Los analistas políticos de la Ciudad de México están viendo con mucha atención el desarrollo de las campañas en Veracruz y, sobre todo, los resultados de las encuestas aplicadas para conocer las preferencias electorales.
Mientras para algunos, como el director de Excélsior Pascal Beltrán del Río, la victoria de Miguel Ángel Yunes Linares ya está cantada, para otros, como Alejandro Aguirre Guerrero, de El Universal, la moneda está en el aire y ninguno de los Yunes puede asegurar su victoria, porque ésta se definirá en la semana previa a los comicios.
Llama la atención que, de los 12 estados en que este año habrá cambio de gobierno estatal, el de Veracruz llame poderosamente la atención, no solo por la posibilidad real de que inaugure el 5 de junio la alternancia política, sino porque los resultados en las urnas tendrán efectos impredecibles en la elección presidencial de 2018, por el número de votantes registrados en el Padrón Electoral del INE en la entidad.
En efecto, este 5 de junio las fuerzas políticas se enfrentarán por gobernar los estados de Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
En cinco de esas entidades que este año cambiarán huésped en sus palacios de gobierno, no ha habido alternancia política: Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, y aunque este último es el más importante en términos electorales, el fuego de la derrota priista se acerca peligrosamente en Veracruz y Quintana Roo, que coinciden por la gestión de dos mandatarios priistas que han convertido en un desastre sus finanzas públicas y son acusados de corrupción y autoritarismo.
Lo cierto es que, pese a su brevedad, las campañas están muy verdes y las encuestas no reflejan aún varios factores: uno de ellos, la guerra sucia cruzada entre los Yunes, Miguel Ángel y Héctor, que se recrudece con acusaciones de corrupción, que tendrán efectos negativos para cualquiera de los dos; y otro, el efecto político de la intensa campaña que Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional de Morena, ha realizado por territorio veracruzano para apoyar a su candidato, Cuitláhuac García Jiménez, único de los siete que no acudió al debate organizado por Olmeca-TV en Coatzacoalcos, donde se dieron con todo los denominados punteros.
¿Dobló las manos el PRI?
Según Pascal Beltrán del Río, de Excélsior, tan grave está la situación de Héctor Yunes en las encuestas que la propia dirigencia nacional priista ha doblado las manos y se enfoca a ganar las elecciones en Oaxaca y Sinaloa y en apretar las tuercas en Puebla donde se señala un empate técnico. En estas tres entidades, el PRI recuperaría las gubernaturas, mientras que estarían contemplando la posibilidad de perder no solo Veracruz sino también Tlaxcala.
Señala que, a mes y medio de los comicios, sería enorme la tarea para remontar los nueve puntos de diferencia favorable al candidato del PAN-PRD. “Aunque es seguro que públicamente diga que aún está peleando Veracruz, es cada vez más claro que la dirigencia priista [se refiere a la nacional] ha bajado las manos en esa entidad para concentrarse en otras”.
Incluso asegura que empeñarse en ganar Veracruz le traería al PRI más desventajas que ventajas: “Quien tome las riendas del estado el próximo 1 de diciembre tendrá apenas dos años para revertir la inseguridad y otros males que padece Veracruz”.
Por su parte, Alejandro Aguirre Guerrero, de El Universal, señala que la decepción en la opinión pública veracruzana hace que la volatilidad de las preferencias electorales sea el pan nuestro de cada día. “En un fenómeno particular, las noticias en los medios de comunicación nacionales están moviendo las simpatías en Veracruz, de tal manera que por momentos el candidato de la alianza que encabeza el PRI, Héctor Yunes Landa, escala algunas décimas de puntos, ocurriendo un día después lo mismo con su adversario, Miguel Ángel Yunes Linares”.
Y es que en ambos casos, señala el analista, los candidatos están marcados por las noticias escandalosas, sea en torno al gobierno estatal priista o a la familia del candidato azul. “Cada mala noticia de Veracruz en seguridad o finanzas que deciden replicar los medios nacionales, afecta las simpatías hacia Yunes Landa, pues no deja de ser, por mucho que intente marcar distancia, el candidato del partido en el poder. Sin embargo, Yunes Linares también se ha vuelto atractivo como sinónimo de escándalo nacional, más ahora con la aparición de su hijo en los nombres del “Panamá Papers”, situación que en un estado lastimado por la corrupción, incide directamente en el voto”.
