Un flor de arce viajó de Italia hasta a Xalapa, aquí soltó semillas que fueron creciendo y multiplicándose, tres generaciones después nació un árbol de madera sonora con vocación de instrumento de arco pero tuvo que volver al viejo continente para pulirse y nutrirse de la sabiduría de los antiguos para prodigarla, después, en estas tierras. Y el árbol fue violín y vihuela y viola da gamba y viola d’amore. Más o menos esa es la historia de Nahum Landa, cotizado laudero xalapeño que ha desentrañado todos los misterios de un oficio que inició en el taller de su abuelo.

De tal palo, tal cejilla

Yo nací en Xalapa, soy hijo de un carpintero ebanista y pariente de escultores que, casi todos, normalmente trabajan con madera.

Foto: Nahum Landa
Foto: Nahum Landa

Mi abuelito, también carpintero, hacía instrumentos musicales folklóricos, además tocaba el violín y había hecho violines. Él aprendió de su suegro, mi bisabuelo materno, inmigrante italiano que llegó acá, era ingeniero en demoliciones, él fue el que dinamitó Texolo, ahí perdió un brazo y allí murió. Él llegó de Italia con este grupo de italianos de Chipilo, Puebla, se vino para acá a trabajar en esa hidroeléctrica, se vino con su hija, ella conoció a mi abuelo y se casaron. Mi bisabuelo, como hobby, hacía ebanistería y violines
Mi abuelo era músico ambulante, él tocaba el violín, su hermana la jarana y su otro hermano el instrumento que llaman tololoche; iban tocando de pueblo en pueblo en la Sierra de Misantla. Cuando se casó con mi abuela empezó el aprendizaje de lo que hacía mi bisabuelo, con él aprendió cosas de ebanistería y a hacer instrumentos musicales.
Mi padre y todos mis tíos aprendieron carpintería y, como parte de la tradición, también mi generación pasó por el taller. A mí todavía me tocó vivir con mi abuelo, de hecho era con él con el que trabajaba. Hacía muebles y había gente que lo conocía y llegaba a pedirle a jaranas, guitarras y como yo era el chalán, me fui adiestrando en la construcción de instrumentos folklóricos, obviamente nunca hicimos ningún violín.

En la casa del laudero, diapasón de palo

Tiempo después entré a la universidad y estando ahí supe que existía un taller de laudería, aquí en Xalapa, que pertenecía a la Universidad Veracruzana. Era un tallercito para asistir a la Orquesta [Sinfónica de Xalapa], no era un taller-escuela pero te daban chance de trabajar. Por accidente fui a caer ahí y resulta que el encargado del taller había aprendido a trabajar las herramientas de carpintería con mi familia, estuvimos platicando y me dijo si te interesa, vente para acá. Además de estar en la universidad, me daba tiempo para irme a trabajar un ratito ahí y pude hacer dos violines, cuando los vio me dijo:

Viola de 39 cms. de caja en proceso (Autoría y foto Nahum Landa)
Viola de 39 cms. de caja en proceso (Autoría y foto Nahum Landa)

-Oye, ¿por qué no estudias esto?
-¿A poco hay escuela? (yo no sabía que existía una escuela especializada en instrumentos musicales)
-Sí, claro, en Cremona, Italia, donde yo estudié, si quieres mandamos una carta para que pidas chance de presentar examen y vemos qué sucede
Ni lo pensé, total, ¿qué podía perder? Mandamos la carta y, sorpresa, a los dos meses me respondieron que sí, que me invitaban para hacer el examen.
En ese momento lo vi muy difícil, imagínate, era estudiante en esos tiempos y me era imposible conseguir dinero para un boleto de avión pero este mismo laudero me dijo:
-Vende tus violines
-¿Habrá quién me los compre?
-Sí, claro
Me contactó con músicos, vieron los instrumentos, los probaron y me los compraron, y me alcanzó justo para el boleto de avión.
Estaba yo en la disyuntiva: ¿qué hago?, ¿dejo la Universidad Veracruzana y me voy para allá o terminó acá y después me voy? Pues mira, el hecho de pensar irme para Europa me ganó, además porque era Italia y de ahí viene mi familia entonces no tomé en cuenta todos los inconvenientes que había en ese momento, tomé en cuenta nada más la opción de irme a estudiar allá y más porque la escuela me daba la oportunidad.
Después vinieron los problemas de los papeles: traducirlos, legalizarlos. Ahora que lo pienso, sí es un lío hacerlo pero en aquel entonces, con las ganas de irme, no se me hacía difícil nada, inclusive con poco dinero me trasladaba a hacer los trámites al DF.

