delegada del ISSSTE en la Zona Norte del Distrito Federal, cercana ex colaboradora de Miguel Ángel Yunes Linares en el ISSSTE y con quien se le vincula sentimentalmente, realizó compras millonarias de departamentos y una casa en esta capital.
«Uno de los departamentos está ubicado en la exclusiva colonia Lomas de Chapultepec; otros dos se encuentran en la colonia Cuauhtémoc, a unas cuadras de la avenida Paseo de la Reforma, y el otro en la delegación Álvaro Obregón.
«La casa, con valor de cuatro millones de pesos, se ubica en la colonia Las Águilas, una zona residencial de clase media alta. Los departamentos que se localizan en las colonias Cuauhtémoc y Álvaro Obregón están rentados, mientras que un tercero, en Polanco, lo ocupa la hija de Sandra Ortega.
Según el artículo de El Universal, el ex presidente nacional del PAN, Manuel Espino Barrientos, denunció que Yunes poseía en copropiedad con Sandra Ortega una casa en Cuernavaca, supuestamente con un valor superior a los 10 millones de pesos. Más tarde la propiedad paso a estar sólo a nombre de ella.
El periódico abunda:
«El 11 de abril de 2014 Sandra Ortega realizó una transferencia de seis millones de pesos a su cuenta de Banorte, restándole un saldo de 400 mil pesos a su cuenta en Met Life, donde contaba con dos millones 566 mil pesos, acumulando ocho millones 566 mil pesos. En mayo pasado, Sandra Ortega comenzó los trámites para la adquisición de otro departamento con valor de 3.6 millones de pesos.
«Fuentes consultadas ubican la cercanía de Sandra Ortega con Yunes Linares desde los años 90, cuando el político fue secretario de gobierno en Veracruz, en la administración de Patricio Chirinos Calero. Ella fue contratada para aspectos publicitarios del gobierno de Veracruz en aquella época, cuando Yunes pertenecía al PRI.
«Dos hermanos de Sandra, Teodoro y Rossana del Carmen, tuvieron cargos directivos en el ISSSTE cuando lo dirigió Yunes Linares. Él fue subdelegado de Prestaciones en Querétaro y ella fue designada directora de Turissste. Debido a irregularidades cometidas en su paso por Turissste, Rossana del Carmen recibió ocho sanciones por parte de la Secretaría de la Función Pública. La única multa en su contra fue por siete mil 301 pesos por negligencia administrativa; también recibió amonestaciones privadas, mientras que las inhabilitaciones también fueron por seis y hasta 18 meses, y la más reciente concluyó en mayo de 2014».
Hasta ahí lo publicado por El Universal.
Una infamia (el señalamiento de Edith Encalada de que Yunes Linares abusaba de la hija de su amante) da pie para confirmar versiones que habían sido negadas por el propio Miguel Ángel Yunes Linares desde hace muchos años.
Él sí tuvo una doble vida marital. Al mismo tiempo que vivía con la madre de sus tres hijos, lo hacía con Sandra Ortega.
Él sí conocía y visitaba a Succar Kuri, en compañía de su pareja, Sandra Ortega, y de la hija de ésta, Sofía, como lo relató Edith Encalada y lo confirmó la propia Sofía Garfias.
Si algo bueno podemos rescatar de las guerras de lodo es que, entre tanta suciedad, de pronto salen a relucir secretos que los políticos guardaban bajo el colchón.
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