Mutatis  Mutandis

Por Rafael Arias Hernández.

Veracruz más cerca de Perú, y no por el glorioso pasado prehispánico, sino por el  degradante e ineficiente presente político-gubernamental.

La ventaja, por el momento, la llevan los sureños,  familiares y seguidores de Fujimori quién llegó al gobierno apoyado por el voto, para terminar encarcelado, por su delictivo desempeño oficial.

Juzgado y condenado, entre otros delitos,  por abuso de autoridad, corrupción y desapariciones forzosas, Ahora, a través de su hija y representantes de confianza, puede volver al  control del gobierno.

Por acá en la Aldea, la desventaja frente a los peruanos es notoria y la impunidad inocultable. No hay responsables, ni culpables; mucho menos procesados y sentenciados.

Versión oficial de “todo va bien”. Ante aumento de pobreza, hambre e inseguridad; ante injusto crecimiento de la deuda pública, la cuestionada administración oficial y el deterioro o quiebra de instituciones.

Lo grave es que no pasa nada, aunque el daño crece de tamaño,   pues se desaparecen miles de millones de pesos;  reconocidos y en el aire, miles de aviadores; se debe a casi todo el aparato gubernamental, pues no se les paga a dependencias, como la Universidad Veracruzana; y las supuestas obras públicas e inversiones no se encuentran ni para remedio.

Incluso, destaca  como singular ejemplo, el caso de costosa obra, cuyo retraso y lentitud es ya un escándalo: el conocido Hospital pediátrico que, cuando se termine, equipe y ponga  a funcionar, va a tener que cambiársele de nombre,  al de Hospital geriátrico.

Por lo pronto, las circunstancias unen a peruanos y veracruzanos, innumerables actos y actividades de su respectivo circo electoral, abierto en ambos casos, para el entretenimiento y enajenación y, desde luego, para el control del aparato gubernamental.

Pero, en un caso, el de Perú, con segunda vuelta y ex gobernante en la cárcel; y en el de Veracruz, con “mano envuelta” de minoría mayor para intocables y reciclables, que garanticen más de lo mismo. La continuidad de la impunidad.

87 años de lo mismo.

Centrándose en el caso veracruzano, de muchas formas se advierte el riesgo de  fragmentación y proliferación en minorías, por lo regular convenencieras, acomodaticias  y dispuestas a todo para sobrevivir; y también dispuestas a permitir la operación de la delincuencia electoral y a beneficiarse de ella..

Por lo pronto, cuatro aspectos sobresalen al respecto.

Urge  segunda vuelta y también  revocación de mandato; así como,  verdadera y puntual  rendición de cuentas (incluso de partidos políticos y organizaciones sociales, como sindicatos), y la imprescindible evaluación social, de toda actividad gubernamental.

En otras palabras: segunda vuelta o verdadera democracia; revocación o despido anticipado; rendición de informes para fiscalización; y evaluación social para legitimación oficial.

Por lo demás los costosos procesos electorales están llenos de irregularidades, simulaciones y  perversiones.

Inocultable  presencia y acción de la delincuencia electoral, sobre todo la gubernamental que usa y abusa de recursos públicos, personal, instalaciones y equipo oficial, así como atribuciones de las instituciones.

Malo y peor  están sucediendo a Veracruz. Conveniente y oportuno señalarlo, pero para actuar de inmediato en consecuencia, para que la reflexión no se quede sin la imprescindible acción, para convertir el decir en el hacer.

Es inaceptable saber de los problemas,  de su magnitud y duración, de daños y pérdidas, de efectos presentes y futuros. Señalarlos, identificarlos y hasta discutirlos, para llegar a lo mismo, a no hacer nada y cada vez, con mayor frecuencia, pasar de la indiferencia al pretexto y justificación, al encubrimiento y complicidad. “Ahí se va”. “Así es y así se hace”. “…que lo hagan otros, es para los que vienen…”

Preciso empezar por enfrentarlos y atenderlos. Resolverlos en su origen y causa, para que no se conviertan en parte del botín y la oferta política, de la pervertida administración gubernamental y de la abusada o mangoneada esperanza social.

No enfrentar y resolver problemas es grave y condenable, porque lo que se hace es permitir y alentar que aumenten, se compliquen e intensifiquen; además, reprobable apropiarse  oportunistamente de ellos al politizarlos, institucionalizarlos y hasta legalizarlos. Es peor, porque a desatención y  falta de solución,  se suma  simulación,  burocratización y politización de su presencia y multiplicación.

Veracruzanos de aquí, de allá y de todas partes. Pobres, hambrientos, inseguros, marginados, limitados, sacrificados, manipulados, condicionados, son campo de  extensos negocios de clientelismo oficial y partidista, de pobreza, hambre, sed, inseguridad, discapacidad y necesidad que agobian,  sufren y hasta heredan millones y millones de seres humanos.

Pero como los nulos, pésimos o poco favorables resultados de políticas y programas gubernamentales, provocan o incrementan   inconformidad y malestar social; como son notorios daños, pérdidas retrocesos y sacrificios de los veracruzanos; y sobre todo, como es evidente y comprobable el grado de ineficiencia y delincuencia alcanzado, entonces las acciones obligadas, las  actividades urgentes e imprescindibles que todo ciudadano  y organización social responsable debe realizar,  son denunciar y exigir enfrentar y combatir a la delincuencia en el gobierno. Claro que no es fácil deslindarse y enfrentar el problema, es costumbre mejor convertirse en redentor y salvador futuro. Dedicarse sólo a prometer y ofrecer propuestas, para que el olvido y la impunidad tengan su oportunidad.

Pocos candidatos se atreven a incluir en su campaña acciones de congruencia, que son, que marcan la diferencia. La mayoría en la comodidad del rollo del desarrollo.

Imprescindible insistir. La Justicia no está sujeta a veda, incluso la delincuencia electoral debe combatirse y erradicarse antes, durante y después de elecciones. Al no hacerlo, se convierte en costumbre de impunidad.

Por otro lado. La revocación es urgente; y la segunda vuelta, en muchas partes, está probada,

Conveniente legitimar y respaldar un gobierno democrático; o revocarlo, concluirlo y cambiarlo si es perjudicial. No aguantar años, hasta  su conclusión y más daños.

Pero en México hasta la fecha no ha sido posible democratizar más,  por intereses y costumbres prevalecientes. Indispensable avanzar en Justicia y  Democracia.

 ¿Qué obstáculos hay que vencer?

¿Soportar, padecer y hasta premiar a gobernantes  malos, peores y delincuentes?

Perú en su Cuzco. Veracruz en su “Machu…”

*AcademicoIIESESUV@nullRafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez