El reporte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre el desplazamiento forzado interno en nuestro país revela el grave problema de la delincuencia en el ámbito nacional y particularmente en cuatro entidades donde la población opta por abandonar sus propiedades, sus casas y sus raíces para buscar tranquilidad y seguridad, en pocas palabras, para sobrevivir.

En su informe especial sobre dicho fenómeno, la CNDH se refiere al caso específico de Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua y Veracruz, que registran los más altos niveles de desplazamiento forzado.

En la entidad veracruzana se habla, oficialmente, de mil 131 casos de personas que han emprendido el éxodo, que huyen del estado, principalmente por motivos relacionados con la inseguridad y la delincuencia.

Por si fuera poco, el fenómeno se complica aún más, debido a que no existen políticas públicas en materia de atención a personas desplazadas, alerta la CNDH.

En el contexto global, la agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados indica que el desplazamiento forzado supera los 51 millones de personas, considerando a los refugiados, a los solicitantes de asilo y a los desplazados internos; por supuesto, esos números son resultado, en la mayor parte, de los conflictos bélicos; sin embargo, también hay casos de países, como México, que sin enfrentar esos problemas, contribuyen a las estadísticas a partir de sus preocupantes índices delictivos.

En el caso mexicano, la CNDH estableció que casi 35 mil 500 personas han sido obligadas a dejar sus propiedades y sus lugares de residencia; de esa cifra, casi 32 mil casos obedecen a problemas de inseguridad y delincuencia; es decir, una abrumadora mayoría. Se trata, sin embargo, de estadísticas sumamente conservadoras; hay otras fuentes, como el Centro de Vigilancia de los Desplazados Internos, que ubica la cifra en más de 281 mil personas.

Por cierto, esa organización indica que el gobierno mexicano no reconoce oficialmente el desplazamiento interno, cuyas principales causas, estableció, se ubican en la violencia ligada al narcotráfico.

Tomando en cuenta las estadísticas oficiales, las que reconoce la CNDH, existen estados en el territorio nacional que podrían considerarse como casos dramáticos, como el de Tamaulipas, que con más de 20 mil víctimas concentra casi al 60 por ciento de los desplazados nacionales; en esa entidad, lugares como Ciudad Mier se convirtieron en pueblos fantasma.

Recordamos que Mier, ubicado en la zona fronteriza, registró, a principios de la presente década, el abandono de una parte importante de su población, que optó por dejar su lugar de residencia ante los problemas derivados de la presencia y operación de bandas delincuenciales.

En cuanto a Veracruz, el único punto del territorio estatal que fue considerado como foco rojo por parte de la CNDH es Cosamaloapan, en la Cuenca; sin embargo, existen otros puntos de la geografía veracruzana, sobre todo en el norte y sur de la entidad, que también registran dicho fenómeno.

Lamentable, pero de acuerdo con el citado reporte Veracruz se encuentra en cuarto lugar de las entidades con más personas víctimas de desplazamiento interno forzado, por encima de estados que por años se han caracterizado por los elevados índices delictivos o por la operación de bandas criminales, como Sinaloa o Michoacán, por ejemplo.

Las cifras alegres del empleo

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Inegi, dio a conocer el pasado fin de los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, correspondientes al primer trimestre del presente año.

En el ámbito nacional destaca un ligero avance, con relación al mismo periodo de 2015. Ahora, México tiene 50.8 millones de personas que se encuentran ocupadas; esto es, 973 mil más que en el primer trimestre del año anterior. La subocupación llegó a 4 millones de personas; es decir, una tasa de 7.9 por ciento respecto a la población ocupada.

En cuanto al desempleo, éste se ubicó en cuatro por ciento (2.1 millones de personas) de la población económicamente activa, lo que también representó un avance respecto al año anterior, dos décimas.

Veracruz no presenta, de acuerdo con Inegi, malos números: hay casi 31 millones de personas con empleo y poco más de 115 mil desocupados. Aquí, la tasa de desocupación es de 3.7 por ciento, ligeramente mejor que el promedio nacional, que es de 4 por ciento. La ocupación parcial y la desocupación son en Veracruz de 7.8 por ciento, mientras en el contexto nacional llega a 10.2.

Por otro lado, la tasa de informalidad laboral en todo el país se ubicó en 57.4,  mientras en la entidad veracruzana fue de 69.7.

Sin embargo, al margen de los buenos números que reporta el Inegi para Veracruz en cuanto a las cifras del empleo, la percepción entre la población de las regiones de la entidad es muy diferente, porque cada vez son más frecuentes las quejas del sector empresarial por una economía deprimida y a punto del colapso; la industria de la construcción es un ejemplo de la dimensión de la crisis,  no hay contratos de obra y los adeudos asfixian a dicho sector. @luisromero85