Fue un reclamo generalizado desde la etapa de selección interna de partidos y coaliciones de sus candidatos a la gubernatura: Que sean campañas de propuestas, que se deje a un lado la diatriba, la calumnia, la injuria.

Un recorrido por las redes sociales (convertidas en un chiquero globalizado) nos permite constatar que nadie acató la petición de la ciudadanía. Los candidatos y sus estrategas suponen que jugar limpio es pecar de p… ingenuo.

Y no es que los candidatos (la gran mayoría) no tengan propuestas para mejorar a Veracruz. Casi todos las difunden durante sus actos proselitistas, y dejan a operadores subterráneos que se hagan cargo de la guerra sucia.

El único que demuestra cierta coherencia entre lo que dice y lo que hacen sus operadores, es Miguel Ángel Yunes, abanderado de la alianza PAN-PRD. Su campaña está enfocada en denostar al gobierno estatal y a su gran enemigo, el exgobernador Fidel Herrera, y no sólo lo hace mediante filtraciones y trascendidos, sino que lo incorpora como tema central en sus discursos.

A él, no le importa que Veracruz avance. Él lo que quiere es venganza y así lo declara abiertamente en sus apariciones públicas. Yunes Linares es de los que piensan que diciéndole «ladrón» un millón de veces a Javier Duarte, se provocará que la población en general le endilgue el mismo adjetivo a Héctor Yunes, por el hecho de pertenecer al mismo partido.

Héctor Yunes, mientras tanto, recorre la entidad desglosando, uno a uno, los temas de mayor trascendencia para la entidad y planteando opciones de solución a corto plazo (obligado por el breve período por el que compiten).

El punto de conflicto está en las denuncias en redes sociales (otra vez ese chiquero virtual) sobre presuntas estrategias fraudulentas para favorecer al candidato de la alianza «Para Mejorar Veracruz».

El propio Yunes Landa se ha deslindado de cualquier acción de «tontos con iniciativa» que suelen presumir que poseen gran capital político y no saben ganarse los votos de otra forma que no sea mediante la coacción.

Héctor Yunes y sus estrategas entienden que en esta campaña no sólo tienen que enfrentarse a la campaña de lodo de un especialista como su primo hermano Miguel Ángel Yunes Linares, sino que, además, deben sobreponerse a un marcado deterioro de la marca que lo representa: El PRI.

Su plan de campaña ha estado enfocado a privilegiar la imagen del candidato, su trayectoria sin mácula, para no ser visto como «otro candidato del PRI», una expresión que hoy resulta agraviante.

En esa dinámica, es de llamar la atención el programa denominado «Estructura 10», que se ha dedicado a crear una marca de identificación dirigida a sectores de la sociedad que no participan en ningún partido u organización política.

Con este esquema se ha generado una red de promoción del voto entre ciudadanos que dan la cara y manifiestan abiertamente su decisión de apoyar a Héctor Yunes Landa.

El objetivo original de «Estructura 10», que coordina Cuauhtémoc Velázquez Martínez, fue captar 40 mil votos reales, de ciudadanos sin partido, que acudirán el 5 de junio a las 10 de la mañana a depositar su voto a favor de Héctor Yunes. Sin embargo, esa cifra podría ser superada, pues cuando faltaba aún un mes de campaña, ya llevaban captados más de 31 mil veracruzanos comprometidos con este movimiento.

Es así, en la promoción directa y personal del voto, como se construye una campaña limpia, ajena a las trampas por todos conocidas y, por lo tanto, ineficaces.

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