Lo que ocurre en la zona norte de Veracruz y particularmente en Poza Rica es una verdadera tragedia.

El asesinato del ex corresponsal de TV Azteca Veracruz y ex reportero del diario Noreste, Manuel Torres González, fue uno de los ocho homicidios que se registraron la semana pasada en esa zona del norte veracruzano.

De manera extraoficial, corren versiones en el sentido de que en varios de esos casos se puede hablar de un ajuste de cuentas entre bandas rivales; es decir, una disputa por el control del territorio.

En el caso del reportero asesinado de un balazo en la cabeza, justo afuera de las oficinas de la delegación de Tránsito del Estado, nos dicen que durante mucho tiempo, Manuel Torres fue colaborador de diferentes medios de información; sin embargo, al iniciar la administración de Sergio Lorenzo Quiroz Cruz, actual alcalde del lugar, se incorporó al equipo de uno de los regidores de esa comuna.

Así las cosas, la actividad periodística de Manuel Torres se redujo a la difusión de notas en una página que abrió utilizando sus iniciales, MT Noticias. Desde esa pequeña trinchera, el reportero mantuvo contacto con algunas fuentes, particularmente las que corresponden a la nota roja, la información policiaca.

Nos dicen también que antes de su actividad en el periodismo, Torres González desempeñaba funciones como informador político para el gobierno federal; de ahí pasó al trabajo como reportero, actividad que desempeñó por varios amos, y más recientemente, al servicio del regidor Carlos Christfield, de quien era auxiliar.

Por cierto, justo antes de su homicidio, el reportero se había despedido de su jefe, el edil del ayuntamiento de Poza Rica.

El caso es que Manuel Torres fue sorprendido cuando caminaba cerca de la delegación de Tránsito; un balazo en la cabeza terminó con su vida; por supuesto, elementos de la Fuerza Civil llegaron al lugar, delimitaron el área, mientras que el equipo de periciales realizaba su trabajo.

Falta ahora que el personal de la Fiscalía de Justicia del Estado realice las investigaciones, determine el móvil, esclarezca el caso y consigne a los responsables.

De entrada, se observa difícil, sobre todo porque en la mayoría de los asesinatos contra periodistas que se han registrado en Veracruz, en los últimos cinco años, el común denominador es la falta de resultados en cuanto a las indagatorias.

Por otro lado, llama la atención el tono del comunicado de prensa emitido por el gobierno del estado, que se apresuró a aclarar que la víctima era funcionario municipal, omitiendo su otra actividad, la de reportero, por la que era muy conocido en la zona de Poza Rica.

Por supuesto, la intención evidente del gobierno estatal es evitar que se recuerde el estigma que pesa sobre la actual administración en cuanto a las frecuentes agresiones y los atentados y homicidios cometidos contra los trabajadores de los medios de información.

En ese sentido, habría que decir que el caso de Regina Martínez, cuyos resultados de la investigación no dejaron satisfecho a un amplio sector del gremio y de las organizaciones ciudadanas, fue probablemente el primero de una muy larga cadena de agresiones contra periodistas en la entidad.

Lo cierto es que en Veracruz ya casi se perdió la cuenta del número de atentados contra la prensa; esa es, en términos muy generales, la percepción que existe en el entorno nacional e, incluso, internacional, sobre la entidad gobernada por Javier Duarte de Ochoa, cuyo gobierno ha sido incapaz de garantizar la seguridad de quienes se dedican a este oficio.

Larga cadena de agresiones

Los 18 periodistas muertos en este periodo son una muestra de la magnitud del problema y ello ha generado que la presente administración sea referente nacional e internacional en cuanto a las agresiones contra la prensa. En la lista aparecen nombres como Noel López Olguín, de La Verdad y Noticias de Acayucan; Miguel Ángel López Velasco, Milo Vela, de Notiver; Misael López Solana, también de Notiver; Yolanda Ordaz de la Cruz, del mismo medio; Regina Martínez, del semanario Proceso; Víctor Manuel Báez Chino, de Reporteros Policiacos; Gregorio Jiménez de la Cruz, de Notisur; Octavio Rojas Hernández, de El Buen Tono; Moisés Sánchez Cerezo, de La Unión; Anabel Flores Salazar, de El Buen Tono; y ahora, Manuel Torres.

Por otra parte, debido a ese y otros siete casos registrados en Poza Rica durante la semana pasada, nos comentan desde ese municipio del norte veracruzano que estos son días de preocupación, tensión, incertidumbre y miedo.

Los periodistas que ejercen en esa zona nos comentan que desde muy temprano, literalmente, se encierran en sus domicilios; es decir, salen a buscar la información y, en ocasiones, ni siquiera acuden a las salas de redacción.

El miedo y la intranquilidad se respiran en Poza Rica luego de una semana que se convirtió en un verdadero baño de sangre. @luisromero85