Y concluye: “Se lo garantizo, la elección en Veracruz se ganará en la semana previa al 5 de junio, en gran medida por la influencia de los nacionales en el ámbito estatal; también por la pericia de los Yunes para aprovechar los escándalos que vayan apareciendo hacia cada uno”.
¿Qué hará la diferencia?
A más de dos semanas de comenzar las campañas, los candidatos y los partidos que los postulan están echando mano de estrategias distintas con vistas a los comicios del 5 de junio: unos privilegian el efecto mediático, otros el trabajo a pie de tierra y unos más fortaleciendo ambos aspectos.
El partido de Andrés Manuel López Obrador ha privilegiado el contacto directo con sus bases y simpatizantes, aprovechando el atractivo de la figura del tabasqueño, lo que se vio reflejado en las masivas concentraciones que encabezó junto con el candidato a gobernador Cuitláhuac García Jiménez, quien ha sido criticado acremente por no haber asistido al debate de este lunes en el sur de la entidad, que le hubiera dado un buen nivel de promoción mediática gratuita.
En efecto, a Morena no le interesa mayormente la exposición en medios de comunicación, lo que no quiere decir que no lo haga. En los días de su campaña, Cuitláhuac ha preferido que solo su equipo de prensa lo acompañe para evitar que la presencia de reporteros, fotógrafos y camarógrafos afecte su comunicación con la gente, y es posible que todavía le cueste trabajo lidiar con los periodistas, lo que explicaría su negativa a acudir al primer debate hecho y derecho.
Miguel Ángel Yunes Linares, por su parte, ha trabajado muy bien el aspecto de los medios de comunicación y las redes sociales, lo que le ha permitido hacer eco a sus constantes denuncias en contra del gobierno estatal y de su principal contrincante, Héctor Yunes Landa, en una estrategia que seguirá fortaleciendo porque busca afanosamente el voto abierto, el de los sin partido, el de la población que ha mostrado su hartazgo por la corrupción, la inseguridad y la falta de oportunidades.
Y lo hace porque, para su desgracia, tanto en el PAN como en el PRD se han generado múltiples fricciones y fisuras que se van a reflejar seguramente a la hora de la verdad. La alianza con el PAN por parte del PRD ha hecho que muchos perredistas estén pensando en la opción que le ofrece Morena, mientras que tanto su postulación como la de los candidatos a las diputaciones locales de la alianza que encabeza ha hecho crisis tanto en perredistas como en panistas, lo que le puede redundar en un voto de castigo en ambas agrupaciones.
En el caso de Héctor Yunes Landa, tanto su equipo de campaña como la estructura territorial y sectorial del PRI están trabajando en ambos frentes: el mediático y el del fortalecimiento de la organización de sus dirigentes y de su tradicional voto duro.
Aunque es Héctor Yunes el que aparece en los medios exponiendo las propuestas de su candidatura, enfrentando los debates con sus contrincantes, en especial con el candidato PAN-PRD, detrás de él se observa un intenso trabajo del dirigente estatal priista, Amadeo Flores Espinosa, aceitando toda la maquinaria electoral y de movilización que había estado exangüe en anteriores dirigencias.
En efecto, antes de la entrada de Amadeo, el PRI veracruzano priorizó el fortalecimiento del equipo duartista, mientras se alejaba de las dirigencias tradicionales (las que han mostrado su efectividad en los procesos electorales) y de las bases, que empezaron a mostrar un profundo malestar por haber sido desplazados en favor de líderes jóvenes e inexpertos, inclusive de otros partidos, a quienes se les dio trato preferencial tanto en el partido como en el gobierno y en los puestos de elección popular.
De manera que la elección no está librada aún, y habrá que esperar cómo se comporta el electorado de aquí al 5 de junio.
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