Desde hace mucho tiempo se conocía esa receta. Se aplicaba, esencialmente, en aquellos casos de infidelidad marital: «Niégalo todo. No importa si la evidencia te delata completamente, aquí el punto es negarlo hasta el final. Inventarte cualquier cosa que pueda involucrar a alguien más, menos a ti».
Quizá no fue el primero, pero sí el que más eficaz uso le ha dado a dicha fórmula. Andrés Manuel López Obrador ha transitado por la política mexicana con un disfraz de «honesto e incorruptible» que en muchas ocasiones lo ha metido en problemas. Su solución mágica en esos aprietos ha sido declarar que todo se trata de «un compló» orquestado por «la mafia en el poder».
Juan Ignacio Zavala es hermano de Margarita Zavala (la esposa del ex presidente Felipe Calderón y hoy aspirante a relevar a Enrique Peña Nieto en el 2018). Fue jefe de prensa de la PGR durante el gobierno de Ernesto Zedillo y vocero del PAN. Participó en el equipo de Ernesto Cordero en la contienda interna por la candidatura presidencial y más tarde se incorporó a la campaña de Josefina Vázquez Mota.
En forma cotidiana escribe un artículo de opinión en el periódico Milenio. Su más reciente colaboración la intituló «La semana del estiércol». Ahí explica que dicho término (estiércol) lo aplica para definir «la información obtenida por métodos poco escrupulosos» y que tiene que ver con «alguna mentira en el desempeño de alguna función pública u ocultamiento de cuentas, propiedades o acciones en el pasado de algún candidato».
Aclara que a eso se le conoce también como «campaña negra». Una vez más el caso de Veracruz fue utilizado como ejemplo. Ahora para mostrar la eficacia de esos métodos:
«Por múltiples lados han salido las propiedades del candidato panista en Veracruz, Miguel Ángel Yunes. Su caso ha llegado incluso a la televisión —quien piense que la televisión ya no importa, está absolutamente perdido—. Departamentos por todos lados. A la pregunta de las propiedades el candidato contesta que en Veracruz no hay medicinas. Hay que recordar que hace apenas unas semanas el panista encabezaba holgadamente las encuestas, ahora va empatado».
La primera señal de que Miguel Ángel Yunes Linares había perdido el respaldo de los veracruzanos fue la encuesta publicada por el periódico Reforma, en la que se establecía que había un empate técnico entre los primos hermanos Miguel y Héctor Yunes.
Cuando surgían voces tratando de desvirtuar tales cifras, el periódico El Universal dio a conocer su propio estudio de opinión sobre las elecciones en Veracruz. ¿El resultado? El mismo: Una caída estrepitosa del abanderado del PAN-PRD, quien ya fue alcanzado, apenas en el primer mes de campaña, por el abanderado del PRI, Héctor Yunes Landa.
En opinión de Pablo Hiriart, analista del periódico El Financiero, el problema de Miguel Ángel Yunes está en la incongruencia entre su discurso y sus antecedentes:
«No se puede hablar de una alternancia sana cuando se quita a un malo para poner uno peor. La fortuna de Miguel Ángel Yunes, que no ha desmentido, contrasta con el impulso a la lucha anticorrupción que dicen dar PAN y PRD en el Senado. ¿Quieren limpieza? Excelente. Se los aplaudimos. Pero empiecen por casa para creerles».
La estrategia del equipo de Héctor Yunes ha tenido éxito precisamente porque ha hecho especial énfasis en la falta de congruencia de su más fuerte competidor.
Aunque aún falta todo un mes y los candidatos pueden hacer ajustes en sus campañas, la tendencia a la baja por parte de Miguel Ángel Yunes luce muy pronunciada y será difícil que la pueda revertir.
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