Por cielos y mares, yo volaré

Después vino la última ayuda que le dieron aquí en México. Para irte a estudiar a Europa tienes que ir con una visa de estudiante, antes se podía ir sin llevarla pero estabas a expensas de que te agarrara la policía y te deportara, así estudiaron muchos, inclusive este mismo laudero estuvo así, a los brincos entonces yo dije pues me voy como todos pero, en una visita que hice a mis familiares inmigrantes italianos que viven en Chipilo, le platiqué a mi tío que me iba a ir a estudiar, él es muy lúcido en esto de los papeleos porque era el encargado en Chipilo de hacer los trámites para las visas, para las dobles nacionalidades y todo eso, y me dijo:

Foto: Nahum Landa
Foto: Nahum Landa

-¿Te vas a ir a estudiar?
-Sí, ya tengo el documento de la escuela en el que me aceptan, nada más tengo que hacer el examen pero es nada más práctico y yo sé trabajar la madera, no me cuesta trabajo. No me piden el idioma porque allá me lo van a enseñar
-Ah, bueno, pues entonces vete al consulado a la Ciudad de México y entrevístate con el cónsul, yo le voy a hablar en estos días para que te reciba
Fui y me entrevisté con la vicecónsul, con la cual no había hablado mi tío. Me dio los requisitos y, obviamente, no los cumplía porque para que me dieran la visa de estudiante tenía que ir a Italia a presentar el examen, regresar a hacer los trámites y volver a irme. Yo nada más tenía un boleto de avión, no tenía para ir y regresar. Me quedé un poco consternado pero en ese momento llegó el cónsul, yo había pedido hablar con él, me pasaron y me dijo:
-A ver, préstame tu pasaporte
Se lo entregué y me dijo:
-Bueno, vente en la tarde por tu visa
-¿Así, tan fácil?
-Sí, vamos a evitarnos todo el protocolo porque conozco a tu tío, sé de dónde es tu familia, es más, tú podrías solicitar la nacionalidad a través de tu papá, él es tercera generación de italianos, puede obtener la nacionalidad como descendiente de inmigrantes, si lo hace, tú automáticamente la obtienes (le dije a mi papá pero nunca le interesó)
Me dieron la visa, fui el único estudiante de laudería que llegó a Italia con visa de estudiante y sin haberse inscrito en la escuela entonces la cosa me era más fácil porque ya no tenía que preocuparme por la policía y podía trabajar en abierto, sin tener que esconderme.

A gonfie vele

Llegué a Italia con 150 dólares en la bolsa, yo decía para cuatro años está bien, me va a alcanzar (risas) pero vino una sucesión de eventos muy interesante. Cuando llegué había algunos mexicanos estudiando laudería y ellos me contactaron con el medio, me explicaron cómo estaba la situación, uno de ellos me consiguió un empleo cuidando perros en una perrera privada, era lo que había, había que hacerlo y así me fui empezando a meter en el ámbito laboral negro, porque era trabajo negro, obviamente, pero eso me valió para, atinadamente, comenzar a comprar herramientas y madera.

Viola de 40 cms. caja armónica mod. Guadagnini (Autoría y foto: Nahum Landa)
Viola de 40 cms. caja armónica mod. Guadagnini (Autoría y foto: Nahum Landa)

Vivía en un departamentito muy escueto, apenas con un calefactor, una cama, una mesa y la cocina, era lo único que tenía pero no me preocupa eso, lo que quería era ya empezar a hacer instrumentos porque para eso había ido, y tuve la oportunidad de trabajar con maestros de la escuela en sus talleres y con otros lauderos que, bien o mal, eran conocidos porque habían venido a México y habían visitado el taller de acá, ahí los conocí y cuando llegué allá los contacté y me dijeron hazte un violincito, tarde o temprano habrá quien lo quiera comprar. Y así hice dos violines antes de entrar a la escuela, pude vender uno y con eso ya tenía más valor para arrancarme.
Mis expectativas eran bajas, yo pensé bueno, pues voy a empezar y hasta donde llegue, si no se puede pues ni modo, ahí se habrá terminado todo, tengo el boleto de regreso pero todo se fue dando. Entré a la escuela con un poco de dinero por el violín que vendí y en las primeras vacaciones de verano que tuve, unos compañeros de la escuela, alemanes, me invitaron a ir a Alemania. Para ese entonces ya había hecho otro violín, otra vez tenía dos violines y les dije:
-Oigan, ¿me puedo llevar los violines para ver si los vendo?
–Sí, allá vamos a ver a los músicos y a los lauderos
Y sí, estos muchachos me ayudaron, fuimos a ver a unos maestros de música que querían un instrumento, uno de ellos compró uno y el otro, un laudero, no pagaban mucho pero para un estudiante sin dinero era muchísimo y así regresé de vacaciones con dinero.
La escuela empezó, yo, afortunadamente, llevaba unas bases de trabajo manual muy buenas porque aprendí con la familia a trabajar la madera, me era muy natural y fácil, y allá me tocó un maestro muy bueno que me permitió que siguiera mi ritmo, los demás hacían una pieza en cierto tiempo, después la otra pero yo era casi hiperactivo y hacía las cosas rápido porque sabía trabajar la madera. Él me contrató para que trabajara en su taller en las tardes, me pagaba y me dio ciertas canonjías, permitió que yo trabajara en la escuela al ritmo que yo creyera pertinente.

Strumenti d’amore

Para aprobar la carrera te piden un cuarteto (dos violines, viola, y violonchelo) y un instrumento de investigación. En dos años hice el cuarteto y el maestro me dijo bueno, vámonos con la investigación, es ahí donde entré al campo de instrumentos antiguos.

Viola modelo Cappa (Autoría y foto Nahum Landa)
Viola modelo Cappa (Autoría y foto Nahum Landa)

Hay una exposición y un concurso internos en la escuela sobre investigación y los dos años lo gané con dos instrumentos antiguos, hice una vihuela renacentista y un violín de formato barroco incrustado con ébano y marfil. Eso implicó más dinero porque los premios son en efectivo entonces ya no andaba yo tan mal, tenía para mis gastos, para pagar la renta, para comprar material y alcanzó para llevar a mi hermano, a los dos años me lo llevé, también es laudero, vive aquí en Xalapa.
Para entonces ya tenía resueltos los ingresos, no habría problema. Después hubo otras cosas que funcionaron bien, yo siempre he sido deportista, jugaba fútbol, allá empecé a jugar con un equipo de la zona y me pagaban por jugar entonces yo no sufrí nada. Cuando me iba a ir todo mundo me decía está difícil, se pasa mucho frío en invierno por no calentar mucho por el gasto del gas, se pasan hambres, etc. pero a mí no pasó nada de eso, tuve un excedente de dinero bastante bueno.

Ilha Formosa

Después de terminar la escuela seguí con los concursos de laudería y andaba yo en buenos lugares, no andaba tan mal y resultó que a un empresario taiwanés le gustaron mis violines y empezó a buscar mi nombre en la lista de lauderos que hay en Cremona, me contactó y me llamó:

Nahum Landa en su taller (Foto tomada de su muro de Facebook)
Nahum Landa en su taller (Foto tomada de su muro de Facebook)

-Oye, me interesa tu trabajo, te voy a comprar un violín pero quiero otra cosa, quiero que te vengas a trabajar conmigo a Taiwán pero quiero que te vengas ya, en este momento
Yo estaba a seis meses de terminar la escuela y le dije:
-Ya me pasé la mayor parte del tiempo aquí, déjame terminar la escuela y con todo gusto
-Bueno, vamos hacer esto, vente en las vacaciones de verano y de invierno, vas viendo el lugar, te vas adaptando y todo eso para que, cuando ya estés listo, firmamos el contrato y te vienes
-Perfecto
Estaba terminando la escuela y cada vez que tenía vacaciones me iba para allá. No era un mundo de laudería muy avanzado pero sí llegaban instrumentos de todos lados porque compraban en todo el mundo, eso me llamó la atención, dije voy a ver cómo trabajan en todas partes del mundo en un solo lugar y, además, quiero conocer el oriente. Terminando la escuela me fui a trabajar a Taiwán tres años.

SEGUNDA PARTE: El que a buen árbol se arrima…

TERCERA PARTE: El inventor de sonidos

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